Aunque el tiempo pasa volando, ¿qué cosas son las que dejan mayor huella?

 

A mí, quizás, los primeros viajes, las primeras experiencias de trabajar en el extranjero, cuando empecé a trabajar en taller Music, en Barcelona, que hacían muchos conciertos fuera; era el mejor regalo que podía tener, estaba conociendo el mundo, podía aprender muchísimo, era una época en la que sentía una curiosidad desbordada… esa etapa me marcó mucho. Ten en cuenta que yo, antes, había trabajado en la fábrica, incluso en la construcción. Viajar fuera me permitió conocer diferentes culturas, otros paisajes… siempre había soñado con ver mundo. Lo que también me ha marcado mucho han sido los artistas con los que he ido colaborando.

 

¿Caben treinta años en 24 canciones?

 

No, qué va… en este caso, más que una recopilación de treinta años, traté de volver treinta años atrás, al inicio; son un ramillete de canciones que escuchaba de pequeño y de canciones de mis ídolos de infancia, artistas de la rumba, Bambino o Los Chichos, y que los afronto sin complejos. También de cante tradicional, y con este disco cierro una trilogía que comenzó con Enlorquecido. En treinta años puedes imaginar que me han ocurrido muchas más cosas… lo que quería era volver al punto cero.

 

¿Cómo se consigue el punto de equilibrio entre el respeto a la tradición y el tanteo con la  experimentación?

 

Con amor… el flamenco tradicional es la música que más me emociona, siempre tira de mí, siempre vuelvo a mis raíces, pero hay otra parte de mí, inquieta, libre, curiosa, que me arrastra a conocer más cosas. Amas a tus padres, son tu centro, pero también quieres salir, volar, ver cosas, y después regresas una y otra vez a casa de tus padres.

 

En este momento vital, ¿qué palo flamenco simbolizaría mejor su estado de ánimo?

 

Algún palo de calma… un cante por malagueña, ahora que vivo en la costa de Málaga, donde me siento muy en paz, muy sereno. Quizás ese.

 

Yo quisiera ser muy libre, se titula uno de los temas del disco. ¿Qué cosas amenazan hoy en día la libertad?

 

Tantas… los propios políticos, los de todos lados, porque la lucha tan feroz de poder les hace olvidarse de lo que siente la sociedad, están más pendientes de ellos mismos que de la gente, y eso crea desilusión y confrontación; en ocasiones tienen más puntos en común de los que quieren reconocer, pero solo les interesa el poder, olvidándose de nosotros. 

 

¿Qué cosas se dicen mejor cantando?

 

Todo, por lo menos en mi caso, comunico cualquier sentimiento mejor cantándolo: rabia, angustia, decepción, alegría, euforia, picaresca… mi mejor motor para comunicarme, para llegar al corazón de las personas, es mi cante. 

 

¿Qué tiene que tener una canción para que emocione?

 

Mucha emoción, mucha verdad. En este disco, las habrá mejores o menos buenas, pero son mis recuerdos, de cuando era fan de Tijerita, de Los Chichos, de Bambino…

 

¡Es que Bambino es gloria bendita! 

 

Gloria bendita, sí señor. Pues eso es lo que quería, abrir la puerta de ese lugar, de mi habitación, cuando tenía 10 ó 12 años, cuando idealizaba a los músicos y artistas.

 

Uno de los temas, Memoria del olvido, me recuerda esto que me decía antes a propósito de la huella que le dejó actuar con distintos artistas. ¿Cuál ha sido el que más le ha impresionado?

 

Chavela Vargas. Por la edad, tenía, cuando la conocí, 93 años, y murió a las dos semanas. Tuve oportunidad de cantar con ella en la Residencia de Estudiantes, cuando quiso despedirse de España y de Federico (García Lorca). Estaba tan delicada de salud, pero ese era su deseo, y escogió un lugar íntimo para hacerlo. Vino con el esfuerzo y el riesgo que suponía, y no quiso morirse aquí, sino en Méjico. Regresó y murió. Fue impresionante, la capacidad de controlar un poco tu destino…

 

¿Y quién fue su maestro?

 

Enrique Morente, sin duda. Tuve ocasión de hacer dos espectáculos con él, Misa flamenca y Voces Búlgaras, tuvimos una convivencia maravillosa en Barcelona. Ver cómo trabajaba, cómo sabía y aprendía tanto del cante, su inquietud… me marcó muchísimo. 

 

Misa flamenca es un disco incontestable. ¿Qué tiene de sagrado el flamenco? 

 

Todo, es religión el flamenco, tiene una poesía popular honda, muy sencilla y desgarradora, de un valor impresionante, con diferentes voces, formas, a veces enfrentadas… el universo entero del flamenco es de un valor artístico incalculable, del que deberíamos sentirnos orgullosos.

 

¿Cuáles son las palabras negras?

 

Las que suelta la envidia, fundamentalmente. Ese tema es una petenera preciosa.

 

¿Qué cosas no haría ni a tiros?

 

Muchas de las locuras de joven… no haría nunca daño a nadie, al menos  conscientemente, no faltaría al respeto al de al lado… no haría nada que llevase al confrontación.

 

La canción más pura que ha interpretado.

 

… Del género flamenco, por supuesto… no sé… quizás la mía, la que he compuesto yo, música y letra. Es la más pura porque la pureza nace de mí.

 

Este trabajo cierra una etapa. ¿Qué vendrá después?

 

Por primera vez no lo sé, ni lo quiero saber. No me voy a plantear nada, voy a esperar a que nazcan los proyectos de manera natural, sin maquinarlos previamente. Necesito tomar distancia y ver por dónde salta la chispa. Pero lo que venga no será nada premeditado. 

 

¿Cuál es el último disco que le ha conmovido?

 

El de Alba Carmona, por ejemplo, que tiene una sensibilidad impresionante, especial. Me gusta mucho su forma de afrontar la música y de comportarse en un escenario. Además, acaba de presentar disco en solitario, después de dejar Las Migas, y acaba de ser madre, así que la sensibilidad le sale por los poros.