¿De qué renace Mónica Naranjo?

 

Jajaja… ¡si yo te contara! Es que ha sido un año… en la vida lo que nos sacude siempre de la zona de confort son las decepciones, el dolor, y cuando nos agitan de esa zona comienza una evolución, ese es el renacer, que ya es la segunda vez en la vida que me ocurre; he pasado de no encontrar ningún tipo de lógica a lo que me ocurre a ver que todo discurre con una lógica interna, aceptando a su vez que no hay lógica posible para ciertas cosas y que simplemente las tienes que aceptar.

 

¿Por qué la creación artística tiende a situarse en la fuente del dolor, del sufrimiento, en vez de hacerlo en la plenitud, en lo luminoso?

 

Cuando estamos en una zona de confort en la que todo es felicidad, luminoso como tú dices, bonito, tendemos a relajarnos, a desparramarnos, a  disfrutarlo. Nos dedicamos a vivirlo. Cuando me pregunta la gente cómo estoy siempre respondo que muy bien, y es verdad, no tengo motivos para estar mal, pero como no estás mal, no te mueves, solo disfrutas, das gracias por todo lo bueno que te pasa pero no evolucionas. Solo evolucionas cuando llega el dolor y te zarandea y dices ¡ostras! Entonces te das cuentas de que no estás en la vida para aprender música sino para aprender a ser mejor persona.

 

En estos 25 años, ha tenido al menos un momento de desaliento absoluto, cuando decidió retirarse. ¿Por qué lo hizo?

 

Cuando dejé la música, hace ya bastantes años, siete años, no fue por un dolor sino por hastío, por hartura, porque no me molaba mi vida, ni las personas que me rodeaban. Hasta ese momento me encontraba cómoda con todo lo que me sucedía, pero un día se produjo un click que me llevó a preguntarme: ¿Quiero esto? ¿Todos los días? ¿No quiero algo más? ¿No quiero darle un poco de mimo a Mónica? ¿Qué pasaría si seguimos así toda la vida?

 

En 25 años de carrera musical, ¿se pierde frescura y se gana técnica?

 

Depende de cómo contemples el tiempo; si no descansas y no te tomas tu tiempo para ver con cierta calma qué cosas estás haciendo te conviertes en un técnico, adquieres una obligación a la hora de crear que es terrible; pero si te tomas tus espacios siempre estás fresco, sobre todo si esos espacios los llenas con cosas que te enseñan sobre tu profesión. Ten en cuenta que soy ratón de estudio, que dedico muchísimo tiempo a escuchar distintos trabajos, sin importarme de dónde vengan, su disciplina, eso para mí es importante, y ahí se producen momentos de cierta tensión con las compañías discográficas, que preferirían que cada 26 meses les entregaras un nuevo trabajo. No funciono así, ni quiero hacerlo. 

 

Ha escrito algún libro, ha participado en programas de televisión, ahora va a presentar un espacio sobre sexo, se ha visto envuelta en polémicas ajenas a lo musical…  ¿No guarda resquemor de que todo esto quita protagonismo a su carrera?

 

No, todo tiene un espacio diferenciado, y me he sabido ubicar en cada momento; ahora llevo ocho meses viajando con este programa, y me dedico a él en cuerpo y alma. Todo es cuestión de orden y disciplina, y de eso sé bastante.

 

Ha grabado y cantado con muchísimos artistas de diferentes géneros. ¿Quiénes son los que más le han enseñado?

 

Uf… Muchas personas… he escuchado desde pequeña mucha música, gracias a mi madre… desde luego, las arias cantadas por Callas han sido un inmenso legado para mí… Barbara Streisand, con el tecnicismo más purista del mundo, Donna Summer, que nos daba pop más fresco, vestido de Giorgio Moroder, Gloria Gaynor, Whitney Houston, muchas… Mina, que fue el gran descubrimiento de mi adolescencia… hubiera muerto por ella. También Luciano Pavarotti, a quien escuchaba con 14 años y ya entonces quería cantar con él, y lo hice años después, fíjate qué generosa ha sido la vida conmigo. Por supuesto Freddie Mercury, quien para toda la gente que amamos el clásico y el rock, es dios. 

 

Has mencionado sobre todo mujeres. ¿Crees que ellas aportan con su voz distintos matices?

 

Creo que cantar es una cuestión de sentimiento, de emoción, no tanto de voz ni de sexos. Depende de la persona que las extrae y las hace música; para llegar a la gente no hace falta tener una gran extensión vocal, hay personas que tienen escasos medios pero están dotadas de un don maravilloso, o de un color vocal que incluso puede venir de una tara en las cuerdas vocales. Si a eso se le une que la persona se nutra de una inmensa emoción y no tenga miedo a sentir cuando canta, se produce la magia. 

 

¿Cómo se elabora un repertorio para representar 25 años de trabajo?

 

Jajaja, eso es una locura. Por un lado, das gracias a Dios porque te das cuenta de las cosas que has hecho, pero luego empieza el difícil equilibrio entre incluir los temas más emblemáticos con aquellos que, en el terreno personal,  son muy importantes. Lo interesante es que este año, además de celebrar 25 años de carrera, está lleno de lanzamientos, de trabajos en los que he participado y que me han hecho más versátil, así que estoy muy feliz. 

 

¿Cambia mucho la Mónica Naranjo que se mueve por el escenario a la que encontraríamos fuera de él?

 

No tiene nada que ver, afortunadamente, jajaja. Hay que saber separar. Yo la música la sufro mucho, mucho, porque me implica una gran responsabilidad. Por ejemplo, cuando publicaron que la mía era una de las cinco mejores voces del mundo me hicieron una gran putada, porque para una persona que como yo se tiraniza tanto provocó muchísima presión en mí. Por supuesto, para el ego es muy halagador, claro, a él le encanta escuchar estas cosas, pero a mí me pesa mucho. Sí, sufro la música a la hora de crearla, de producirla, en todos los procesos. Recuerda que mi último trabajo me llevó siete años. 

 

Es decir, la Mónica Naranjo no artista es más sosegada…

 

Sí, sin duda…

 

¿Qué peaje ha de pagarse cuando uno se dedica a la música?

 

El mismo que como casi todos los trabajos, salvo que este es nómada, te obliga a estar lejos de los efectos y a mí me gusta estar muy cerca de ellos. Sí, ese es el gran sacrificio de esta profesión.

 

¿Se pagan con gusto estos peajes?

 

Sin entrar en pormenores, no todos…