"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"
Activistas
Pedro Martínez, director de Fundown (Fundación Down Murcia)
La inmensa pluralidad social que atrapó a Pedro
08/04/2016
Blanca Abella
Pedro Martínez tenía un desconocimiento total acerca de la verdadera vida de las personas con discapacidad intelectual, ni siquiera se planteaba que pudieran trabajar o aspiraran a tener una casa y una pareja, que tuvieran un proyecto vital, “hasta que entré en Fundown y empecé a conocer a las personas, ya no son personas con discapacidad intelectual, son Paco, Antonio, Sonia, Susana… y tienen los mismos anhelos que tú y que yo, trabajar, tener una casa y vivir”, asegura.
El empleo centra gran parte de la conversación con Pedro, es el camino más directo para lograr que las personas sean autónomas y decidan sobre sus vidas, el fin último y el sentido de Fundown y del propio Pedro. Pero Fundown no es una agencia de colocación ni una empresa de trabajo temporal, explica: “cuando vienen aquí las familias a menudo dicen que vienen porque saben que nosotros encontramos trabajo para sus hijos con discapacidad intelectual, pero no, nosotros no somos una agencia de colocación ni una empresa de trabajo temporal, nosotros trabajamos un proyecto vital y el empleo es parte del itinerario, pero no es el objetivo. Nosotros lo que intentamos es promocionar su autonomía y así lo tiene que entender la familia, supone un riesgo y un esfuerzo porque nosotros no tenemos ni transporte ni comedor, porque queremos que ellos aprendan a ir de manera independiente a su destino y les apoyamos el tiempo necesario para que aprendan a coger el autobús o lo que haga falta, pero una vez que aprenden, lo hacen solos”.
“Nadie que trabaje en el mundo de la discapacidad se va a hacer rico"
La madre de Pedro ha trabajado siempre en política social y su mujer es trabajadora social, de modo que Pedro parece tener una clara tendencia hacia este ámbito, además de sus propias elecciones, ya que se siente mucho más recompensado con lo que obtiene en este trabajo que con otro tipo de opciones, “nadie que trabaje en el mundo de la discapacidad se va a hacer rico, pero lo que sí es verdad es que cuando consigues que una persona acceda a un empleo, o termine unas prácticas o simplemente termine una formación, eso compensa tanto que es algo difícil de conseguir en otros sectores de trabajo. La pluralidad social que mueve la discapacidad es inmensa, hay mucha gente que cree en esto”.
Entre sus mejores momentos, entre los recuerdos que atesora, están las llamadas telefónicas para darle las gracias porque han conseguido un trabajo. Además, explica, su entrega a menudo es tan intensa que acaba llevándose la tarea a casa, pero eso no crea tensiones, al revés: “La familia entiende mucho más un trabajo así, del ámbito social, trabajar un domingo por la tarde en un proyecto destinado a que cuatro personas con discapacidad puedan acceder a un trabajo tiene más permiso que mirar una hoja de cálculo para saber cuántos tornillos has vendido en una semana”.
Creando empleo
Llegó a Fundown en 1996, cuando la entidad apenas llevaba dos años de recorrido. Su misión no parecía fácil entonces, “me encargaron desarrollar el área de empleo con apoyo dentro de la fundación, en esa época el empleo con apoyo lo conocían pocas entidades o empresas y el reto era intentar conseguir que los empresarios de la región contrataran a personas con síndrome de Down o discapacidad intelectual, personas que previamente nosotros habíamos formado en diversas actividades, como carpintería, agricultura, oficina, jardinería…”.
Y entonces entró en contacto con las personas, con Paco, Antonio, Sonia o Susana, y fue cuando más creyó en su trabajo, “estas personas al final tienen el mismo objetivo que tú, conseguir un trabajo para poder ser lo más autónomo posible, tener una casa y vivir”. En poco tiempo logró ayudas para reforzar su tarea con la contratación de otros dos trabajadores en el departamento y hoy en día son ocho personas las que trabajan en el área de empleo de Fundown.
“Un minuto de conversación entre dos empresarios convence más que una hora de charla con nosotros intentando convencerles, el empresario se fía más de su homólogo que de alguien que intenta convencerle"
Convencer a los empresarios siempre ha sido difícil, pero mucho más hace 20 años, cuando todavía persistían ciertos prejuicios acerca de sus capacidades y su valía, “preguntaban cosas extrañas”, asegura Pedro. Pero lo que de verdad funcionaba y sigue funcionando es el ejemplo: “un minuto de conversación entre dos empresarios convence más que una hora de charla con nosotros intentando convencerles, el empresario se fía más de su homólogo que de alguien que intenta convencerle, por eso hemos intentado siempre involucrarles con reuniones, jornadas, desayunos, para que sean ellos los embajadores de esta iniciativa”.
Recursos y tenacidad
Una de las preocupaciones de Pedro es la educación, cree que es la clave para alcanzar la tan soñada inclusión social, pero entiende que es un problema de concienciación, de recursos, más que de tiempo. “En primer lugar es necesario un recorrido más amplio en el cual las generaciones hayan convivido desde pequeños con personas con discapacidad intelectual en un plano de igualdad, y en segundo lugar, hacen falta recursos para que estas personas, dentro del aula, lleven unos programas formativos adaptados para que puedan aprender y acceder después a otra formación. La parte de inclusión social, por el mero hecho de convivir en el aula de una manera diaria con y sin personas con discapacidad, hace que la sociedad vea a estas personas como iguales, que los chavales los inviten a sus cumpleaños, que trabajen de manera conjunta… Es un problema de recursos, no de tiempo. Hay que seguir trabajando la concienciación para que todo el mundo entienda que la sociedad es plural y diversa y los apoyos a algunas personas no deben verse como un detrimento para los demás”.
"A estas personas nadie les regala nada, al contrario, todo les ha costado cuatro veces más, tienen que estar permanentemente demostrando que pueden hacerlo"
El recorrido ha sido enorme, a juicio de este activista, pero faltan muchas cosas por hacer, “en 20 años en Fundown he hecho de todo” pero lo que mejor ha aprendido es “a valorar a las personas con discapacidad por su capacidad de lucha, a estas personas nadie les regala nada, al contrario, todo les ha costado cuatro veces más, la formación escolar, la formación profesional y convencer día a día al empresario, porque ellos tienen que estar permanentemente demostrando que pueden hacerlo y creo que esa tenacidad y ese trabajo es lo que más me enseña”.
Lleva 20 años en Fundown y aunque asegura que han logrado grandes avances en este tiempo, sueña con un futuro mejor, cree en él, es un sueño por el que luchar: “el futuro nos invita a ser cada vez más optimistas, a ver cada vez más personas trabajando, en la administración y en otros sitios y sobre todo viviendo; en un panorama a veinte años, veo a personas muy autónomas, que desde pequeño han sido estimulados con atención temprana, que han conseguido una educación de calidad, que han accedido a una formación profesional y después un empleo que les va a permitir vivir como cualquiera de nosotros: con amigos, en pareja… de manera más autónoma”.
