Aquí nos discriminan
Por el derecho de voto para todas las personas sin exclusiones
#Votaparaquevotemos
Y por la accesibilidad universal de las elecciones
18/06/2016
Texto y foto: Beatriz Sancho
Frente al Congreso de los Diputados, y al amparo de la capa ondulante de una persona con discapacidad ilustre, don Miguel Cervantes de Saavedra, asistíamos ayer las personas con discapacidad, y sin ella, a un acto cívico, justo y reivindicativo. Exigíamos, y exigimos, en vísperas casi de las próximas elecciones generales, simbólica, implícita y explícitamente, la muerte de la discriminación y la exclusión, y mucho más concretamente la devolución sine qua non de un derecho fundamental tan primordial para ejercer la democracia como es el del voto a las más de 100.000 personas con discapacidad en España que no lo tienen. Pero también la accesibilidad universal de las elecciones, no nos olvidemos.
A las 11 de la mañana de un día previsto como fresco, el sol empático decidía amablemente acompañar y bendecir nuestra contienda, nuestro puro y místico "aquelarre", a golpe de tamtanes para conjurar los designios de los políticos de este país y su ciudadanía, y juntos, lograr la plena inclusión de nuestra democracia, como decía el presidente del
CERMI, Luis Cayo Pérez Bueno, conseguir incluir "a todo el universo de la diversidad que hay en nuestra sociedad". Si no lo próximo para esta meta, parafraseando también al dirigente del movimiento asociativo, será dar un "golpe de estado".
Y a pesar de que estuviéramos despidiendo, metafóricamente, o para que suceda, a la discriminación, a la vulneración de todos los derechos fundamentales de las personas con discapacidad y, muy especialmente, a la negación del derecho a votar, de que estuviéramos en un deseado "funeral", fue alegre, muy alegre, de esos que caben en otras culturas diferentes a la nuestra -qué bueno lo diferente-, en los que se despide al difunto contentos, brindando, sabiendo que hay un lugar mejor al que se está yendo. Pues que allí vaya, deseábamos algunos más conscientemente que otros, a parar también la exclusión, la discriminación, la vulneración de derechos humanos, y en su lugar nazca la luz resplandeciente de la justicia, de la plena inclusión, invocamos, y si no en estas, sí en las siguientes elecciones, todas esas miles de personas con discapacidad, todas, puedan ejercer su derecho al voto, ese derecho tan fundamental.
Fue con ese sentido con el que vivimos ayer esa fiesta por una democracia totalmente inclusiva, todas las personas que nos concentramos en la emblemática plaza madrileña de las Cortes. Allí se citó una diversidad colorida, además de alegre, enriquecedora, empoderada por completo o entregada al loable empeño de empoderarse.
Los organizadores (CERMI Estatal) y voluntarios, con y sin discapacidad, allanaron el camino desde temprano para que el evento se fuera sucediendo con fluidez, y alcanzara, al final, todos sus propósitos con maestría, con "perfección", según subrayó Pérez Bueno. Gracias a su compromiso e implicación, quedaron dispuestas las mesas electorales donde votamos unas 1.500 personas por ese justo sí al voto de todas las personas con discapacidad.
El despliegue de todas las entidades del movimiento asociativo estatales, autonómicas y locales fue generoso, y muchos, mediante sus dirigentes o sus bases, hicieron acto de presencia y arroparon este gran anhelo del CERMI, en un acto irrepetible y cargado de una magia y una energía, que calaba al público por poca o mucha sensibilidad que tuviera cada uno de sus mimbres.
El director de Servimedia, José Manuel González Huesa, fue el encargado de conducir la jornada, advertir de que ya se podía votar en las mesas electorales y de entrevistar, durante dos horas, a todas las personalidades políticas y del movimiento asociativo para que dieran su testimonio de la necesidad y justicia de conseguir que las próximas elecciones generales sean las últimas en las que impida ejercer el derecho al voto a 100.000 personas con discapacidad.
Y todos y todas las personas que emitían sus opiniones en el micrófono, y todas las ánimas allí reunidas, por una vez, pensábamos de la misma manera, sin matices, sin fisuras, a una... como Fuenteovejuna, por traer al escenario también a otro gran ilustre. Sí al derecho de voto para todas las personas sin exclusiones.
El apoyo de personas dedicadas a la cosa pública, de todos los colores, también se ha hecho notar y sin significarles por su color, sí se puede hacer por su discapacidad. Que queden mencionados, por su doble motivo, Ignacio Tremiño y Virginia Felipe.
Y entremedias, a intervalos, amenizando, realzando esa alegría contagiosa, la batucada que con sus sonidos ancestrales hacían repercutir el significado del acto cívico que nos congregaba, la importancia de que reverberara en todos y todas, en todo, el derecho que tenemosde acceder al voto, de dejar de ser discriminadas. Y el Psicoballet de Mayte León, como siempre, llegaba azul al corazón del espectador, despertando al dormido, al incrédulo de las capacidades de cada alma única, unívoca, irrepetible.
Ciertamente, hemos conseguido llamar la atención de la sociedad con este acto, como dice el presidente del CERMI, de las redes sociales, y el compromiso de los medios, y también "hemos mostrado que quien más vela por los derechos de las personas con discapacidad son las propias personas con discapacidad y sus familias, organizados".
No sé si el resultado es o no "perfecto", pero, desde luego, la experiencia sí que procuró un deseo común que nos vinculó y nos hizo comulgar a todos los que hemos participado en este ágape de democracia, solidaridad, justicia y compromiso: "que sean las últimas elecciones en las que estas personas no pueden votar". Y con este deseo y la convicción profunda de lo justo que es hacerlo real, nos disolvimos todos. Esperanzados, de veras, de que pronto concluya esta incomprensible exclusión y votemos todas y todos, sin excepción.