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viernes, 21 de enero de 2022cermi.es semanal Nº 466

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"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"

Entrevista

María del Carmen Millán, directora Centro de Tiflotecnología e Innovación de la ONCE para el boletín del CERMI

“Si no encontramos en el mercado lo que nos piden las personas con discapacidad visual, intentamos diseñarlo nosotros”

21/01/2022

Blanca Abella

Apenas han pasado unos meses desde que asumiera la responsabilidad de este centro tecnológico de la ONCE, pero ya sueña con un futuro mejor en el que todos podamos hacer el mismo uso de un smartphone o un ordenador, por ejemplo. Carmen Millán afirma que es un reto apasionante ver cómo avanza la tecnología, pero también reclama una mayor concienciación del resto de la ciudadanía e instituciones públicas y privadas para que la accesibilidad se cumpla tal y como establece la normativa. Mientras, en el CTI se encargan de solucionar esa carencia de accesibilidad en el día a día de las personas con discapacidad visual.

María del Carmen Millán, directora Centro de Tiflotecnología e Innovación de la ONCE¿Cuál es hoy la prioridad del Centro de Tiflotecnología e Innovación (CTI), así como los objetivos claros y concretos?
 
La prioridad es seguir avanzando en el desarrollo de proyectos que faciliten y mejoren la inclusión de personas con discapacidad visual, ya sea para actividades de su vida diaria, en el ocio y por supuesto a través de la innovación y la tecnología. 
 
Los objetivos giran en torno a desarrollos de software específicos para personas con discapacidad visual, diseño de materiales, análisis, asesoramiento de proyectos … Es un centro que comprende muchas tareas, tanto de trabajo interno como externo, a la hora de trabajar y asesorar en proyectos con entidades externas, porque no podemos quedarnos ni un pasito atrás de las cuestiones en las que la sociedad avanza, así como sensibilizar en la importancia de la accesibilidad.
 
Es un trabajo para facilitar el día a día de las personas con discapacidad visual que al final también redunda en beneficio de todas las personas con discapacidad porque cuando algo es accesible, lo es para todos, incluso para el resto de la sociedad. La accesibilidad no resta, al revés, suma para todos. 
 
En un mundo como el actual, con una revolución tecnológica que no acaba, es más, se acelera constantemente, ¿cómo se logra seguir el ritmo de la innovación y la accesibilidad?
 
Intentamos colaborar con entidades y empresas externas para conocer lo que se desarrolla fuera, tanto en el ámbito nacional como internacional; también se participa en ferias y allí conocemos otras iniciativas y aportamos nuestro granito de arena. No son cuestiones incompatibles, sino complementarias.
 
¿Quiénes son los aliados del CTI, además de los usuarios?
 
Los beneficiarios de los servicios son las personas afiliadas a la ONCE y contamos también con otros servicios de ONCE como aliados, como son la Educación, Juegos, Ocio… Trabajamos en proyectos transversales para todas las áreas y por supuesto con Fundación ONCE e Ilunion y con entidades como pueden ser el CERMI, o entidades públicas y empresas privadas que llegan al Grupo Social ONCE e intentamos asesorarles. Tenemos diferentes canales para sugerencias o propuestas externas o incluso desde la propia ONCE, los usuarios pueden hacer llegar sus opiniones y sugerencias.
 
La universidad también es un aliado, de hecho, tenemos una cátedra con la Universidad Complutense de Madrid en la que trabajamos en proyectos de tecnología accesible.
 
El CTI favorece el aprendizaje, adaptando el contenido necesario a estudiantes con discapacidad visual, pero también contribuye a las adaptaciones en los trabajos, en el hogar, cultura... ¿En cuál de estos ámbitos trabaja más o son más requeridos? 
 
El CTI es un centro específico y referente dentro de ONCE y damos soporte transversal a las diferentes áreas, como es la de Educación, coordinamos la parte logística de las adaptaciones y nos encargamos de distribuirlo al usuario o como centro receptor, al igual que hacemos con las reparaciones. Primero se analiza el material de las empresas y si hay una empresa que lo fabrica analizamos si cumple los requerimientos para el colectivo y se incorpora a un catálogo interno, para uso de los afiliados, pero si no encontramos en el mercado lo que nos piden, intentamos hacer nosotros ese diseño o prototipo. Hace poco, por ejemplo, hemos lanzado una rueda de multiplicar adaptada con braille y alto contraste, para aprender la tabla de multiplicar en la escuela. En ese catálogo del CTI encontrarán todos los aparatos para actividades de la vida diaria, como relojes, básculas, tensiómetros, termómetros, juegos de mesa… 
 
¿Cómo valora la accesibilidad tecnológica en nuestro país? ¿Se consigue crear una mentalidad más a favor del diseño universal o es todavía una gran asignatura pendiente?
 
Si miramos hacia atrás, se han conseguido muchas cosas, pero queda mucho camino por andar. En cuanto a la accesibilidad tecnológica, las aplicaciones y las webs deben ser más accesibles para todo el colectivo de la discapacidad. El CERMI hace un trabajo fantástico en ese sentido, reclamando esa asignatura pendiente de la accesibilidad, puesto que además ya tenemos una legislación que así lo recoge.
 
Es verdad que cada vez se habla más de usabilidad, de accesibilidad, y que en las formaciones que se dan en las universidades cada vez se incorpora más el tema de la accesibilidad… Pero también cada vez se tiende más a la digitalización o a pantallas táctiles, por ejemplo, en electrodomésticos, que dificulta el manejarlo; aunque por otro lado están los asistentes virtuales, que son una revolución como tecnología fácil de usar y accesible, ahí sí se está consiguiendo un buen avance; hay proyectos que sí piensan en la accesibilidad, como esos asistentes de voz, o la lectura fácil… pero todavía queda mucho.
 
Como directora del CTI, ¿Cuál es su principal trabajo en el día a día?
 
Coordinar, planificar proyectos y equipos, aunque tenemos un director técnico y tres mandos intermedios en cada uno de los departamentos, con los que veo cómo van los proyectos y analizamos hacia dónde tenemos que ir para lograr que las tecnologías que tenemos todos en nuestro día a día sean accesibles, un smartphone, un ordenador… que cada vez la inclusión sea más real, aunque tengamos una tecnología específica para personas ciegas. Solo medio llevo año en este centro y son tantísimos proyectos los que se abordan aquí, que es un reto apasionante e interesante, ver cómo avanza la tecnología.
 
¿Qué la aporta a usted este trabajo y cómo lo valora?
 
Cuando estuve trabajando en el departamento de autonomía de la ONCE, ya veía muchos proyectos relacionados con el CTI, pero al llegar aquí y conocer el gran abanico de proyectos que se llevan a cabo es muy interesante y es un reto, sobre todo, ver cómo los usuarios se benefician de ello, y cómo todos y cada uno de los compañeros trabajamos para intentar que las personas con discapacidad visual tengamos una inclusión más real en la sociedad. Es muy gratificante, pero es muy importante seguir peleando, porque al final la sociedad y las entidades públicas y privadas deben tener esa concienciación, que se trata de un derecho de acceso como cualquier otra persona, y además facilita a todos poder manejarte con cualquier herramienta.
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