Su último trabajo, ‘Verso a verso’, es un homenaje al poeta Miguel Hernández, este año que se cumple 75 de su muerte. Premio de la Academia de la Música a ‘Toda una Vida’,  Medalla de Oro de las Bellas Artes, Premio Nacional de Música, Medalla de Plata de la Junta de Andalucía o Premio Academia Francesa del Disco son algunas de sus credenciales. Pero ninguna a la altura de su voz.

 

Sé que no es modo de comenzar, pero la versión que hace con el cantaor Arcángel de la Elegía a Ramón Sijé para mí supera la que hizo el maestro Enrique Morente…

 

Para Enrique y para mí, Arcángel es como nuestro niño adoptado. Y Arcángel también es muy admirador de Enrique, los dos lloramos su muerte. Es un homenaje muy sentido y emocionante, y quería cantarlo con él. 

 

Aparte de Arcángel, hay otra colaboración en el disco, la de Silvia Pérez Cruz, que acaba, por cierto, de recibir el Goya a la mejor canción. ¿Por qué ellos?

 

He propuesto las colaboraciones que me ha pedido cada tema. La ‘Elegía a Ramón Sijé’ me pedía otra voz, y quién mejor que Arcángel. Con la ‘Casida del sediento’ me ocurrió igual, necesitaba otra voz, y pensé en Silvia porque canta con una sensibilidad enorme, porque le gusta el flamenco, porque sabía que íbamos a encajar muy bien nuestras voces, porque se complementan. Para mí ha sido un regalo de cada uno de ellos todo lo que han aportado con estos dos temas al disco.

 

Recuerdo una actuación suya en el Price, al poco de morir Morente. Me impactó que hablase de él en presente, y lo ha vuelto a hacer ahora, años después de su pérdida.

 

Fíjate… qué cosas. No me había fijado… Supongo que te refieres a cuando canté ‘La leyenda del tiempo’, él hizo esa música, aunque la que más se conoce es la de Camarón. Sí, es que a Enrique le hablo, le menciono a menudo, para mí no se ha ido, de alguna manera está conmigo. Cuando una persona ha formado parte de tu juventud, de tu trayectoria, de tu vida (recuerdo los domingos con nuestros respectivos hijos en la Dehesa la Villa; además, Soleá es mi ahijada, mi hijo trabaja ahora con ella) puede irse, pero queda contigo, porque tú eres él, de alguna manera. Enrique es alguien de mi familia, hemos vivido muchas cosas juntos. Yo tenía 20 años cuando le conocí, y él algo más, porque es mayor que yo. 

 

Sigue hablando en presente…

 

Para que veas…

 

Podría haber sido Blas de Otero, Machado, Alberti… pero usted escogió a Miguel Hernández, ¿por qué?

 

Miguel Hernández es un poeta grande. Conocía algunos poemas, como ‘Andaluces de Jaén’, ‘Para la libertad’… pero no había profundizado en su poesía hasta que Enrique hizo su homenaje a Miguel Hernández. Fue entonces cuando me di cuenta de cómo encajaban sus versos con el flamenco, la métrica, los temas, la pasión… todo se ajustaba perfectamente. Con el espectáculo ‘Oasis abierto’ hice una tentativa de homenaje, pero no he podido grabarlo hasta ahora. Era un “deber de amor”, como dice Pablo Neruda. Si no  grababa estas canciones se hubieran perdido, y como ha pasado tiempo de entonces ahora, he podido trabajar en este proyecto, mejorarlo, incluir temas que no estaban en el origen, como ‘Para la libertad’, ‘Llego con tres heridas’, ‘No puedo olvidar’, el ‘Silbo del dale’… y también hemos cambiado la formación original de ‘Oasis abierto’, incorporando piano, chelo y saxo.

 

¿Ha sido fácil escoger qué poemas iba a cantar?

 

No mucho, hay poemas que ya estaban musicados, y otros los trabajé con Luis Pastor y fluyeron rápido.

 

Ese maridaje Linares/Pastor ha funcionado de manera asombrosa…

 

A mí también me lo parece, creo que ha funcionado muy bien. Luis es un gran artista, muy generoso, te da cuanto tiene; con él, los poemas los hemos visto muy claros desde el comienzo.

 

‘Verso a verso’ es un disco de flamenco y no, como todo lo que usted toca, algo que sucedía en ocasiones a Enrique.

 

Tanto Enrique como yo hemos bebido de la tradición; si no tienes ese tronco que te sostiene no funciona, el artista se tiene que nutrir de sus raíces, has de conocerlas en profundidad, no haber escuchado un poquito, y ya está. Es necesario tener una base fuerte para volar después a donde tú quieras. Por qué no voy a escuchar otra música si me aporta. Este disco es flamenco, hay seguiriyas, soleás, bamberas, malagueñas, peteneras… pero todos estos palos vistos de una manera más actual. Pero llevo el flamenco en mi adn, mi voz es flamenca, y en el flamenco la coloco de manera natural.

 

Anímicamente, ¿qué palo flamenco resume a Carmen Linares? 

 

Que palo te pondría yo… entre soleá, un estilo de flamenco muy sereno, muy profundo, y bulería. Los palos del flamenco son la vida misma, contienen todos los estados de ánimo. Estoy contenta con mi vida, no con el mundo. He intentado tener una vida en la que no hacer daño a nadie, y ayudar lo que más  pueda, una vida plena, con mi marido, mis hijos, mis amigos, disfruto de las cosas, no pido más.

 

¿Cuánto tiene de oración el flamenco?

 

Mucho, de oración, de rito, también hay mucho rito en el flamenco. Ambas cosas son importantísimas, no solo para el flamenco, sino para la vida, la oración y el rito. También, en el caso del flamenco, hay mucho de religión. Es una manera de ser, de estar y de ver la vida. 

 

¿Que herida duele más, la de la muerte, la del amor, la de la vida?

 

En la de la vida van incluida las otros dos; el amor es maravilloso pero a veces se sufre hasta más no poder, o hasta perder incluso la vida. No solo amor de pareja, para mí el amor es fundamental, el de los hijos, el de tus padres, los amigos… la muerte es lo que más duele, pero está en la vida.

 

Pienso en el poema ‘El sol, la rosa y el niño’, que habla, de alguna manera, de cómo cambiamos con el tiempo. Cuando Carmen Linares mira hacia atrás ¿qué es lo que ha permanecido intacto en su cante?

 

Cuando escucho un cante hay gente que te hace sentir y gente que no. Yo trato de hacer sentir a quien me escucha, canto aquellas canciones que me emocionan previamente, canto de verdad, nunca canto por cantar, esa sería, de alguna manera, mi bandera. Siempre he intentado estar a la altura del flamenco, darle todo lo que llevo dentro para engrandecer esta música lo máximo posible. Hay gente que se acerca al flamenco y no se lo merece porque lo han maltratado, de eso huyo siempre.

 

En ‘Imagen de tu huella’ Miguel Hernández escribe: “los olores persigo de tu viento”. ¿Cuáles son los olores que han marcado a Carmen Linares?

 

¿Olores..? El olor de mi madre.

 

¿A qué olía?

 

… A limpio. Tenía un olor característico. Sí, a limpio. Otro olor que llevo dentro es el del aceite, el de la aceituna machacada. 

 

¿Tuvo una infancia feliz?

 

Sí, llena de cariño.

 

¿Por qué habría que leer a Miguel Hernández?

 

Su voz está muy vigente, por el ejemplo y testimonio de su compromiso, por su preocupación con lo que pasaba a su alrededor, por su honestidad, para recordarnos que hay que estar siempre con el desfavorecido. Gracias a Dios han cambiado algunas cosas, por ejemplo él no hubiera muerto de tuberculosis en una cárcel. Por su lealtad para con sus ideas, por esa verdad suya. Nos hace mucha falta su palabra.

 

¿Cuál es el último disco que la ha emocionado?

 

Reedición de ‘Omega’, de Enrique, que lo he vuelto a escuchar y me ha removido tantas cosas… desde que él murió no lo había vuelto a escuchar y es un disco tan diferente… y me ha gustado escucharlo y no ponerme triste, sino que me ha dado alegría.

 

Por cierto, la poesía, ¿de qué cura?

 

La poesía es necesaria, mucho, muchísimo, la poesía es la vida misma, lo que te regala emociones, sentimientos, lo que te regala situaciones de la vida, te enseña, te libera, te enseña a reconocer y a conocerte.