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CERMI.ES semanal el periódico de la discapacidad.

viernes, 08 de noviembre de 2013cermi.es semanal Nº 99

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"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"

Entrevista

Paulino Azúa, Delegado para la Estrategia y la Innovación Asociativas del CERMI

“Superemos viejos fantasmas y tracemos un nuevo camino basado en la confianza, la colaboración y la convergencia”

Publicada en el Boletín de la Fundación Carlos Martín

04/11/2013

Paulino Azúa ha sido director de FEAPS durante 39 años y actualmente es Delegado para la Estrategia y la Innovación Asociativas del CERMI. Persona cercana y directa, vinculado desde hace mucho tiempo a las organizaciones sociales, fue galardonado el pasado marzo por su trayectoria asociativa. Con él recorremos un camino de presente a pasado para entender los elementos claves del tercer sector y saber cómo enfrentar un futuro ya, inminente.

Paulino Azúa, Delegado para la Estrategia y la Innovación Asociativas del CERMIEl CERMI Estatal ha puesto en marcha el Comisionado para Estrategia e Innovación Asociativas. ¿Podrías explicarnos qué hace, qué busca, en qué consiste?
 
Partimos de la base de que nada va a ser en el futuro en el movimiento asociativo, ni de la sociedad civil, como ha sido hasta ahora, por lo que toca redefinir las estrategias de las asociaciones. Hasta la fecha ha sido una trayectoria bastante estanca, en la que las organizaciones actúan en su ámbito de competencia ellas solas, y la realidad está demostrando que es necesario colaborar y cooperar, no solo entre las organizaciones del sector de la discapacidad, sino entre estas y las organizaciones del tercer sector, e incluso entre el tercer sector y el mundo empresarial. Precisamente por eso desde el CERMI se creó un grupo de trabajo bastante amplio que se dedica básicamente a dinamizar esa cooperación entre organizaciones para que esta práctica no se quede solo en las cabeceras sino que vaya calando también a las organizaciones más pequeñas. Es ahí dónde hay que generar unas sinergias que hagan los servicios más eficientes. Hay demasiados servicios en radios de acción muy próximos, muy similares, y que seguramente podrían tratarse de otra manera. Y eso es un cambio de mentalidad que se plantea a largo plazo. Es una carrera de fondo, y es por la que apuesta este nuevo Comisionado.
 
Hablas de eficiencia pero, ¿crees que es posible ponerla en práctica sin descuidar la calidad de unos servicios que, en muchos casos, no son rentables?
 
Básicamente creo que hay que tener una visión de tercer sector aplicando criterios de gestión empresariales. Tener confianza unos con otros es básico. Todos somos tributarios de nuestra propia historia. Soy consciente de que lo primero que hay que hacer es superar viejos conflictos y enfrentamientos, hay que dejar de lado otro tipo de circunstancias y pensar en la PCD, en su autodeterminación y en su calidad de vida. Por tanto, la confianza es lo primero, y esto lleva al conocimiento, interesarnos unos por otros desde una perspectiva de buena voluntad, no de inquisición. Y, con todos estos elementos, y sin olvidar que la persona es el fin último, podemos aplicar esos criterios económicos que nos hagan ser más rentables.
 
Muchas organizaciones tienen mucho miedo a la palabra fusión pero quizás podríamos trazar un nuevo camino que parta, como dices tú, de la confianza y la colaboración y que, quizás, culmine en una fusión.
 
Si, efectivamente. No podemos tomar la palabra fusión como un dogma, quiero decir, si realmente tenemos confianza y cooperamos habrá circunstancias que aconsejen al final unir organizaciones, o no. Hay que ver lo que da de sí el proceso partiendo de la base de que hay que plantear estrategias nuevas. Quitarse viejos fantasmas es fundamental: la colaboración no tiene que suponer que vayan a desaparecer organizaciones o a generar supresiones de puestos de trabajo, que es lo que evidentemente provoca más rechazo. Pero sí obliga a explorar nuevos caminos. Ya no es solo por la situación de crisis, es también la sociedad la que demanda que las estructuras adelgacen y se racionalicen. Por tanto, podríamos definir el camino como confianza, colaboración y convergencia.
 
Recientemente has participado en unas jornadas hablando de la necesidad de cambio que tiene el sector social, especialmente el de la discapacidad. ¿Cuál es tu visión del movimiento asociativo, en el presente y de cara al futuro?
 
El camino al futuro está lleno de retos pero no más difíciles que los que hemos tenido en el pasado. Me parece que estamos en un momento en que los cambios se producen a una velocidad de vértigo pero también creo que tenemos un activo imponente, que es la propia sociedad civil organizada, como para poder afrontarlos con determinadas garantías. Soy optimista, incluso poniendo la pantalla económica enfrente, que es importantísima, pero no la única; se pueden tener muchos recursos económicos y fracasar estrepitosamente, pero también se puede salir adelante con unos recursos más escasos si se tiene una estrategia y una visión coherente.
 
Si tuvieras que recalcar una debilidad del movimiento asociativo en el presente, para cambiarla en el futuro, ¿cuál sería?
 
Creo que tendríamos que abandonar personalismos. Las resistencias a los cambios siempre vienen de actitudes personales, que no digo que no estén justificadas, pero que son un freno muy poderoso a determinados cambios que podrían ser muy positivos.
 
Otra cuestión, ¿supone una amenaza real al sector de la discapacidad, de los servicios que presta, la cada vez más creciente presencia del sector mercantil como oferta potente para esos servicios, tal y como ha ocurrido con la tercera edad? ¿Qué deben hacer las organizaciones para hacer frente a esta situación?
 
Yo no lo veo como una amenaza. Hay que plantearse ¿cuál es nuestra misión? Mejorar la calidad de vida de las PDI, sea directamente o a través de terceros. Si soy capaz de generar una sinergia con una empresa, inyectarle una serie de valores y esta empresa lo va a hacer bien, yo no la veo como un competidor, sino como un aliado. Hay que abandonar esa autocomplacencia de que como nos dedicamos a esto lo que nosotros hacemos está bien y lo que hace el resto está mal. Si una empresa tiene una serie de valores y dichos valores coinciden con los de la propia organización, me parecería una pérdida de recursos el no trabajar de forma conjunta. Hay que convencer a los responsables de las empresas de que se pueden hacer las cosas de otra manera, con una orientación hacia los usuarios, sin que la empresa pierda el proyecto económico y tenga un cierto margen de beneficio. Veo más a la empresa como un compañero de viaje, facilitando su conocimiento económico y favoreciendo programas, que como un competidor.
 
¿Cómo afronta el CERMI el presente y el futuro en lo que parece empieza a ser un cambio de modelo radical en el que los derechos de las personas con discapacidad se encuentran en el alero?
 
El CERMI ha liderado desde el principio la puesta en práctica en España del desarrollo de la Convención de las Naciones Unidas; lo entiende como el verdadero cambio de paradigma: el considerar que la discapacidad es un elemento que se tiene que contemplar desde el entorno social. Se pasó de una visión asistencialista a una visión donde el sujeto con discapacidad es el protagonista de su propia existencia en la línea de la autodeterminación, de sus derechos, de su vida. Y esto es lo que el CERMI, como lobby político, está haciendo desde el principio: luchar porque esta Convención de la ONU se ponga en práctica en su máxima amplitud, cosa que, lamentablemente, en este país no se está dando. Esa es su batalla.
 
Haciendo un poco de retrospectiva, tú has sido una pieza fundamental en la construcción del Movimiento Asociativo FEAPS, con total transparencia, ¿cómo ves la evolución de este movimiento, en qué crees que debe centrarse, no percibes que está «bajo» de estrategia, de presencia social, quizás muy sometido al poder político?
 
Siempre se ha defendido que nosotros somos apolíticos, y esta es una definición falsa. Estamos dentro de la política porque formamos parte de la sociedad, y la sociedad es política. Lo que sí somos es apartidistas. Esto tiene sus altos y bajos. En el plano local, especialmente, es complicado sustraerse a la propia presión municipal que, en muchas ocasiones, es voraz. Muchas organizaciones intentan mostrarse neutrales y son los propios ayuntamientos, a través de los boletines oficiales, los que intentan copar voluntades. Y frente a esto es muy difícil luchar. Hay dirigentes de organizaciones muy anclados en el pasado y el enfrentamiento con el poder, sea del tipo que sea, lo ven como un riesgo enorme. Pero también hay aquellos que creen que, frente al poder, hay que luchar siempre. Yo no soy partidario de ninguna de estas opciones. No se trata de enfrentarse, sino de contraponer posiciones. Desde el CERMI lo que se plantea es no solo una lucha frente al poder público sino generando una cultura en las propias organizaciones. Un ejemplo fue las movilizaciones del año pasado con motivo del Día de la Persona con Discapacidad. Y en este sentido yo creo que se está generando una sociedad, no voy a decir más contestaria, sino más libre. Y en base a esto yo veo el futuro de forma más optimista.
 
A pesar de este cambio del que hablas seguimos viendo como hay organizaciones en una situación muy crítica, por ejemplo, por lo retrasos en el pago de subvenciones. Y sin embargo, no vemos que haya alianzas fuertes para posicionarse todos juntos frente a la administración y exigir lo que les corresponde quizás, por el miedo del que hablábamos. ¿Cómo crees que puede vencerse esta situación?
 
Esta es una circunstancia sustancial donde se pone de relieve la cooperación. Todos unidos se genera una fuerza muy potente. Sin embargo, siempre hay quién se quiere desmarcar porque tiene ese miedo. Si, ese miedo existe. El miedo a perder tratos de favor o el miedo simplemente a que mis derechos se cercenen aún más. Y de ahí la importancia de las plataformas genéricas, y de la participación de todas las organizaciones en ellas, que aúnen las luchas de todos en una sola.
 
Es obvio que las PDI han mejorado en el desarrollo de sus derechos y que el proceso estaba siendo positivo, si bien algunos aspectos, como el empleo, real, efectivo e inclusivo, distan mucho de esa realidad mínimamente aceptable. ¿No crees que a pesar de los esfuerzos este asunto sigue sin ser suficientemente prioritario en las organizaciones?
 
Tropezamos con tres obstáculos, uno más coyuntural y dos más permanentes . El coyuntural, evidentemente, es la crisis. En unos momentos en que se está destruyendo empleo esta destrucción afecta muchísimo más a las PDI. Pero esto es una situación puntual. Me preocupan más las otras. En primer lugar, la que parte del propio sector y la que parte, sin generalizar excesivamente, desde parte de las propias familias. Muchas veces son precisamente ellos los que no creen en las propias posibilidades de las personas. Prueba de ello es que muchas organizaciones se han acomodado en el desarrollo de los Centros Ocupacionales en lugar de potenciar los Centros Especiales de Empleo (CEE). Y estas son las principales dificultades. La cobertura legal existe, aunque haya que seguir fomentándola, pero hace falta que las organizaciones la pongan en práctica.
 
En estas circunstancias de recortes, de tensiones, de cambios profundos, ¿qué dirías a los responsables de la FCM, a sus familias, a sus profesionales, a las PDI?
 
Las dificultades son las que miden a las personas y si, precisamente, en una situación difícil te pliegas y no reaccionas, no te levantas, todo irá mal. Aunque a veces parezca que el cielo está negro y que no va a amanecer, hay que confiar, siempre amanece. Y en ese sentido tenemos que confiar en nuestra propia capacidad para cambiar las cosas. Si nos creemos verdaderamente que podemos cambiar algo, lo haremos. Y eso nos llevará a un cambio de mentalidad. Si además somos capaces de aunar voluntades, todo será más fácil. Siempre hay cambios, pero estos solo son posibles si haya alguien que crea en ellos y luche por ellos. Y la historia de la discapacidad en España lo demuestra. Pero hace falta una cierta dosis de utopía. Yo siempre me quedo con una frase que dijo Víctor Hugo «Hay algo más fuerte que todos los ejércitos del mundo: una idea para la que ha llegado su momento».
 
...Por Arantxa Flores
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