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CERMI.ES semanal el periódico de la discapacidad.

viernes, 20 de abril de 2012cermi.es semanal Nº 30

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"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"

RSC

Fernando Garrido, Director General del Instituto de Acción Social de la Fundación Mapfre

“Para las personas con discapacidad el empleo es la fórmula más digna de acceso a la sociedad”

17/04/2012

Blanca Abella

El empleo como camino para la inserción, y el deporte y el ocio inclusivo como vía de normalización, son las dos grandes tareas que se marca el Instituto de Acción Social de la Fundación Mapfre en su trabajo con las personas con discapacidad. En este camino, Garrido asegura que cuenta con los mejores especialistas, las familias y los trabajadores del movimiento asociativo de la discapacidad.

Mapfre es una gran marca, pero también una referencia importante en el mundo de la responsabilidad social ¿cómo ha sido el recorrido de la fundación hasta ahora?

En Mapfre tenemos separado completamente lo que es la Responsabilidad Social Corporativa de lo que es la actividad fundacional. La RSC está vinculada a las actividades de negocio de Mapfre como grupo asegurador, y la fundación está absolutamente desvinculada, en cuanto a actividades, de lo que es nuestro negocio.
 
Ese es el punto de partida de nuestra filosofía de responsabilidad social. Dentro del departamento de RSC, Mapfre trabaja con todos los colectivos que se relacionan con nuestro negocio, proveedores, clientes, accionistas, empleados… desde el punto de vista fundacional, trabajamos con los programas y colectivos que se han establecido en los estatutos de la fundación.
 
Entonces, primero llegó la fundación y luego la RSC.
Sí, y desde que se creó la RSC, siempre ha estado desvinculada de la actividad fundacional. 
La fundación, que existe desde 1975, trabaja por la mejora de la calidad de vida, y cuando se creó había cosas que estaban vinculadas a la actividad aseguradora, como por ejemplo la recuperación de las personas con alguna discapacidad como consecuencia de un accidente de tráfico. 
La fundación ahora sigue trabajando la discapacidad, pero desvinculada del área de negocio de Mapfre.
 
¿Cuáles son las áreas que cubre la fundación?
Nuestra fundación, desde 1975 ha sufrido distintas transformaciones. El hito más importante en la historia de la fundación tiene lugar en 2006, cuando se fusionan distintas fundaciones que se habían ido generando (Fundación Mapfre Medicina, Fundación Mapfre Estudios…) en una única fundación con cinco institutos, y se crea el de acción social. 
 
La fundación está organizada en cinco institutos, con objetivos muy distintos. Por un lado el Instituto de Cultura, que se dedica a exposiciones de pintura y fotografía, y a trabajar la historia de España e Iberoamérica. Por otro lado, el Instituto de Ciencias del Seguro, que se encarga de la gerencia de riesgos, sobre todo programas de formación, estadísticas, investigación… el Instituto de Prevención, Salud y Medio Ambiente, que ya tiene en su nombre todos los contenidos, pero que se dedica sobre todo a formación en estos tres temas; el Instituto de Seguridad Vial, que se dedica a la prevención de accidentes de tráfico, y el último, que se crea en 2006, que es el Instituto de Acción Social. 
 
La ventaja que tiene el Instituto de Acción Social es que se crea en el momento que se ha reorganizado toda la fundación y, por lo tanto, desde el principio tiene unos objetivos marcados con mucha claridad, y se decide que sean, en España, la integración de las personas con discapacidad, y fuera de nuestras fronteras, la educación y formación de niños y jóvenes. Dos objetivos grandes, y exclusivos.
 
¿Cómo se plasma esa colaboración con la discapacidad?
Empezamos a trabajar e investigar cómo se podía hacer, según distintos proyectos y programas donde se nos solicitaba financiación. Pero en 2008 se hace un estudio sobre la discapacidad intelectual, ya que vimos que la actividad física y sensorial estaba muy bien cubierta por todo el grupo ONCE y nos quedamos con la discapacidad intelectual y enfermedad mental, y buscamos las necesidades que planteaban las familias de esas personas.
 
Todos nuestros programas están apoyados en el movimiento asociativo, y podríamos hacer otras cosas de cara a la sociedad, pero si de verdad queremos focalizar el tiro y saber que llegamos donde tenemos que llegar, nos tenemos que basar en los que saben. Nosotros somos los últimos que hemos llegado, podemos trabajar, y trabajamos, con personas especialistas en este tema, pero al final, para llegar a este sector, es fundamental el movimiento asociativo.
 
A partir de ese estudio nos salen unas prioridades, que marcamos como nuestras grandes líneas estratégicas. El primer problema que se encuentran estas personas con discapacidad es el empleo. Para los familiares de estas personas, que puedan tener la posibilidad de acceder a un empleo, ya no sólo como forma de vida, para ganarse su sueldo, sino en muchos casos para que se relacionen, que salgan y formen parte de la sociedad, es la fórmula más digna de acceso a la sociedad. 
 
Ese es nuestro programa más importante, que es el de formación e integración en el empleo de las personas con discapacidad intelectual y enfermedad mental. 
 
Este trabajo lo afrontamos de una manera completamente distinta a como se venía haciendo hasta ahora porque tenemos una ventaja, y es que por nuestro trabajo como actividad aseguradora tenemos acceso a muchas empresas y lo que hacemos es apoyarnos en esas empresas clientes de nuestra organización territorial para informarles y contarles en qué consiste la integración de personas con discapacidad, qué ventajas tiene, qué problemas puede generar y cómo se solventan… hacemos una gran campaña de difusión.
 
Y por otro lado tenemos la parte práctica, que va un paso más allá. Nos ofrecemos a las empresas como consultoría (entre comillas, porque toda esta labor es absolutamente gratuita) para la integración de la persona que ellos necesitan. 
 
¿Cuál sería el proceso para esa persona con discapacidad?
Cuando una empresa nos dice que tienen un puesto de trabajo disponible para una persona con discapacidad, nosotros analizamos las tareas que se desempeñan en ese puesto, buscamos en la localidad la asociación referente de esa discapacidad, buscamos a la persona que mejor reúna los requisitos para esas tareas, la formamos y la llevamos a ese puesto de trabajo. Pero no la dejamos sola, tenemos un tutor de la asociación que le ayudará y guiará hasta la total integración. Eso supone un esfuerzo económico superior, pero garantiza un porcentaje de éxito mayor. Creemos que es el modelo ideal para que estas personas se puedan integrar en igualdad de condiciones. Lo que necesitan en muchos casos es un esfuerzo o un apoyo, y nosotros se lo damos desde aquí. Este programa se llama Juntos somos capaces. Lleva dos años en marcha y está funcionando muy bien.
 
Recientemente, en una jornada sobre empleo y discapacidad, afirmó que hay que abrir la mente de las personas en el mundo empresarial, para permitir esta integración, ¿cree que aún existen demasiadas resistencias en este mundo o las cosas han mejorado en los últimos años?
En ese sentido, y en otra línea de trabajo que tenemos para la integración laboral, hicimos una encuesta a las empresas, en las primeras comunidades autónomas en las que empezamos, para detectar cuál era el rechazo de las mismas o los problemas que planteaban a la integración. Nos encontramos que en muchos casos desconocen las ventajas económicas, la propia LISMI y la obligación legal, o creen que integrar a una persona con discapacidad es un alto riesgo… Sin embargo, tras esa encuesta y tras lograr el empleo para una persona con discapacidad, hacemos la evaluación y vemos que todos esos miedos y desconocimientos, si no han desaparecido completamente, se han reducido bastante.
 
Estamos haciendo además una serie de desayunos de trabajo donde las propias empresas que han integrado intervienen como portavoces para contar su experiencia a otras empresas. Es una labor muy costosa, de mucho tiempo, granito a granito, pero es una forma de trabajar diferente y responsable que, además, está siendo un éxito para estas personas con discapacidad.
 
¿Cómo se realiza la valoración de los proyectos para su elección?, ¿reciben sugerencias del mundo asociativo?
Algunas de las líneas que trabajamos vienen marcadas por los temas que nos trasladan desde las familias, del movimiento asociativo. Uno de ellos estaba vinculado a nuestro negocio, que es el problema de qué va a pasar con mi hijo, hermano o familiar, cuando yo no esté. Nosotros no podemos hacer nada como fundación pero es un tema que hemos trasladado al departamento de innovación de Mapfre aseguradora, para ver qué productos se pueden trabajar de cara a planes de ahorro o planes de inversión para personas con discapacidad en ese periodo de tiempo en el que se encuentren sin un familiar cercano, y puedan llevar una vida digna. Pusimos en contacto incluso a nuestra dirección de innovación con el CERMI para ver esas necesidades y posibilidades y que lo trabajaran conjuntamente.
 
Otra de las grandes inquietudes del entorno de la discapacidad es que sus familiares puedan tener un ocio libre e inclusivo. Las familias de las personas con discapacidad y las propias personas con discapacidad no quieren más guetos, no quieren que todos los niños con síndrome de Down jueguen solo juntos, o vayan siempre a clase de baile juntos, sino con el resto de los niños de su edad. Trabajamos con FEAPS en un programa de ocio inclusivo y queremos que las propias personas con discapacidad elijan su ocio. Tenemos un equipo de mediadores sociales que gestionan la integración en los centros regulares de ocio que quiera cada persona con discapacidad. Estos mediadores ayudan a esta persona y al resto de personas con las que comparte esta actividad, para que sepan cómo tratarla y sea una más entre todos ellos.
 
Tenemos otra serie de programas de deportes y una línea muy importante que surge  a raíz de esta relación con las familias del movimiento asociativo. Dentro del entorno de la discapacidad hay un problema de sobreprotección, los propios familiares, normalmente padres, ponen barreras a sus hijos o familiares para salir a la calle, a la vida regular. Tenemos un programa de apoyo familiar a través de la web, con las distintas discapacidades, para que estos familiares sepan qué va a ocurrir con su hijo cuando éste vaya pasando por las distintas etapas de la vida, y así puedan perder el miedo porque tengan una guía de cómo actuar en cada caso. Así se va eliminando poco a poco esa barrera que se establece mentalmente y que trasladan a esa persona con discapacidad sin permitirles ser ellos mismos. 
 
Personalmente, ¿cómo le ha afectado trabajar mano a mano con el sector de la discapacidad?
Es un tema tan emocional que te llegas a vincular personalmente, pero no puedes hacer eso un día tras otro, tienes que conseguir poner barreras o límites a las situaciones diarias que ves o vives. Lógicamente a veces se lleva mejor y otras peor. Pero es un trabajo muy gratificante, como persona afecta positivamente. Es el trabajo más bonito que tiene Mapfre hoy por hoy, poder dirigir las ayudas y colaborar con los más necesitados es algo maravilloso.
 
La colaboración con las entidades de la discapacidad, ¿es importante para su trabajo?
En la fundación no tenemos grandes especialistas en el mundo de la discapacidad porque buscamos a los mejores, a los que más saben y conocen las necesidades de estas personas, que son las entidades de la discapacidad. Nosotros los que hacemos es filtrar y dirigir las ayudas.
 
¿Ha afectado la crisis al trabajo en Acción Social de la fundación? ¿Y han notado desde la fundación cómo ha afectado a este sector social de la discapacidad y las entidades que lo sustentan?
Ha afectado a mi trabajo de forma absolutamente directa, porque antes teníamos 4 solicitudes, y ahora tenemos 14, por poner un ejemplo… por cada ayuda que podemos poner en marcha, tenemos que rechazar otras 10. El dato exacto lo vamos a saber en junio, porque vamos a hacer un testeo para saberlo. Pero sin duda, el número de solicitudes que estamos recibiendo es muy superior, y también es muy superior el importe económico. Antes, nuestra aportación se podía reducir a un 10 por ciento en muchos casos, sin embargo eso ahora ya no vale, porque las asociaciones han perdido muchas ayudas de subvenciones e incluso de la obra social de las cajas. 
 
El grupo asegurador, por su parte, sigue bien y mantenemos los mismos fondos en la acción social de la fundación, pero no se han podido incrementar de una manera tan importante como para cubrir las pérdidas de las otras fuentes de financiación. 
 
Esas necesidades que se quedan sin cubrir es uno de los principales lastres que queda ahora en el mundo de la discapacidad. El problema es que si esto sigue así, los próximos años van a ser muy complicados. 
 
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