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CERMI.ES semanal el periódico de la discapacidad.

viernes, 21 de junio de 2013cermi.es semanal Nº 84

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"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"

Opinión

Discapacidad y Mediación: un cauce adicional de acceso a la justicia

Por Gloria Álvarez Ramírez, mediadora y coordinadora de la Fundación Derecho y Discapacidad

20/06/2013

Gloria Álvarez, coordinadora de la Fundación Derecho y DiscapacidadLa mediación es un tema actual y de honda trascendencia social y jurídica, y su desarrollo, al igual que el del resto de las denominadas MASC (Modalidades Alternativas de Solución de Conflictos), responde a la necesidad de mejorar el acceso a la justicia mediante una concepción amplia de la misma que conlleva una mayor participación de sus protagonistas. De esta renovada forma de entender la justicia deben participar las personas con discapacidad, que pueden descubrir en ella un modo adicional y válido para asegurar el pleno reconocimiento y ejercicio de sus derechos. 
 
Aunque los modelos y definiciones sobre la discapacidad han evolucionado en nuestro tiempo hasta concebirla como una realidad basada en los derechos humanos, en la igualdad de trato, en la prohibición de cualquier conducta discriminatoria y en la acción positiva para compensar desventajas objetivas creadas por el entorno, la realidad nos revela que esta parte de población sigue envuelta en un contexto social que les sigue discriminando y excluyendo. Tal disonancia es generadora de múltiples conflictos, puesto que el actual modelo social de la discapacidad, que parte de la premisa de que los problemas de la misma no son las limitaciones individuales, sino el resultado de un ambiente que no considera ni tiene en cuenta a las personas con discapacidad, no ha sido asumido por la sociedad. 
 
Así, el peso de los estereotipos y estigmas que circundan la discapacidad hace que la mayoría de las intervenciones en esta materia se encuentren revestidas de una visión tradicional y extendida de aquella que recalca los déficits y limitaciones. La representación de la persona con discapacidad como un ser débil e incompleto se sigue manteniendo, impidiendo que se perciba como un auténtico sujeto de derechos que, entre otros aspectos, puede por sí mismo comprender y abordar los conflictos. De esta visión de la discapacidad ha participado la Administración de Justicia, que ha considerado, tratado y relacionado con las personas con discapacidad desde un paternalismo que ha ignorado o anulado su capacidad para ser  parte plena e igual. Esta perspectiva trae consigo multitud de barreras, limitaciones que aún subsisten, como restos de modelos ya superados, pero que en las prácticas diarias se muestran en un proceso lento de cambio.
 
Para comprender la importancia de la mediación en el ámbito de la discapacidad es necesario entender los beneficios y las dificultades que con frecuencia provienen de las percepciones mutuas de las partes en disputa y de los diversos componentes del conflicto. Las actitudes negativas hacia el otro, las atribuciones de culpa, de inferioridad, inutilidad y otros rasgos negativos tienen un papel fundamental en la escalada y persistencia del conflicto.
 
Cuando la igualdad entre las partes no existe, los contendientes menos poderosos están en desventaja. Para las personas con discapacidad, los problemas que abarcan la desigualdad son especialmente agudos, colocándolas en clara inferioridad en formas distintas, dependiendo del tipo de  discapacidad, la intensidad de la misma y los apoyos que en su caso requiere. Así, puede tener mayores inconvenientes para reunir y evaluar la información precisa y necesaria para la contienda, puede tener serios problemas de  accesibilidad (física, de comunicación), puede tener dificultades para  comprender los puntos del litigio y predecir el resultado del mismo…, y, en general, puede ser vista –es así- como la parte débil, falta de experiencia y con menos capacidad para participar en posición de igualdad.
 
Por ello, el empleo de la mediación en el ámbito de la discapacidad promete ser una opción interesante y oportuna, pues, por su propia esencia, procura la igualdad de oportunidades para todas las partes. En este sentido, la búsqueda del empoderamiento como adquisición de poder para manejar y comprender la vida propia e influir en el entorno resulta fundamental para la persona con discapacidad, al incrementar su capacidad individual y colectiva, ganando confianza, visión y protagonismo para impulsar cambios positivos en su nivel de vida, para incrementar su grado de autonomía y mejorar su acceso a las diferentes estructuras, con el fin de participar en la toma de decisiones que  le incumben, ejerciendo como verdadero sujeto activo de derechos en igualdad que los demás.
 
Pero, además de ser potenciadora de la capacidad de la persona con discapacidad en la toma de sus propias decisiones y de influir de manera positiva en sus relaciones habituales y, en general, en contribuir a una calidad de vida y en una prevención hacia situaciones de maltrato, depresión o discriminación, la mediación conlleva a que la sociedad deba asumir una nueva forma de relacionarse con este grupo de personas, a afrontar sus problemas de convivencia mediante métodos que sirvan a todos los implicados y constituyan verdadera inclusión y experiencia activa de ciudadanía a todos los integrantes de la comunidad social.
 
Por tanto, resulta interesante volver la mirada hacia la mediación como instrumento de gestión y resolución de los conflictos en el ámbito de la discapacidad, valorando su carácter equitativo, participativo y, fundamentalmente, la fuerza personal que imprime a las partes en el afrontamiento del conflicto, en la corresponsabilización hacia las situaciones. Diseñar y ofertar estructuras de mediación que incidan en la autonomía individual, en la libertad para tomar las propias decisiones y en la capacidad de cada persona para superar las diferencias supone un paso significativo hacia la transformación individual y social respecto de la discapacidad, pero, sobre todo, supone un reto para alcanzar una sociedad pacífica, justa y respetuosa con la diversidad humana.
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