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viernes, 04 de diciembre de 2015cermi.es semanal Nº 192

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Cuarto de invitados

Ara Malikian, violinista

“La perfección siempre es secundaria”

Por Esther Peñas

04/12/2015

Imágenes: Jorge Villa

De origen libanés y ascendencia Armenia, Ara Malikian (Líbano, 1968) es capaz de cualquier cosa con su violín, desde los clásicos canónicos hasta melodías zíngaras, tangueras, árabes, judías, flamencas… y, como en un triple salto mortal, de pronto rasga las cuatro cuerdas con el arco (visiblemente deshilachado a medida que avanzan sus actuaciones) y convoca los acordes de temas de Extremoduro, Juan Antonio Valderrama, Radio Head o Paco de Lucía. Con su último trabajo ‘15’, celebra los años que lleva afincado en España, un país que siente como propio “casi sin darse cuenta”.

Ara Malikian, violinistaAunque su origen queda muy alejado de estas latitudes e idiosincrasias, este año estuvo nominado a los Grammy latinos al ‘Mejor vídeo musical’. ¿Le sorprendió?
 
Me sorprendió muchísimo, pero también me alegró enormemente, porque nunca uno trabaja pensando en los premios, uno sabe que el mejor premio es el reconocimiento del público que acude a tus conciertos, y precisamente estoy muy alegre por esta nominación, sobre todo porque lo que hacemos no es nada comercial, y porque estábamos nominados junto a artistas como Pablo Alborán o Juanes.
 
Después de quince años en España, ¿se siente latino de adopción?
 
Me siento muy latino, es verdad que vivo en España desde hace más de quince años, es el lugar donde más tiempo he vivido, y en el disco en el que celebro estos quince años hay mucha música latina, flamenco, ritmos sudamericanos, jazz latino… todo tiene que ver con eso, con ir asumiendo una identidad casi sin que uno se de cuenta.
 
Aparte del jamón, como deja claro en sus conciertos, ¿qué tiene España que ha sido capaz de retenerlo tanto tiempo?
 
Al principio ni yo mismo lo sabía, vivía entre Londres y Alemania. Hubo un cambio en mi vida grande, un cambio personal, y decidí, sin una razón clara, instalarme en España, un país donde no tenía ningún compromiso profesional, ni contactos, tampoco amigos, al que conocía poco… pero me gustó el modo de vida, me gustó mucho la gente, me encantó la luz que tiene, cosas así poco importantes que se han convertido para mí en cosas importantes porque me hacen feliz.
 
Quedó usted muy chulapo en el balcón del Ayuntamiento, este mismo año, dando el pregón…
 
Ese fue el subidón más grande que he podio tener, estoy tan agradecido…
 
¿Qué es lo que menos le gusta de esta ciudad?
 
Siempre hay cosas que te gustan menos, las cosas injustas. Esta ciudad también las tiene. Pero vivo en un barrio que me resulta como un pueblo, conozco a la gente de las tiendas, me gusta mucho, es muy humano en todos los sentidos.
 
Este disco cuenta con muchas colaboraciones de amigos. ¿Cuántos se quedaron fuera?
 
Ara Malikian, violinistaMucha gente, la verdad es que en estos quince años he trabajado con muchos compañeros, hemos invitado al máximo que podíamos, pero más de uno no ha podido estar, por fechas, disponibilidad… habría que hacer tres o cuatro discos más para que estuvieran todos los que me hubiera gustado.
 
¿Cuál es la diferencia entre tocar como artista invitado en una gran orquesta como la de Tokio, o Cádiz, y hacerlo con su banda habitual?
 
Muchas son las diferencias, con una orquesta que te invita tienes cuatro ensayos y das el concierto, no puedes profundizar el trabajo, llegas con los deberes preparados, la orquesta con los suyos aprendidos y hay poco tiempo para los ensayos juntos. Con tu propia orquesta o banda se da un trabajo a largo plazo, conoces la personalidad de cada uno, sabes cómo reacciona, puedes improvisar y jugar más, hay mayor complicidad, nos complementamos mejor… pero son dos experiencias bonitas, cada una a su manera.
 
¿Es más frío tocar con una orquesta?
 
Puede serlo, como sabemos, las orquestas, en general, tienen tendencia a la rutina; a veces, puedes encontrar una orquesta que está tocando como quien va a la oficina, por desgracia, o te encuentras con un director que aquel día no tiene ganas de involucrarse y dirige como quien hace huevos a la plancha… no todo depende de ti, hay muchos más riesgos cuando tocas con una orquesta. Cuando lo haces con tu banda, todo está más controlado.
 
¿Qué hace falta para emocionarse con la música?
 
Que lo que se interprete se haga con ganas e ilusión; cuando la música te la ponen con cariño y humor a ti te llega. A mí me toca el corazón la música que está hecha con entrega. Algunos músicos o algunas músicas resultan un poco rutinarias pero si estás atento puedes encontrar algo realmente emocionante, por ejemplo entre los músicos callejeros, sin técnica, ni preparación ni estudios. Hay algunos músicos callejeros que transmiten a través de su instrumento, que le ponen el alma y que te llega al corazón. Los músicos estudiamos años y años para perfeccionar nuestro instrumento pero para emocionar la técnica sirve de poco o, en todo caso, solo sirve para estar al servicio de la pasión. Cuando era joven y estudiaba me obsesionaba con la perfección; hoy he aprendido que el público que viene a escucharte, a verte, ha pagado su entrada no para pillarte en una equivocación o en un desafine sino para que la música les entre por sus poros. Aprender eso es una cosa gozosa. Como artista tienes que ser consciente y entregarte a tope. La perfección siempre es secundaria.
 
¿Cuál es la última vez que se emocionó escuchando música?
 
Esta misma mañana, en el coche, escuchando una pieza de Shubert que yo tocaba de joven. Tiene esa manera tan sencilla de hacer la música…
 
Cuando uno se sube al escenario, ¿el estado de ánimo cambia o el repertorio se adapta a cómo esté de humor el artista?
 
Ara Malikian, violinistaHe aprendido que el repertorio no tiene que cambiar, lo importante eres tú, tienes una responsabilidad y todo el peso de llegar a tu público, da igual que toques a Bach o a los Beatles. Subirse al escenario es un ritual, porque el escenario es un lugar sagrado en el que tienes que entregarte. Tú pasas a segundo plano.  
 
¿Cuesta mucho, una vez concluido el concierto, dejar al artista allí arriba?
 
No, también he aprendido que, aunque es un lugar sagrado como te decía, para poder dar o mejor de mí no tengo que ponerme un disfraz, tengo que ser yo, alguien cercano justamente para poder transmitir. No hay diferencias entre quien se sube al escenario y quien baja de él. Quizás quien está en el escenario es más exagerado, porque la sensación es más honesta.
 
¿Es más honesto en el escenario que en la vida real?
 
Es que en la vida real me cuesta ser extrovertido, soy más tímido, y eso me impide a veces dar todo lo que me gustaría… lo que quiero decir es que soy menos espontáneo, no menos honesto.
 
Siente predilección por Bach, lo ha dicho hasta la saciedad. ¿Todos somos un poco barrocos?
 
Jajaja, tal vez sí, no lo había pensado de ese modo… pero es que Bach ha influido muchísimo en todo. Hoy en día también.
 
El público, cuanto más pequeño, ¿mejor?
 
Absolutamente, es más descarado, más honesto, sin complejos, sin prejuicios y es un aprendizaje a lo bestia para los artistas, actuar para niños, que descubrí por casualidad. Hacer conciertos para niños es muy importante en mi actividad, en mi carrera. Casi más lo necesito yo que ellos.
 
¿Qué enseñan los niños como público?
 
Cómo interpretar. Antes interpretaba las obras para los niños de un modo diferente porque pensaba que había que hacerlo de un modo más divertido. Ahora lo que he cambiado es mi manera de tocar para los mayores. Toco para ellos lo mismo que si actuara delante de niños. 
 
¿Qué separa a Falla, un tipo tan malhumorado, o Sarasate, del tema central de la película ‘Pulp Fiction’ o de los temas de Lep Zeppelin que incluye en sus conciertos?
 
Ara Malikian, violinistaNo los separa muchas cosas, su época, pero son igual de grandes músicos. Sarasate era una estrella del rock en su época, un loco, muy excéntrico, la gente le temía… me entristece la diferencia que se ha hecho entre lo popular y lo clásico, lo clásico se ha vuelto más rancio, mientras que lo popular ha seguido creciendo; es muy triste que la música clásica se haya cerrado tanto, que se haya convertido en algo tan elitista, que no haya crecido nada en absoluto desde los últimos 150 años… me da mucha rabia que un concierto de rock pueda llenar un estadio para ochenta mil personas y que la música clásica, en cambio, no haya conseguido hacerlo. 
 
¿Cómo escoge las canciones contemporáneas que integran su repertorio?
 
Tienen que ser canciones que me emocionen. Luego, nunca sabes hasta que pruebas, hay temas de los que está convencido de que estará muy bien en vivo y luego no hace el efecto que esperabas; hay canciones que, si la escuchas en casa te emocionan pero no tanto cuando las interpretas, y al revés, esas cosas nadie las sabe, es un misterio, ni los grandes compositores… Quizás Vivaldi sabía algo más de esto, pero no lo contó. 
 
¿Ha vuelto a ver a Boy George después de que le despidiera por no acudir a trabajar al haberse quedado embobado con una actuación de Radio Head?
 
Jajaja… no, no le he vuelto a ver…
 
¿Por qué hay tragedias como el genocidio del pueblo armenio sobre las que Europa no quiere ni oír hablar?
 
Por intereses políticos, económicos… el genocidio armenio desde el principio fue olvidado, al día siguiente de ocurrir ya estaba olvidado, y eso es una tragedia para los armenios, pero también para Europa, porque olvidar su pasado no es bueno. Turquía hasta hoy ocupa un lugar estratégico geopolíticamente y a nadie le interesa estar mal con este país. España tampoco reconoce este genocidio, de hecho. 
 
Su madre es siria. ¿Cree que Europa está respondiendo como debiera a la crisis de los refugiados?
 
Ara Malikian, violinistaNo está dando una respuesta adecuada, claro que no. De hecho, aún no ha solucionado el problema, y tardará mucho en solucionarse. Nadie quiere acoger a los refugiados, es así. 
 
¿Es cierto ese creencia popular de que un ciego aprecia mejor la música?
 
En condiciones iguales, por lo general, sí. El ciego tiene sus sensores auditivos más desarrollados, por supervivencia, y es algo muy emocionante tocar para ciegos porque intentas imaginar cómo te escuchan, ya no cuenta para ellos nada de lo que tú haces. Yo me entrego mucho con mi cuerpo, pero esto, a los ciegos, no les llega. Ellos se quedan con lo más importante de todo, la música, y no tienen ninguna distracción posible. 
 
¿El violín siempre le habla o hay días que le cae mal?
 
El violín es muy cabrón. Desde que era niño, mi padre me decía que si no lo practicaba se enfadaría y sonaría mal. De niño me lo tomaba en serio; de mayor, me he dado cuenta de que es así, de que si dejas de tocar un solo día el violín, aunque me ocurre poquísimas veces, te suena mal.
 
¿De veras que se nota por dejar de ensayar un solo día?
 
De verdad, se nota en seguida, es injusto, pero es así.
 
¿Cuántos violines tiene?
 
Muchos, mi padre ya tenía bastantes y en mi carrera he ido acumulando sin parar.
 
De entre esos ‘picos’, como denomina a sus propias composiciones, destaca por su belleza ‘El vals de Kairo’, dedicado a su hijo. ¿En qué le ha cambiado la paternidad?
 
Todo te cambia, hay un crecimiento perpetuo como persona y como artista, y mi hijo me ha inspirado, me ha vuelto una persona mucho más feliz de lo que era, y cuando eres feliz haces las cosas aún mejor. Cuando actúo pienso en él y me entrego aún más. 
 
¿A partir de qué cosas compone, recuerdos, imágenes, melodías..?
 
Empecé muy tarde a componer, hasta hace dos o tres años solo era un intérprete, y ahora lo gozo muchísimo, porque compongo para responder a mis propias necesidades, lo hago a mi manera… me puede inspirar una situación, una paisaje, una melodía… es una cosa muy curiosa, esta de componer, pueden pasar meses sin inspiración y, de repente, te vienen melodías sin parar. Me gusta mucho interpretar piezas de otros compositores, pero también me gusta hacer cosas a mi medida. 
 
Por cierto, debe de terminar extenuado sus conciertos con tanta acrobacia…
 
Sí, pero es un agotamiento que disfruto. A veces, incluso, me da rabia cuando siento que no lo he dado todo, que no me he cansado lo suficiente. Si no termino completamente agotado siento que podía haber dado algo más.
 
¿Sus sueños tienen banda sonora?
 
Toda la vida tiene banda sonora, canciones que van y vienen, que cambian, que nos emocionan y nos hacen llorar, y soñar… la música ameniza todo y pone vida a todo.
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