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CERMI.ES semanal el periódico de la discapacidad.

sábado, 23 de noviembre de 2019cermi.es semanal Nº 368

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"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"

Activistas

Manuel López Risco, doctor en Psicología

Hacedor de sueños

23/11/2019

Blanca Abella

Manuel habla de la utopía con familiaridad, siempre debe estar ahí, en el horizonte, como meta, como un sueño, porque aunque parezca mentira, los sueños se hacen realidad, eso sí, para lograrlo asegura que es necesario aprender mucho y trabajar. Así ha sido su vida, y sigue siéndolo, un continuo aprendizaje y un compromiso permanente con la discapacidad, con la exclusión en general. Y aunque ya se ha jubilado, se muestra inquieto todavía por compartir su vitalidad y su saber hacer, con su hija Ali, con discapacidad, y con todos los que lo puedan necesitar.

Manuel López Risco Fue en sus años de escuela cuando Manolo conoció a la persona que marcaría su destino de una manera muy especial y para el resto de su vida. Don Julio Quintana, ese “gran maestro” del que habla todavía con pasión: “Fue quien me transmitió el gusanillo de la docencia”. De ahí que decidiera estudiar Magisterio en Badajoz, al ritmo de los vagones del tren, ya que cada día se trasladaba allí desde Mérida, su ciudad natal. 
 
Su padre era ferroviario y eso favoreció sus estudios con la concesión de becas, pero también facilitó el transporte diario en tren, que se convirtió en una segunda casa pues aprovechaba cada viaje para estudiar. Su madre, que cuidaba de la familia y el hogar, provenía de una familia humilde y “se empeñó en que todos hiciéramos una carrera, decía que en la mochila teníamos que llevar saber”, cuenta con orgullo Manolo.
 
Sus primeros empleos le llevaron a zonas desfavorecidas donde “tuve la suerte de trabajar con colectivos de jóvenes en régimen de exclusión social y marcó un poco esa tendencia a la ayuda a través de la educación”. 
 
Pero siguiendo los consejos sabios de su madre, Manolo quiso ampliar sus conocimientos y comenzó la carrera de psicología. Había aprobado las oposiciones a maestro y compaginaba su trabajo con el estudio de la nueva carrera. Y pasados los años, terminada su segunda carrera, logró sacar una plaza de psicólogo en el Servicio de orientación escolar y vocacional. “Entre las cinco funciones que se desarrollaban en ese puesto, una de ellas se denominaba ‘Detección de atípicos’, y se refería a alumnos con determinados trastornos y discapacidades”. 
 

Ali y su mundo

 
La vida de Manolo transcurría por un camino elegido y al mismo tiempo un azar muy oportuno que de alguna manera le estaba preparando para otro momento señalado de su vida. Dos años después de lograr esa plaza de psicólogo nace su hija Alicia (a partir de ahora, Ali, como dice su padre). 
 
Manuel López Risco junto a su hija AliAli nace en 1979 y tras un tiempo de peregrinaje entre médicos, reciben un diagnóstico: Parálisis cerebral con una afectación motora leve y grave afectación intelectual. “El nacimiento de Ali nos transporta a mi mujer y a mí a otra dimensión”, afirma Manolo, que ya tenía algunos conocimientos sobre discapacidad gracias a su trabajo y su afán por saber. 
 
“En aquellos momentos los recursos eran escasos y un grupo de padres decidimos crearlos, no éramos una o dos personas, siempre íbamos en grupo y yo iba con mi mujer, para nosotros ha sido siempre una labor de equipo”, recuerda Manolo. Y continúa su relato haciendo especial hincapié en el tiempo transcurrido y los avances que se han logrado en los derechos de las personas con discapacidad. “La estimulación precoz entonces no existía y un grupo de padres tuvimos que crearla, viajar a otros lugares para aprender, como Madrid, Barcelona, etc. Hasta que ya en los años 84-85 se crean aquí los equipos de atención temprana... hoy en día en Extremadura estamos orgullosos de los servicios de estimulación precoz, es un sueño”.  
 
Y la vida a partir de Ali cambió para siempre, “nos demandaba atención y tuvimos que repartirnos las tareas, pero hemos tenido un gran apoyo en mis padres, suegros, hermanos, cuñados... en torno a Ali se ha creado una tribu grande”, afirma orgulloso Manolo, que aprovecha para describir a su hija con la ternura habitual que define a un padre: “Ali siempre está alegre, le gusta la música, el baile, el teatro y va con nosotros a cualquier sitio, de hecho la llamamos la embajadora porque saluda a todo el mundo por la calle con una sonrisa... le encanta la familia y estar con gente”. 
 
 

Una mochila repleta

 
De nuevo la referencia a su madre se hace necesaria pues Manolo continúa su preparación y carga con más conocimiento esa mochila de la que ella le hablaba, la mochila del saber. Entre los años 1977 y 1996 trabaja también como Coordinador de educación especial y a partir del 96 comienza su etapa laboral en la universidad tras sacar la plaza de profesor titular en el Departamento de psicología evolutiva y antropología, en el área de personalidad y trastornos de conducta (PETRA). En el año 2000 hace su tesis doctoral sobre 'Intervención cognitiva en estrategias de memoria en personas con discapacidad intelectual', de la mano de Alfredo Fierro, “mi director de tesis, un hombre increíble de una gran calidad humana del que también aprendí el afán de saber”, afirma dedicándole un recuerdo especial.
 
Y en este punto Manolo advierte de un detalle importante: “Como ves, toda mi carrera, de Maestro, de orientador y en la universidad, siempre ha sido en torno al mundo de la discapacidad”. Un mundo al que se dedicó en su vida laboral, en su hogar y en su espíritu solidario asumiendo diversas tareas y responsabilidades en el llamado tercer sector.
 

El movimiento asociativo

 
Manuel López Risco en los premios solidarios ONCE 2019“Una de las cosas que más he aprendido, un regalo o legado que quisiera que todo el mundo tuviera es el movimiento asociativo”, afirma. Y es que Manuel López Risco ha recorrido numerosas estancias de este hogar asociativo, y lo ha hecho con tal compromiso que ha llegado a presidir unas cuantas, como son Aprosuba3, de Badajoz; la Federación de organizaciones en favor de las personas con discapacidad intelectual (Feaps, actualmente Plena inclusión) en Extremadura; del CERMI Extremadura y de la Plataforma del Tercer Sector de Extremadura. Nada menos. 
 
Su trabajo en Extremadura ha sido definitivo, pero su paso a la gestión en el ámbito estatal fue todo un descubrimiento para él y así describe ese primer contacto gracias a su puesto en la junta directiva de la Confederación Plena inclusión: “Me abrió unos horizontes de intervención, de apoyo, de compartir lo que se hacía en toda España, me pareció increíble”. Al igual que sintió con la presidencia del CERMI regional, donde siempre tuvo claro que debía mantener un espíritu de unión: “Tenía claro que ganábamos si ganábamos todos, no podíamos dejar a nadie atrás, cada uno con su especificidad”. 
 
Y luego llega a la Plataforma del Tercer Sector y disfruta de esa riqueza entre tantas entidades históricas con las que siente también una gran unión, un fin común, al igual que le ocurre cuando descubre los Objetivos del Desarrollo y entiende que ahí están las personas con discapacidad y todo su mundo: “Esos objetivos los compartimos las entidades de la Plataforma del Tercer Sector, son los mismos que defendemos y nos une en el CERMI, los mismas que defiende confederación Plena inclusión , los que transmite la revista Siglo cero…”
 

Manual de psicología

 
Manolo reconoce que en sus momentos difíciles, cuando necesita un apoyo, se acerca a su segunda casa, Asprosuba3: “Una de las cosas que más me ha enriquecido es ser presidente de Asprosuba3, en los 8-10 años que presidí, cuando surgían problemas, iba al centro especial de empleo o a los talleres ocupacionales, me escapaba allí, viendo los afanes, la forma de ser de nuestra buena gente... cargaba las pilas y me daba cuenta de lo que verdaderamente importa”. 
 
Y comparte entonces un poco de su filosofía vital, explicando que en esta vida hay que saber agradecer lo que uno recibe, en segundo lugar, hay que trabajar con lo posible y, en tercer lugar, soñar con lo imposible, con la utopía, porque “hace 30 años no nos habríamos creído dónde hemos llegado, por eso debemos pensar siempre en la utopía y en la excelencia, en lo mejor para nuestros hijos, convertir la utopía en realidad”. 
 
Y ampliando este manual exprés de psicología, explica las fases que debe superar un negociador cuando plantea una reivindicación, por ejemplo, ante la administración pública: “Primero debemos tener claro que lo que pedimos es justo; segundo, debemos saber pedirlo; tercero, que te lo quieran dar… y si no quieren, seguir reivindicando, trabajar, hablar, hacer mucha pedagogía, ¡convencerles!”.
 
Manuel López Risco se jubiló en 2014, sin embargo no ha dejado nunca de trabajar, aunque ahora ya sin sueldo, en esos empleos voluntarios, solidarios, que tanto le han enseñado y con los que ha disfrutado de verdad, llenando hasta rebosar esa mochila que todavía carga. Afirma que su empeño y su compromiso siempre ha sido ser útil, aprender y saber: “Es un legado, y si a ti te dan un legado, tienes que compartirlo”. Su activismo es ejemplar, su espíritu contagioso y su ejemplo debería ser universal.
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