Ha pasado ya un año desde que tuvimos las primeras noticias del denominado coronavirus SARS-CoV-2 que se ha llevado la vida de más de 2 millones de personas en el mundo (más de 50.000 en España), según cifras oficiales. Todavía recuerdo las primeras sonrisas de muchos al pensar que esto era un caso particular de China, algo inimaginable en Europa y mucho menos, un confinamiento de España.

 

¿Recuerdan el aplazamiento del Mobile World Congress de Barcelona en el mes de febrero? ¿Y la polémica que se generó por esta decisión? Ahora resulta que, según algunas investigaciones, el coronavirus ya estaba con nosotros desde finales de 2019 sin darnos cuenta de su presencia ni tampoco de sus consecuencias.

 

¡Qué ingenuos somos! Y qué grado de desconocimiento e imprudencia tenemos los humanos. Estas pandemias cíclicas nos recuerdan nuestra escasa capacidad de predicción y reacción ante las catástrofes. Nadie avisó de algo parecido o si alguien lo hizo, apenas nos dimos por enterados.

 

El valor del investigador y del científico debería ser más apreciado por la sociedad. Los mandatarios tendrían que fomentar más el estudio y la planificación. Nada de esto ha ocurrido antes de la pandemia. La reacción de las diferentes administraciones ha ido muy por detrás de la velocidad del virus y las consecuencias han sido demoledoras en lo sanitario, lo económico y lo social.

 

Realmente no aprendemos de las diferentes situaciones críticas que nos ha tocado vivir. En estos casos, los más vulnerables son los que sufren las consecuencias al estar más desprotegidos que los demás. Los Gobiernos deben tomar nota de esta situación y tratar que 2021 sea un año de esperanza para todos. La vacuna y los fondos europeos pueden ser el pistoletazo de salida de una nueva carrera para nuestra sociedad y un punto de inflexión para empezar a vencer esta pandemia durante los próximos meses. 

 

El reto es enorme porque ya no es solo una cuestión de salvar vidas sino de establecer un nuevo modelo de sociedad donde no se puede dejar a nadie descolgado. Este virus ha demostrado que afecta a todos por igual. Hay que aprender de los errores e iniciar un camino diferente al que hemos llevado hasta ahora. Está en nuestros manos no volver a equivocarnos. 2021 puede ser un año de esperanza para todos.