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viernes, 06 de marzo de 2020cermi.es semanal Nº 381

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Cuarto de invitados

Rodrigo Leao, músico

“Todo aquello en lo que he participado lo recuerdo con mucho cariño y sigue presente en mí”

Por Esther Peñas

06/03/2020

Rodrigo Leao (Lisboa, 1964) fundó, en 1982, el grupo Sétima Legião, junto con Nuno Cruz y Pedro Oliveira. Tres años después, Madredeus, junto a Pedro Ayres Magalhães. En 1994 se dedicó a su carrera en solitario y desde entonces ha trabajado para cine y televisión, componiendo bandas sonoras (entre otras, París, je t’aime, de Isabel Coixet). Ahora presenta O Método, un disco de estudio que hace el número dieciséis de su carrera.

Rodrigo Leao, músicoLa música, la vida, ¿qué método tiene?
 
Bueno…  hay un método más abstracto, más filosófico que más o menos todos compartimos, pero después hay que buscar otro para intentar concretar algo. Soy poco metódico, pero a veces la falta de método origina uno. Intento buscar las ideas siempre de una manera intuitiva… he tenido mucha influencia del minimalismo, del tango, del pop británico, de la música brasileña y francesa… los últimos tres discos fueron diferentes, uno más electrónico, La vida secreta de las máquinas, otro más clásico, Rodrigo Leao & Orquesta e coro Gulbenkian, y otro muy inglés, el que hice con el cantante australiano Scott Matthew, Life Is Long. Después de esos tres trabajos, me tomé un tiempo, dos o tres años, para encontrar un camino un poco distinto, para ello invité a un productor italiano, Federico Albanese, con el que o había trabajado antes. Dentro de todas las ideas que teníamos cabían unos cuarenta temas, de los que escogimos unos quince y nos pusimos a trabajar con ellos.
 
Este disco suena más infantil que otros suyos, más lúdico…
 
Un poco sí, más o menos, se planteó desde el principio; quería tener un coro juvenil que colaborase, y también le pedí a mi hija pequeña, de 13 años, que grabase algunas palabras, con las que hemos trabajado con el ordenador. Son palabras que fonéticamente son interesantes y suenan bien. Por otro lado, quizás porque soy autodidacta, compongo por lo general temas sencillos, aunque a veces lleven arreglos complejos, eso lo acerca a lo infantil. 
 
El hecho de hacer trabajos instrumentales en su mayoría, ¿puede interpretarse también como una resistencia al mundo en el que vivimos, con su dictadura de la imagen?
 
Rodrigo Leao, músicoPuede ser, sí, no lo había pensado… es cierto que he tenido siempre un componente instrumental muy fuerte, siempre tiendo a componer músicas que transmitan tranquilidad y, de alguna manera, que ayuden a salir de esa realidad de la que hablas, en la que nos bombardean con demasiada publicidad e imágenes. Este trabajo es un poco como si fuera otro mundo posible.
 
Un disco con menos peso de la cuerda y más del piano…
 
Sí, es algo que no ha sido premeditado; durante el proceso pensamos que las cuerdas en algunas músicas no empastaban del todo, y a su vez esto era algo que podía ayudar a marcar algún cambio respecto de los otros trabajos. Ese piano eléctrico me recuerda a un niño mirando al cielo preguntándose por qué estamos aquí, dónde vamos… es un disco más atmosférico, más filosófico, con muchas preguntas sin respuestas.
 
¿Escucha música española?
 
No mucha… conozco a Rosalía y Suso Saiz, al que descubrí hace muy poco pero que me gusta mucho.
 
¿En qué momento el uso exclusivo de lo electrónico pervierte lo que es el concepto de la música?
 
Para mí el uso de la electrónica tiene que ser algo muy sutil y discreto, abusar de ella no me interesa, aunque hay grupos electrónicos fabulosos, como Tangerine Dream o Kraftwerk.
 
En la música, ¿pesa más la parte más irracional o la conceptual?
 
Rodrigo Leao, músicoPara mí, lo más importante y lo que pesa más es la parte emotiva, irracional e intuitiva, sobre todo cuando tratamos de componer algo, después viene una parte más intelectual, de alguna manera, una parte más racional.
 
Ha colaborado con muchos cantantes de distintos géneros. ¿Qué tiene que tener una voz para que le seduzca?
 
Depende de la música. Por lo general, compongo la melodía y, después de estar trabajando con ella un par de meses, de pronto sé que tiene que tener voz, así que pienso en cuál podría encajar. Sí, he tenido la suerte de trabajar con muchos artistas, desde el pop británico, a voces argentinas, compatriotas… eso es algo que, a lo largo de estos más de 25 años de carrera me ha ayudado a no repetirme, a no querer hacer siempre lo mismo. 
 
Más de 25 años después, ¿qué permanece intacto y en qué no se reconoce?
 
Hay muchas cosas que son muy parecidas a cuando las hacía 25 años atrás, por ejemplo, la manera en la que busco la inspiración para componer, a través de viajes, de ir a lugares que me gustan, de rodearme de personas a las que quiero… es cierto que, en este tiempo, son muchos años, he ido aprendiendo muchas cosas de otros músicos, pero no hay nada en lo que, de uno u otro modo, no me reconozca. Incluso en mi trabajo en Sétima Legião o Madredeus, todo aquello en lo que he participado lo recuerdo con mucho cariño y sigue presente.
 
¿Con los años se pierde frescura?
 
No, creo que no… continuo con el mismo entusiasmo que tenía al principio, esa misma la voluntad de explorar… creo que se pierde frescura cuando se está en una banda, por ejemplo con Sétima Legião, pero mi trabajo me lleva a incluir siempre personas nuevas, que te aportan puntos de vista y maneras de trabajar. 
 
Me parece que este disco es un disco de mañana, matinal…
 
Sí, no es nocturno, desde luego, no lo había pensado… pero, ahora que lo dices, es un disco que tiene un amanecer, sí, una esperanza matinal. 
 
Rodrigo Leao, músicoLa industria ¿está fagocitando la música de calidad buscando el producto de consumo?
 
Tengo la suerte, pienso, de hacer lo que quiero sin presiones de los agentes, representantes, sello discográfico… pero sí, desde hace años la industria sólo apuesta fuerte por aquello que pertenece al mainstream. De cualquier manera, mi música no es en absoluto comercial, así que estoy acostumbrado.
 
¿Cuándo se sabe que un disco está terminado?
 
No soy perfeccionista, si lo fuera, sería terrible; cuando empiezo a trabajar no paro hasta que surge un momento en el que siento que algo de lo que ya tengo mantiene cierta unidad. Entonces brota una dirección hacia la que dirigirse. En el caso de este disco, hay músicos que me han ayudado mucho a encontrar el camino, como Nils Frahm, Ólafur Arnalds o Max Richter. 
 
¿Qué palabra, que no sea método, definiría este trabajo?
 
Es muy difícil, barajé unos trescientos títulos para este disco. Si no es método… atmosférico.
 
¿Cuánto tiene de sagrado la música?
 
No soy religioso, pero hay una cierta espiritualidad en este trabajo, quizás por ser más introspectivo. Como toda espiritualidad, este disco nos invita a preguntarnos sobre algunas cuestiones, invita a ser fecundos, pero no da ninguna respuesta.
 
La música, ¿cura cualquier cosa?
 
Sí, tiene un lado terapéutico enorme, y del mismo modo que se permite adentre en ti, también te saca de ti.
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