Entrevista

Pablo Blázquez, periodista y director de “Ethic”

"Hacemos periodismo ciudadano y 'atacamos' los centros de decisión"

15/03/2013

Juan Antonio Ledesma

La revista Ethic nació en 2011 impulsada por el periodista Pablo Blázquez y se ha convertido en un medio de referencia sobre sostenibilidad en España y Latinoamérica. El año pasado recibió cuatro importantes premios periodísticos, entre ellos el Premio Nacional de Periodismo y Desarrollo Sostenible.

La atención a las personas con discapacidad, su inclusión en el mercado laboral y la defensa de sus derechos de ciudadanía están en la agenda de trabajo del grupo de emprendedores que impulsó un proyecto editorial, ya consolidado, de gran interés para el llamado Tercer Sector.

¿Qué es Ethic?
Ethic es un medio de comunicación que nace en marzo de 2011, en plena hecatombe del sistema económico y social, con el objetivo de fomentar la cultura de la sostenibilidad, analizar las causas de la crisis sistémica y construir soluciones realistas de cara al futuro.

Como emprendedores sociales y editores, nuestras banderas son el rigor y la calidad editorial. Y para canalizar todo nuestro trabajo de divulgación y análisis usamos tres vehículos o herramientas: una revista en papel, de periodicidad bimestral, que podríamos decir que es nuestra nave nodriza; una página web multimedia y de actualización diaria, que como podéis imaginar es un vehículo imprescindible en los tiempos de Twitter, y la celebración de jornadas y debates con expertos y ciudadanos.

Proyectos consolidados en tiempo récord…
Nuestro último proyecto es Cine Crítico, una iniciativa que hemos creado con el centro de innovación Hub Madrid y cuya primera sesión fue el pasado 13 de marzo. Proyectamos la película “Margin Call” y participaron Jordi Sevilla, Emilio Ontiveros, Aldo Olcese y Alberto Andreu.

Como proyecto independiente y que apuesta por la calidad, para nosotros es fundamental rodearnos de los mejores expertos. Por eso en nuestro Consejo Editorial también figuran gentes como Fernando Savater, Juantxo López de Uralde o González Urbaneja, entre otros prestigiosos profesionales. Y por eso, además de hacer periodismo ciudadano, ‘atacamos’ los centros de decisión y tenemos también un perfil de influyente. Gente que toma decisiones importantes todos los días, que afectan a las personas y al entorno, y que consideramos que tienen que seguir nuestros análisis.

Todavía hay quien sostiene que la RSE permanece como un elemento de marketing de las grandes empresas. ¿Podemos afirmar que es un compromiso firme y real del tejido empresarial español?
La RSE reducida al markerting no es otro cosa que miopía corporativa. Las políticas vanguardistas de responsabilidad social y de sostenibilidad son –al igual que la innovación, una dimnesión con la que están estrechamente ligadas- una forma de asegurar el liderazgo y la superviviencia de una empresa.

Las compañías líderes del siglo XXI saben que tienen que olvidarse del oscurantismo y del cortoplacismo, y que tienen que saber responder, a través de su actividad económica, a los retos sociales y medioambientales de su época.

La crisis tiene efectos devastadores.  ¿Las empresas optan por recortar en RSE o, por el contrario, mantienen sus compromisos e inversiones en un campo de acción tan necesario?
La verdadera RSE –la que está en el centro de gravedad de la estrategia de negocio de una compañía- no supone un gasto. Las  empresas que desarrollan políticas sofisticadas de sostenibilidad saben que se trata de una inversión y que muchas veces  incluso supone un ahorro.

Es lo que ocurre, por ejemplo, cuando una empresa desarrolla un plan inteligente de lucha contra el cambio climático, que contempla aspectos como la eficiencia energética o la movilidad sostenible. Al final no sólo disminuyen su impacto medioambiental, sino que reducen su hoja de gastos. Y esto no son pájaros y flores. Esto al final va a la cuenta de resultados que ven los socios y accionistas de la empresa.

Otro ejemplo ilustrativo es el interés de los inversores institucionales en las políticas de RSE de las grandes empresas. El inversor sabe que una compañía sostenible representa un valor más seguro.

Hablemos de responsabilidad social empresarial y discapacidad (RSE-D). ¿Las empresas abordan la discapacidad con acciones transversales que aportan valor añadido?
Las empresas han avanzado mucho en cultura de la diversidad y en la integración del colectivo de las personas con discapacidad. Antes, sólo oías un argumento: la desgravación fiscal. Hoy, esa música ya es distinta: se habla de talento no capitalizado, de la relación entre diversidad y productividad, de un mercado de millones de personas que no puede ser desatendido...

El otro día visité en Barcelona la Fundación DKV Integralia. Es un servicio de atención telefónica especializado en el sector sanitario y el 100% de los más de 250 trabajadores son personas con discapacidad. Su salario está por encima de la media del convenio colectivo y son líderes de su sector. Lo que empezó siendo un proyecto de integración se ha  llevado a cabo con  profesionalidad y se han convertido en líderes de su sector. Ésa es la verdadera RSE y no plantar cuatro árboles y hacerse una foto con la ONG de turno.

En ocasiones, las empresas presumen de buenas prácticas sólo por cumplir con la legislación vigente sobre el cupo mínimo de contratación de personas con discapacidad. ¿La RSE-D deber ser algo más que el cumplimiento de la LISMI?
La RSE es ir más alla de la ley. Es implicarse en la resolución de los problemas de nuestra época. Y, por tanto, debe ser mucho más que cumplir la LISMI, ley que por cierto se incumple flagrantemente en las administraciones públicas.

La RSE-D implica el concepto de accesibilidad universal. ¿Es una prioridad o se ve cómo un sobrecoste en las actividades empresariales?
Depende del sector. Por ejemplo, en la industria de las telecomunicaciones se están desarrollando productos tecnológicos accesibles dentro de los programas de innovación sostenible de algunas compañías que han visto un mercado que, como decía, no puede quedar desatendido.

Usted comenzó su trayectoria profesional en la agencia de noticias Servimedia, empresa de Fundación ONCE. ¿La formación y el contacto directo con otros periodistas con discapacidad influyeron en su percepción de la sociedad?
Lo cierto es que yo no estaba acostumbrado a un entorno con una presencia tan fuerte de personas con discapacidad. Con el tiempo te das cuenta de que cuando te incorporas a un ecosistema laboral con el grado de diversidad de Servimedia derrumbas ciertas barreras mentales y culturales que existen en nuestra sociedad. Es cierto que cada vez quedan menos barreras, pero aún existen.

¿Cómo valora el papel del CERMI como entidad garante de los derechos de las personas con discapacidad?
El tejido asociativo desempeña un gran papel para defender esos derechos, especialmente en un momento como el actual en el que –como recientemente reivindica el presidente de CERMI, Luis Cayo Pérez Bueno, en las páginas de Ethic- las conquistas de los últimos 30 años pueden ser dilapidadas por la fiebre de los recortes.