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CERMI.ES semanal el periódico de la discapacidad.

sábado, 31 de mayo de 2014cermi.es semanal Nº 125

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"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"

Activistas

Jesús Martín Blanco, Coordinador de Presidencia y Relaciones Institucionales de la CNSE

Una vida diferente y normal

Blanca Abella - Imágenes: Jorge Villa

En su infancia era Chus, el hijo de Casimiro y Angelita. Nada más y nada menos. Estaba todo el día en la calle, correteando entre los vecinos de Eljas, en la Sierra de Gata. “En el pueblo era todo muy natural, estaba muy normalizado. Siempre hice lo mismo que el resto de niños, iba al campo, saltaba, hacía gimnasia, incluso me atrevería a decir que fue demasiado normal”.

Jesús Martín Blanco, Coordinador de Presidencia y Relaciones Institucionales de la CNSELos tres hijos de la familia Martín, los de Casimiro y Angelita, tenían la misma discapacidad, displasia ósea, su talla era menor que la del resto de los vecinos, pero era costumbre verlo con naturalidad, incluso con demasiada naturalidad. “Mis padres nunca nos han sobreprotegido, de hecho mi casa no estaba adaptada, yo me subía a la silla como podía y ya está. Cuando no llego a un sitio, o pido ayuda o me subo a una silla, no necesita adaptaciones. Ellos lo han hecho de la mejor manera que han sabido y no puedo reprocharles nada, siempre lo trataron con total naturalidad y nosotros no estábamos encerrados en casa, estábamos en la calle. Nunca nos hemos tenido que esconder de nada. Nos hemos impregnado de esa naturalidad y de hecho cuando algunos niños decían “mira ese señor tan bajito”, yo no entendía muy bien a qué se referían”.
 
El pequeño pueblo de Eljas resultó ser un gran centro de aprendizaje y enseñanza para Chus. Allí vivió hasta los 14 años, con libertad y seguridad, con mucho respeto y amor y con la autoestima muy alta, a pesar de que sus padres jamás hablaron de la discapacidad. “En mi casa nunca se ha hablado de este tema y cuando salí del pueblo y me preguntaron yo no tenía muchas respuestas. Yo les preguntaba a mis hermanos por qué éramos diferentes, más bajitos, y ellos me daban explicaciones peregrinas, casi de cuento. Pero poco a poco lo vas integrando y te das cuenta de que es una discapacidad y te ha tocado, y hay que sobrellevarla”.
 
Finalizada su primera etapa escolar, Jesús tuvo que irse a Huesca para continuar sus estudios. El internado donde vivió varios años fue su segundo hogar y sus compañeros una familia más con la que aprendió y disfrutó cada día. “Era el único niño con discapacidad en un internado de 2.000 personas y allí algunos me preguntaban por mi discapacidad pero nunca con mofa. Había miradas y preguntas, pero sin mala intención. Siempre he intentado naturalizar mi cuerpo, de forma que cuando me veían los demás, no sé de qué manera y cómo, pero hacía y propiciaba que se olvidaran de mi cuerpo, que vieran que yo era algo más que un cuerpo. Y siempre lo he conseguido”.
 
El colegio de Huesca era un sitio gigante donde había nada menos que 300 novatos, “todos igual de colgados que yo, e hicimos de eso una familia, cuidándonos los unos a los otros. Aragón se convirtió casi en mi segunda tierra. Fui muy feliz. Allí me hice un hombre”.
 

Encuentro con el amor

 
Jesús Martín Blanco, Coordinador de Presidencia y Relaciones Institucionales de la CNSELlegó la adolescencia, esa montaña rusa de emociones y pasiones que cada uno afronta de diferente manera. Para Jesús fue un momento difícil. “Hay situaciones complicadas como es la adolescencia, cuando todos ligan y tú no. Eso sí es complicado, y eso lo tienes que pasar y luego llegas a la vida adulta y vas aceptando quién eres, como eres y cómo es tu cuerpo. Pero todo llegó, llegaron los amores, desamores, las relaciones sexuales. Igual que cualquier otra persona, pero con más esfuerzo, me lo he tenido que currar más”.
 
Durante todo ese tiempo, y siempre, su familia y sus amigos han estado ahí, sin necesidad de arroparle, pero presentes, sin tener que tirar de él, pero caminando a su lado: “Nunca he necesitado que tiren de mí, siempre he sido bastante echado para adelante, pero sé que estaban conmigo y cuando he pasado por momentos difíciles, aunque yo no lo exteriorizaba en aquella época, ellos estaban allí, sus miradas, sus abrazos, su complicidad. Con ayuda de mis hermanos, sobre todo, que son bastante mayores que yo, y el apoyo de mis amigos, que son maravillosos, en Madrid y en muchos sitios, mi amigo Roberto, que es mi amigo del alma, de mi pueblo”.
 
Cuando terminó la etapa escolar, Jesús se fue a la Universidad de Salamanca a estudiar Documentación. La ciudad estaba más cerca de Eljas que Aragón y su madre le echaba de menos, “me quería más cerca”. En Salamanca estudió durante cinco años y vivió momentos muy felices y divertidos.
 

Encuentro con la discapacidad

 
Jesús Martín Blanco, Coordinador de Presidencia y Relaciones Institucionales de la CNSEJesús llegó a Salamanca y convivió un año con una familia, pero decidió buscar otras opciones, un sitio donde alojare más económico para ahorrar todo lo posible a sus padres, y llegó hasta el CMRF (Centro de Recuperación de Personas con Discapacidad). “Yo sabía de la existencia de los CRMF, que dependían del Imserso, donde personas con discapacidad estudiaban talleres ocupacionales. Y me preguntaba por qué no podía alojarme allí. Hice las gestiones con el centro base y me dijeron que no porque yo estaba en la universidad. Entonces escribí una carta al director del Imserso, que entonces era Héctor Maravall y me contestó diciendo que sí, que tenía plaza”. 
 
“Fue un choque encontrarme con gente con discapacidad. Era la primera vez que tuve esa impresión, mi primer jarro de agua fría con la discapacidad, porque yo nunca había tenido contacto con personas con discapacidad, solo con mis hermanos, pero eran mis hermanos, no personas con discapacidad”.
 
De golpe, casi de manera repentina, se vio rodeado de personas como él, con discapacidad, comiendo con ellos, viviendo con ellos, pero sin sentir que era como ellos. “No me sentía parte de ese mundo. Yo me veía a mí, Jesús, un chico bajito, con un cuerpo diferente. Luego vi que había gente como yo, gente que no veía, o que no oía, que le faltaba un brazo… Ese encuentro con otras discapacidades me hizo tomar conciencia de que yo era así, era una mirada hacia mí mismo, sentir que yo era también parte de ese mundo y tenía que participar de las reivindicaciones de esas personas”. Fueron cuatro años duros, pero muy felices. “Fue muy terapéutico”.
 

La CNSE, otra familia para Jesús

Jesús Martín Blanco, Coordinador de Presidencia y Relaciones Institucionales de la CNSE
Tras superar sus estudios y su aprendizaje vital en el CRMF, Jesús trabajó unos meses en Salamanca, hasta que encontró otro trabajo, ‘el trabajo de su vida’, podríamos decir. En la CNSE buscaban un documentalista sordo, o con discapacidad. y resultó que Jesús tenía el perfil perfecto y para Jesús la CNSE era el lugar perfecto, otra familia y otro hogar en el que convivir y ser feliz. “Llevo 17 años en la CNSE. Me ha dado muchísimas oportunidades, he trabajado en proyectos maravillosos, me ha dado la confianza, que es muy importante para la autoestima, me ha hecho crecer mucho profesionalmente y me ha hecho un regalo maravilloso, que es la lengua de signos.  Esto es mi familia, es otra familia. Sus reivindicaciones ya son parte de las mías. He tenido la suerte de caer en una entidad maravillosa que me enseñó a ser diferente, aquí aprendí a quererme diferente y a que la gente me quiera diferente”.
 
Jesús ha seguido formándose durante toda su vida, en ese afán suyo por sumar, así que además de la licenciatura en Información y Documentación, tiene dos Másters, uno en Gestión Cultural y otro en Comunicación de las Organizaciones y RSE.
 
Y así lleva 40 años, viviendo normal pero diferente, “esta es mi vida, la vida de un chico diferente y normal”. Como muchos hombres, hace unos días celebró sus 40 con una gran fiesta, rodeado de amigos y familia, paseando por la Gran Vía de Madrid con grandes globos de colores, con mucho cariño y mucha diversión. Feliz. “Con 40 años, tras todo este camino que he recorrido es como si mi puzle emocional hubiera encajado. Ahora estoy muy bien”. 
Jesús Martín Blanco, Coordinador de Presidencia y Relaciones Institucionales de la CNSE
Y su proyecto es seguir así, sumando y respetando la diferencia, reclamando que se termine con los estigmas, “esta discapacidad lo que tiene es un estigma social en el sentido de que sigue produciendo risa, mofa. Es una discapacidad muy visible asociada a bufones y aunque mi experiencia vital haya sido esta, sé que la experiencia vital de otras personas como yo es completamente diferente”. Por eso reclama la colaboración de todos, de las administraciones públicas, “que nos dejen ser como somos y apoyen esa diferencia”, de los medios de comunicación, “que se trate esta discapacidad con respeto”, del mundo de la cultura, “que en el cine aparezca de una manera normalizada y las imágenes de bufones queden desterradas en los cuentos y en el pasado”. 
 
Por otra parte, también ha decidido comenzar una nueva aventura, comprometerse más con ese mundo, su mundo de la discapacidad. “Llevo años y años reivindicando justicia social para las personas sordas y ahora llevo unos meses colaborando con la Fundación Alpe como voluntario, ayudándoles. Esa es mi causa. Es un proyecto personal que no he hecho hasta ahora por falta de decisión. Ha sido un proceso de aceptación largo, quizás demasiado largo, pero ha llegado, y yo cuando decido una cosa me comprometo de verdad y estoy seguro de que haré grandes cosas con ellos y con las personas que tengan displasia ósea, para que alcancen un nivel de bienestar y no haya injusticias ni vejaciones”.
 
Y se une a cada lucha que entiende justa y necesaria, y que le hace sumar y ayudar también, por eso ha querido ofrecer este testimonio al CERMI, porque además cree en el compromiso que las propias personas con discapacidad deben asumir por sus causas. "Debe ser nuestra voz la que reivindique y defienda nuestros derechos. Debemos implicarnos con las asociaciones que nos representan a través el CERMI, ya que somos un activo clave en la construcción de una sociedad justa, accesible y libre de estigmas". 
 
Jesús hoy es feliz y lo ha sido a lo largo de su vida. Es una constante en su relato, sin negar los problemas y las complicaciones, pero consciente de todo lo bueno que ha vivido y luchado. Y como bandera y proclama termina con una cita de Antoine de Saint-Exupery: “Aunque eres diferente a mí, hermano mío, lejos de dañarme, tu existencia enriquece la mía”.
 
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