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viernes, 30 de septiembre de 2016cermi.es semanal Nº 228

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Activistas

Francisco Trigueros, presidente de Fasocide (Federación de Asociaciones de Personas Sordociegas de España)

Un mundo sordociego para Francisco

30/09/2016

Blanca Abella

Fransico Trigueros tiene una fuerza y una inteligencia que le acompañan cada día, como su perro-guía y los intérpretes que necesita. Asegura ser inquieto y constante, por eso ha logrado alcanzar una vida normal, ha luchado para que así sea a pesar de las barreras innumerables a las que se enfrenta como persona sordociega. Y por eso, también, expresa un único sueño: conseguir un mundo sordociego.

Fransico Trigueros, presidente de Fasocide, en una foto de su infanciaFrancisco es el último de seis hermanos, tres de ellos son sordociegos, incluido él. Aunque no fue así desde el principio: “desde pequeño se me diagnosticó Síndrome de Usher del tipo I. Mi hermano fue el primero en la familia con esa condición, seguido de mí y de mi hermana mayor, pero en un primer momento mis padres pensaban que dicho síndrome sólo afectaba a la audición, desconocían que también acarrease una disminución del campo visual”. 
 
En la escuela recibieron una educación oralista desde los 4 hasta los 16 años, tanto en su casa como en la escuela se comunicaban oralmente, “aunque yo espiaba a mis hermanos mientras hablaban en lengua de signos porque ellos habían aprendido en la Asociación de Sordos de Alicante”.
 
Llevaba audífonos pero en realidad no le servían de mucho y su principal medio para comprender lo que ocurría a su alrededor era la lectura labial y la observación, mucha observación, su gran arma e inteligencia. 
 
Asistió a clases en un colegio de integración con alumnos oyentes, “todos se comunicaban de forma oral y me era muy difícil comprender el contenido de las clases y captar toda la información”, explica Francisco. Y entonces, la solución que le proponían parece hoy algo descabellada: “Me recomendaban que copiase los apuntes de mi compañero de al lado para poder estudiar”. 
 
De alguna manera Francisco consiguió ir superando etapas, a pesar de que nos cuenta que en esa escuela, “los alumnos sordos contábamos con un horario complementario de horas de apoyo con un equipo de especialistas en Audición y Lenguaje, pero el problema fue que ese programa educativo no buscaba el avance de los alumnos sino que repetían el mismo contenido una y otra vez, por lo que a mí, que era pequeño, se me hacía aburrido y no aprendía nada”. 
 
Por lo demás, era un niño como cualquier otro, que tenía ganas de salir al patio a jugar al fútbol con sus compañeros, fueran sordos u oyentes. “No recuerdo tener ningún problema más allá de las habituales barreras de comunicación a las que se enfrenta cualquier persona sorda y sordociega”, explica con naturalidad. 
 
Tras esa etapa, comenzó a aprender la lengua de signos española copiando y observando de nuevo a sus hermanos y, por supuesto, preguntando sin parar, dejándose llevar por ese espíritu inquieto que le ha facilitado más visión y mejor conocimiento de lo ajeno. “La lengua de signos española me dotó de un sistema de comunicación más adecuado para mis necesidades, tenía hambre de comunicación y la lengua de signos me abrió las puertas de todo quizás”.
Fransico Trigueros, presidente de Fasocide, en una foto de su adolescencia
 
Francisco confiesa que era un niño muy obediente aunque algo inquieto y extremadamente curioso ya que siempre preguntaba qué estaba pasando a su alrededor y el porqué de las cosas. “Por supuesto, he evolucionado con el tiempo, he viajado y eso siempre enriquece, he aprendido cosas nuevas y he afianzado cosas que ya sabía, pero creo que, en esencia, sigo siendo la misma persona curiosa y con una gran inquietud por aprender y conocer cosas nuevas”. Además, se declara constante en sus objetivos y, si por una vía no es posible conseguir algo, no duda en buscar otros medios para alcanzar sus metas.
 
Tras finalizar la E.G.B., quise continuar con su formación, pero no se lo pusieron fácil y tuvo serios problemas de comunicación y una falta constante de medios, por lo que decidió empezar a trabajar, y lo hizo a los 19 años como vendedor de cupones de la ONCE. Por aquel entonces todavía conservaba mucho resto visual y para interactuar con las personas de su entorno usaba distintos sistemas de comunicación: “ya fuera de forma oral si me hablaban despacio, escribiendo en un papel o por gestos, si alguna persona se mostraba dispuesta”.  Francisco relata que a lo largo de su vida se ha adaptado a muchas situaciones porque siempre ha sido una persona muy comunicativa y con ganas de relacionarse, “me he hecho entender o al menos lo he intentado”, explica. 
 
Sin embargo, después de vender el cupón durante 13 años y trabajar a gusto y feliz, tuvo que dejarlo por varios problemas que parecían ya insalvables: “mi trabajo me gustaba mucho pero cuando fui perdiendo la vista cada vez me costaba más vender  tanta cantidad de productos y la comunicación se hacía más difícil.  En cuanto a la movilidad, cada día sentía que era más complicado moverme con autonomía. Intenté buscar soluciones para continuar con mi trabajo pero fue imposible hasta el punto de sentirme en ocasiones con ansiedad por el estrés y con depresión”.
 
Antes de que esto ocurriera, durante su juventud, a los 16 años, formó parte de la Asociación de Personas Sordas de Alicante y colaboró con ellos intensamente, hasta el punto de que fue elegido miembro de su Junta Directiva. “Fue durante ese tiempo cuando empecé a perder campo visual y tuve mi primer contacto con el grupo de personas sordociegas y el concepto de sordoceguera”. Aquel primer contacto, y su persistente inquietud, le llevó a querer saber más y a ser consciente de las necesidades del colectivo de personas sordociegas por lo que en 1998 se hizo socio de la Delegación Territorial de ASOCIDE Comunidad Valenciana. 
 
Fransico Trigueros, presidente de FasocideY desde entonces, hasta el año 2003, que se convierte en el presidente de ASOCIDE CV. Más tarde, superada otra etapa más. Francisco asume también, en 2013, la presidencia de la Asociación de Sordociegos de España. “Mi papel consiste en defender y luchar por los derechos de las personas sordociegas y conseguir los recursos necesarios para poder llevar una vida autónoma”. Desde el año 2015, la Federación de Asociaciones de Personas Sordociegas de España, FASOCIDE, funciona también a pleno rendimiento y a nivel internacional. Francisco, por su parte, forma parte del comité ejecutivo de EDbU desde el año 2013, que defiende los derechos e intereses de las persona sordociegas en el ámbito europeo.
 
En el día a día, Francisco cuenta con la compañía de su familia, que puede intervenir si la situación lo requiere, pero por lo general le gusta tomar las riendas de su vida y vivirla de forma autónoma. Para ello, en su vida cotidiana como trabajador cuenta con un guía-intérprete que ejerza de puente comunicativo en actos, reuniones, etc. Pero las situaciones a las que se enfrenta no siempre se resuelven con facilidad pues todavía no existe un buen conocimiento de la sordoceguera y sus circunstancias, como explica él mismo: “En ocasiones, mi interlocutor no entiende la situación comunicativa que está teniendo lugar, principalmente cuando dicha comunicación se da por teléfono, y pide que sea yo el que se ponga al teléfono para que escuchen mi voz o debo ir presencialmente al lugar.  Concienciar a las personas sobre este tipo de situaciones es de vital importancia dado que nos permite lograr cierta autonomía”.
 
Y poco más nos cuenta Francisco, lo que cualquier otra personas podría contarnos acerca de su vida: “llevo una vida totalmente normal, tengo familia, hijos, mi perro-guía y el colectivo de guía-intérpretes como apoyo a nivel laboral… trabajo por mi asociación y me siento útil,  tal como cualquier otra persona. Disfruto dando largos paseos con mi perro-guía y mi familia en mi tiempo libre y también me gusta visitar museos, ir al teatro, viajar y deportes como el senderismo, el ciclismo en tándem o la bicicleta estática. Por supuesto, mi familia y amigos siempre han sido y serán un gran apoyo a todos los niveles”. 
 
Pero sí expresa finalmente un deseo, por el que seguro que luchará con esa constancia e inquietud que le caracteriza: “Mi deseo es conseguir, en cierta manera, un mundo sordociego, un mundo que sea, por fin, accesible para todas las personas sordociegas de forma que éstas puedan estar en igualdad de condiciones con el resto de la sociedad”.
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