SOS Discapacidad
Así viví la marcha
Una mañana con lo bueno de las personas
Por Luis Miguel Belda, redactor jefe de Servimedia
12/12/2012
Todos creíamos que esa mañana iba a hacer frío; y lo hacía, pero pronto subió la temperatura para el redactor, al ritmo de un ascenso por la calle Goya, después de haber entendido erróneamente que la estación de Serrano del suburbano era poco menos que el punto de encuentro, cuando parece ser que lo era el espacio entre las estaciones de Velázquez y Goya.
Pero fue todo un acierto, puesto que ello permitió al redactor calentar motores y encontrarse en el camino, por ejemplo, con Angelines y Verónica, su hija; o con una guapísima adolescente con síndrome de Down a quien pidió permiso para ‘impresionar’ en su cámara fotográfica; también con los primeros ecos de la batucada que despertaba a unos vecinos, los del prestigioso distrito de Salamanca, poco acostumbrados a estos ritmos, seguro.
Un paseo hacia adelante, a sabiendas de que debía deshacer camino en breve. La policía municipal había cerrado ya el asfalto para las dos y cuatro ruedas; bueno, para todas no: sillas de ruedas tomaban posiciones. SOSdiscapacidad se preparaba con expectativas no previstas. Creían ser menos de los que eran, pero eran más de los que creían. Y por creer, hasta la Policía, al final, sumó aún más de la expectativa, de la creencia.
Tan redonda jornada tenía su prólogo en la estación de Argüelles, donde el redactor coincidía con una familia, uno de cuyos miembros era usuario de silla de ruedas. El Metro es más accesible de lo que recordaba el redactor, vaya que sí; un redactor poco acostumbrado en los últimos años a bajar al subsuelo, tan acostumbrado durante tantos años atrás a ayudar a bajar por interminables escaleras a otras tantas personas usuarias de estas sillas.
Se extrañó el redactor por ser el único que bajaba en Serrano, y no sus eventuales acompañantes, con quienes coincidiría en la gran manifestación de ese día. Pero esa historia ya la viene contando. El redactor tenía como misión captar en imágenes una jornada histórica, pues lo era, pues lo fue. El Blog del Máster de la agencia Servimedia y la Universidad Rey Juan Carlos, el destino de esos momentos gráficos.
Sara, la hija del redactor, quiso acompañarlo; de hecho, cuando le fue propuesta la acción, se apresuró a cargar en su mochila rosa un ‘boli’ y un cuaderno de notas: “¿Para qué?”, le preguntó su padre: “Papá, también quiero ser periodista y me dices que este es un día histórico”. Pero no pudo ser; se indispuso. Tiene 10 años.
Ya le contó después su padre. Le habló de Ledesma y de su hijo, que lo acompañó; de Luis Cayo (“¿Cayo es nombre o apellido, papá?”; “Como Luis Miguel, hija, como Luis Miguel”); de Chema y de su gorro, y de que aquello fue lo segundo periodísticamente más importante que habían compartido tras la última visita del Papa Juan Pablo II a Madrid; de Antonio y de su hijo, sustentadores de pancarta, quienes reprocharon al redactor por lo poco que va últimamente a Somontes, donde compartían más que palabras; o de Doménech, el colega a una tableta pegado, como Cyrano.
El redactor llegó tarde y se quedó sin peto. Buen síntoma. Llegó tarde porque se apeó en la estación de Serrano, que fue lo mejor que le pasó, porque testó la ‘mani’ de frente. Para colmo, se quedó sin pilas en su cámara y hubo de fotografiar al presidente de su nómina con su móvil. Qué cutre. Y se bajó de Goya a Serrano en busca de energía; pero en ese distinguido distrito no parecen necesitarla. Ya en Colón, abrazo para Pérez Bueno, que cree el redactor que algo tendrá de eso, o al menos por ello le preguntó su hija.