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viernes, 01 de febrero de 2019cermi.es semanal Nº 332

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Cuarto de invitados

Dulce Pontes, cantante

“Con los años, nada se gana ni se pierde, todo es cuestión de ciclos”

Por Esther Peñas

01/02/2019

Imágenes: Jorge Villa

Divertida, entrañable, cercana. Tiene un punto de gansa que entronca con la ternura, y una sonrisa que abriga. Siete años después, la portuguesa Dulce Pontes (Montijo, 1969) está estas semanas en España presentando Peregrinação, un disco con el que celebra sus treinta años de carrera artística. Cantado en varios idiomas, trata de hacer de la poesía el hilo conductor que explique su recorrido vital.

Dulce Pontes, cantante30 años dedicada a la profesión. Una auténtica Peregrinación, como titula su último trabajo. ¿Qué ha permanecido intacto en Dulce Pontes desde sus inicios?
 
Desde el inicio, inicio, inicio, inicio… esa nena que llevo dentro, esa chispa que no quiero perder, que me acompaña desde pequeñita; sé que si la pierdo no será bueno. La ilusión, que viene de una luminosidad muy particular, que tiene que ver no con soñar (un día voy a hacer esto o lo otro) sino con la necesidad de exprimirme, porque sí, en aquello que hago.
 
El concepto de peregrinación tiene un matiz religioso. ¿También su música?
 
Ese matiz del que hablas refleja de mi relación con la música, que es muy espiritual; no tengo una religión, creo en el Creador, en Dios, en Cristo, pero no encajo en ningún credo. Es cierto que soy una (mediocre) investigadora de las religiones, es un asunto que siempre me ha interesado mucho, por la forma en la que todo ha ocurrido en mi vida, con una gran parte de destino, mucho trabajo, mucha voluntad, pero mucho destino. Cantar, estar en la música, componer es mi vocación, mi misión de vida. Y he recibido muchas pruebas que me lo confirman. 
 
¿Por ejemplo?
 
Por ejemplo, saber que hay gente que está enferma o que ha pasado por momentos durísimos en su vida, y mi música la ha ayudado. Eso me hace sentir que no me pertenece del todo lo que hago.
 
Habla de trabajo y destino pero, ¿qué porción de azar hay en la música?
 
Dulce Pontes, cantanteEs un juego. Así que, todo el azar que se produce en el juego mismo. Para eso hay que tener capacidad de poder sublimar muchas veces determinadas cosas que no son buenas para transformarlas componiendo, porque creo que el sufrimiento y la tristeza son el motor principal de la creación, se aprende mucho por esa vía, y se acierta mucho en el camino vital a través de ellos. Los azares que pueden surgir en un músico son los mismos que experimenta cualquier persona. Hay que entender cómo uno reacciona años antes, años después, y aprender a lo largo del camino.
 
¿Por qué los artistas se sitúan en el dolor para crear, por qué no hacerlo desde la plenitud?
 
No puedo hablar por todos, te diré que cuando me siento triste, abatida, lo primero que hago no es cantar sino ir al piano, componer, tocar, intentar transferir a la música esa intensidad doliente para sublimarla o transformarla, ser un mismo cuerpo con el piano, que es un amigo que te abraza y me cuida. Eso no significa que uno no pueda crear cosas divertidas, ocurrentes, todo depende del momento que estás viviendo, pero desde mi punto de vista, lo que sufrimos enseña mucho más, sobre todo a partir de una cierta edad, cuando las personas que amamos parten. ¡Es que odio la muerte! Y eso que llevo leyendo sobre ella desde la adolescencia.
 
¿Y ha llegado a alguna conclusión?
 
Por momentos pienso que seremos como una energía cósmica que estaremos ahí, que nos reconoceremos, que seremos libres de egos. Pero, desde que mi padre murió en abril del pasado año, también pienso que quizás no haya nada después. 
 
Espero que no sea así…
 
¡Espero que no yo también! Es que no me relaciono nada bien con la muerte, y con el paso del tiempo, peor, es un tema muy sensible. La detesto. No puedo entender cómo estamos viviendo y, de pronto, morimos. 
 
Treinta años después, ¿qué se gana y se pierde?
 
En realidad nada se gana ni se pierde, se trata de ciclos. A lo largo del tiempo hay ciclos de creatividad y de reciclaje, digamos. Y hay que respetar cada uno de esos ciclos, no hay que forzarlos, por muy frustrante que resulte un ciclo vacío, de alguna manera, con nula creatividad. 
 
Tiene que resultar complicadísimo resumir en un disco treinta años de carrera. Usted ha escogido ‘Alfonsina y el mar’, ‘Volver’, ‘La Bohème’, incluso le ha puesto letra a ‘El concierto de Aranjuez’. ¿Qué pautas ha seguido para incluir un tema y no otro?
 
Dulce Pontes, cantanteLa conjunción de todos los temas en global. Sólo hago discos dobles últimamente porque tardo mucho en hacerlos. Además, primero hago la gira, los canto, los trabajo, los hago míos, y después lo grabo. Con este disco he tratado de crear un hilo conductor a través de la poesía de distintos estados de alma, en relación a mi camino recorrido.
 
¿Cuál es su estado actual de alma?
 
¡Quiero hacer cosas nuevas! Estoy en ello, ya pasé esa fase de vacío y ya siento la creatividad. Ahora estoy haciendo cosas bonitas con Daniel Casares, tenemos un proyecto juntos.
 
Comenzó en el terreno del pop y fue virando hacia territorios tradicionales. ¿Qué ha ido marcando esa búsqueda, ese camino?
 
El primer disco no cuenta, aunque se puede rescatar de él algún tema como Barca branca, pero el primero no cuenta.
 
¿Por qué?
 
Porque hubo demasiadas imposiciones para considerarlo mío. Era muy joven cuando lo grabé, y entre canción y canción me iba al baño a llorar porque no me gustaba lo que estaba haciendo. Luego pensé que quizás me brindaría la oportunidad para hacer más adelante lo que me gustaba, y gracias a Dios, así fue. La experiencia con la multinacional no fue muy buena, y ahora ha cambiado todo mucho. Aunque términos como multinacional, industria o producto son nombres que detesto… el público es lo que ha hecho que prevalezca a lo largo del tiempo.
 
Ha compartido escenario con personalidades muy magnéticas (Cesaria Evora, Elefteria Arvanitaki, Caetano Veloso, Kepa Junkera…) ¿Quién ha dejado huella en usted?
 
Con todo el respeto por los demás, a los que amo, tengo que destacar -porque seguimos haciendo gira juntos, además-, al maestro Ennio Morriconi, por todo, no tengo duda, por lo que me ha dado, por las músicas que ha compuesto para mí… es un privilegio, y aprendo muchísimo con él, de manera a veces muy sutil porque casi no necesitamos hablar. Admiro su postura hacia la música, esa seriedad, esa disciplina, al tiempo esa pasión y ese amor que se siente en todas sus composiciones. También su paleta de matices. Lo quiero muchísimo.
 
O primeiro canto es mi disco favorito. ¿Y el suyo?
 
Tirando el primero, ya te dije, creo que cada uno de los discos que he grabado tienen una particularidad, su historia, sus aciertos… estoy satisfecha de todos. Acaso Lágrimas tiene una luminosidad especial porque me abrió muchas posibilidades, pero no puedo destacar ninguno.
 
¿Cuándo se sabe que una canción ya está?
 
Dulce Pontes, cantanteNunca está, ni siquiera después de grabarla. Si tengo que elegir una toma, prefiero una con imperfecciones técnicas por mi parte que una perfecta que no tenga alma. Creo que la canción funciona cuando está lo más cerca posible a mi modo de sentirla.
 
Ha cantado en distintos idiomas, ¿cualquier cosa se puede cantar en cualquier idioma?
 
Sí, incluso se puede cantar sin idioma. Es cierto que cada idioma tiene unas limitaciones o unas cualidades determinadas (pronunciación más nasal o gutural, por ejemplo) que cambian el timbre, y luego están las influencias. Por ejemplo, cada vez que canto en inglés tengo como referencias a Janis Joplin y Barbara Streisand.
 
¡Qué dos nombres tan casi antitéticos!
 
Sí, sí, tienes razón, pero ambas son referentes para mí. 
 
¿Qué tipo de música española escucha Dulces Pontes?
 
Mucho flamenco, por la proximidad con los sentimientos del fado, y folclore de otros puntos como el País Vasco o Galicia, que tienen mucho que ver con Portugal. Es curioso porque parece que las músicas tradicionales, las más antiguas tuvieran un hilo invisible que las uniera, como si antes de la Torre de Babel hubiera existido una música madre que se perdió en algún momento. También la música argentina está unida por ese hilo.
 
Usted ha cantado a Piazzola, Balada para un loco…
 
Y María de Buenos Aires, y la Misa criolla. Tuve la suerte, además, de conocer a Horacio Ferrer, grandísima persona y poeta. 
 
¿Qué une al flamenco y el fado, aparte de ese neologismo suyo, fadenco?
 
Amalia lo definía muy bien, es la misma cosa pero expuesta de manera diferente. Junto con el tango, tienen el mismo origen: las entrañas. 
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