"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"
Opinión
En la buena dirección
Una historia de éxito
Por José Manuel González Huesa, director de “cermi.es semanal” y director general de Servimedia
07/04/2017
Este año se celebra el 20 aniversario del CERMI y se han organizado diferentes actos para conmemorar este cumpleaños. Es muy interesante recordar ahora sus orígenes después de hablar con los principales protagonistas que participaron en su creación.
El proceso de constitución del entonces Consejo Español de Representantes de Minusválidos (hoy Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad) tuvo tres fases: una primera en los años 80 con reuniones informales de las diferentes entidades que representaban a la discapacidad con gestiones directas con el entonces Gobierno de Felipe González; una segunda etapa entre 1993 y 1997, momento de diálogo, de conversaciones, de conocimiento para constituir el CERMI; y el año 1997 cuando se crea formalmente y empieza a caminar la organización.
Los primeros momentos no fueron nada fáciles. El trabajo constante y la cercanía de sus protagonistas consiguieron aunar objetivos. Tras un “embarazo complicado” se llegó a la conclusión, entre todos, que la unidad no significaba uniformidad. Había que aprender a convivir, a conocerse y a luchar por conseguir políticas comunes para todos.
En la constitución del CERMI participaron Cocemfe, Feaps (hoy Plena Inclusión), CNSE, Fiapas, Aspace y ONCE. Crearon unos estatutos, que se han ido renovando con el paso del tiempo, pero en su esencia siguen vigentes al “diseñar políticas de actuación encaminadas a conseguir la normalización social de las personas con discapacidad.”
Antes de crearse el CERMI, hubo un hito que marcó el camino de la inclusión laboral. Se presentó, por primera vez, en el Consejo Económico y Social un Plan de Empleo, que sorprendió a todos, pero que posteriormente el Ministerio de Trabajo, que dirigía Javier Arenas, asumió e incluso sirvió de germen de lo que luego pasaría a denominarse fondos europeos destinados al fomento del empleo. Un ejemplo más del ejemplo del CERMI a nivel internacional donde siempre ha marcado un camino a recorrer, incluso en la propia Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
Desde el primer momento, los equipos humanos, encabezados por su primer presidente, Alberto Arbide, supieron “gestionar el caos”, dar valor a la unidad y transformar el CERMI en un lobby político, algo insospechado en sus orígenes.
En años posteriores, hubo que dar un paso más reivindicativo y organizar una marcha multitudinaria como la del SOS Discapacidad, como respuesta a la crisis económica de los últimos años con cerca de 100.000 personas manifestándose en Madrid; o con la Iniciativa Legislativa Popular contra el copago en dependencia con más de 700.000 firmas (200.000 firmas por encima de lo necesario); o concentraciones frente al Congreso de los Diputados para solicitar que no se excluya a nadie y todas las personas puedan votar.
La principal virtud el CERMI es su capacidad de propuesta, siempre presenta un documento, una alternativa y lo hace en tono dialogante. Por eso ha conseguido tantas cosas, como la creación de las comisiones legislativas en Congreso y Senado. Y tantos temas en los que participa como interlocutor de la discapacidad con la sociedad.
Claro que quedan muchos asuntos por abordar en el área judicial, educativa, laboral… pero la ruta del futuro está marcada con la Convención de la ONU. Los riesgos se superan con el reconocimiento hacia el CERMI, a sus protagonistas, a las madres de personas con discapacidad, a los creadores de este movimiento a nivel nacional y su posterior desarrollo autonómico.
El CERMI es un ejemplo para otras plataformas y entidades, para la sociedad, para los políticos. Un ejemplo para todos. El trabajo de sus fundadores es impagable.