Mujer
'El derecho a la educación de las niñas con discapacidad', jornada organizada por el CERMI, la Fundación CERMI Mujeres y el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte
Desmontando el espejismo de la igualdad
29/02/2016
David Martínez
“La educación debe ser sin apellidos y para todos igual", afirma una voz autorizada dando comienzo a la jornada que se celebró esta semana en la sede del Centro Nacional de Innovación e Investigación Educativa (CNIIE). Esa voz corresponde a Marcial Marín, secretario de Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades, encargado de inaugurar la Jornada 'El derecho a la educación de las niñas con discapacidad', organizada por el CERMI, la Fundación CERMI Mujeres y el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
El
secretario de Estado expresó el agradecimiento al CERMI y a la Fundación CERMI Mujeres "
por el trabajo que realizan en favor de las personas con discapacidad", y mostró la disposición del Ministerio de Educación para avanzar en materia de igualdad de género e inclusión. En este sentido,
Marcial Marín explicó que pese a que las competencias educativas están transferidas a las comunidades autónomas -no así a las ciudades de Ceuta y Melilla-, desde el Departamento dirigido por Íñigo Méndez de Vigo "
estamos articulando medidas y planes de cooperación en las autonomías, presupuestando fondos para atender al alumnado con necesidades especiales". El reto final es "defender el derecho a la educación, mejorarla, y conseguir garantizar plena equidad".
Marín mostró la predisposición del Ministerio de Educación para colaborar en llevar a cabo “muchos más encuentros como este”, que a su juicio son muy útiles, pero también se puso a disposición del CERMI para trabajar en favor del alumnado con discapacidad, especialmente de las niñas.
El elevado fracaso escolar de las niñas con discapacidad
La importante tasa de fracaso escolar que sufren las niñas con discapacidad con respecto a los niños es una de las principales preocupaciones de la
Fundación CERMI Mujeres, de ahí que
Ana Peláez, vicepresidenta ejecutiva de la misma, alertara de esta situación durante la jornada y subrayara el hecho de que dicho fracaso tuviese lugar “
sobre todo durante la Educación Secundaria Obligatoria y niveles superiores”. En este sentido, precisó que “
en muchos casos el abandono de la niña del sistema educativo se basa en el temor de la familia de que la menor con discapacidad, sobre todo intelectual, sufra abusos sexuales en el entorno escolar”, y puntualizó que estas situaciones se dan con mayor frecuencia en el entorno rural. Ana Peláez criticó además aquellos casos de niñas escolarizadas en la educación inclusiva, “
que al iniciar el desarrollo menstrual, desde el centro se invite a los padres a llevarla a un centro de educación especial, por adolecer de personal especializado”.
La representante de la Fundación CERMI Mujeres, cuyo discurso despertó gran expectación entre los asistentes a las jornadas, destacó también los avances que se han logrado con la Convención de la ONU de los Derechos de las Personas con Discapacidad o con la Convención de los Derechos del Niño, si bien lamentó que todavía se dé “muy poco espacio” a las particularidades de las niñas con discapacidad, dentro incluso del movimiento asociativo. Y así explicó que todavía muchas niñas con discapacidad en el mundo siguen sufriendo esterilizaciones forzosas, “cercenando así su derecho a la reproducción”, y en algunos casos se practican también abortos coercitivos. Advirtió, además, de que una niña con discapacidad que ha sufrido una esterilización “está más expuesta a sufrir abusos, ya que el riesgo de embarazo ha desaparecido”, y señaló que en ocasiones estas prácticas se perpetran en el entorno familiar más próximo.
Entre las vulneraciones de derechos a las que las niñas con discapacidad se ven sometidas, la vicepresidenta de la Fundación CERMI Mujeres subrayó un desigual acceso a la justicia y a múltiples servicios, lo que hace todavía más difícil que su voz sea escuchada. Por ello, llamó a toda la sociedad a “no tomar decisiones que afecten a las niñas con discapacidad sin que éstas sean escuchadas”. No en vano, mostró su deseo de que en el próximo evento de estas características “podamos tener por aquí el susurro inspirador de las niñas con discapacidad”.
Ausencia de información y espejismos
Desde la misma
Fundación CERMI Mujeres, su coordinadora, Isabel Caballero, apuntaba una cuestión que consideraba urgente y es que existen muy pocos datos sobre infancia con discapacidad, y más en concreto sobre niñas con discapacidad, por lo que solicitó que este asunto se aborde de forma individualizada. Eso sí, Caballero aseguró que “
pese a que no sabemos qué pasa con las niñas con discapacidad en nuestro país, sí conocemos qué sucede con las mujeres con discapacidad que han recibido educación”. Así, destacó que se enfrentan a un mayor riesgo de exclusión social, tienen un menor acceso a las nuevas tecnologías, menor participación política, enfrentan dificultades para encontrar pareja o para ejercer su derecho a la maternidad.
Esta realidad pone de relieve, según Isabel Caballero, “el importante papel que debe desarrollar el profesorado” para revertir esta situación, puesto que “sin darnos cuenta” desde pequeños se transmiten conductas que fomentan que la sociedad patriarcal siga vigente, “como cuando los niños siempre juegan en el recreo al fútbol en el centro, y las niñas ocupan los márgenes del patio”.
Este ejemplo tan cotidiano es el que utiliza a su vez Julia García García, jefa de Servicio de Educación, Cultura y Deportes de la Subdirección General de Programas del Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades, para explicar la impresión que perciben cuando van a los centros educativos y ven el comportamiento que siguen manteniendo los menores, y asegura que “es cuando más se desmonta el espejismo de la igualdad de género”.
La responsable del Instituto de la Mujer detalló que el 95% de la población española rechaza la violencia machista, aunque una parte de esas personas únicamente enmarca dentro de los malos tratos la violencia física y sexual, y afirmó que esto “nos sitúa en un contexto en el que sigue siendo necesario impulsar políticas públicas que fomenten la igualdad en la educación, dado que es el instrumento más duradero y potente para lograr cambios”.
Por su parte, Rosa Garvín, jefa de Servicio del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, resaltó la importancia de los programas que se están llevando a cabo para impulsar una mejor educación de las personas con discapacidad, y sobre todo de las niñas. Para ello, manifestó la importancia de trabajar de manera coordinada con otras instituciones, incluido el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Un problema internacional
Ana Muedra, técnica de Programas de Unicef, insistió en la ausencia de información que Isabel Caballero sacó a relucir y afirmó que en la actualidad todavía existen muy pocos datos sobre infancia femenina con discapacidad, aunque aseguró que hay algo que sí se sabe, y es que uno de cada tres menores de todo el mundo que no está escolarizados vive con algún tipo de discapacidad, lo que a su juicio demuestra que este grupo social se enfrenta a más dificultades para acceder al sistema educativo.
Unicef trabaja para crear comités que aborden los problemas de la educación en los que se da voz a los niños, teniendo siempre en cuenta entre sus componentes la discapacidad y la perspectiva de género, según explicaba la representante de esta entidad, quien llamó a seguir invirtiendo en educación, “porque con los esfuerzos que se han hecho se ha logrado en muchos países alcanzar la paridad de género en la enseñanza Primaria”, por lo que en su opinión, si se persevera en esta línea y se trabaja de la misma forma en niveles superiores, se podrían producir avances similares.
Desde la organización
Plan International, Sonia González, responsable de Programas Locales, puntualizó que no existe mucha información oficial al respecto, aunque según los datos que ellos manejan, del casi millón y medio de menores atendidos por la ONG, los que tienen algún tipo de discapacidad corren un riesgo 10 veces mayor de no ir a la escuela. Además, indicó que mientras los niños con discapacidad multiplican el peligro de sufrir violencia, las niñas corren este riesgo en el caso de las agresiones sexuales.
Pese a que se están produciendo importantes avances en muchos países con respecto al acceso a la educación de las niñas con discapacidad, según Jorge Cardona, catedrático de Derecho Internacional Público de la Universidad de Valencia y miembro del Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas, “otros muchos estados no están progresando en esta línea”, y hay países donde hasta el 70% de los menores con discapacidad están sin escolarizar, situación que sufren en mayor medida las niñas.
Las jornadas celebradas en la sede del CNIIE concluyeron con el testimonio de una niña procedente de Zaragoza, que puso voz a la infancia con discapacidad enumerando las dificultades a las que tiene que enfrentarse en el día a día para poder estudiar al mismo ritmo que sus compañeros, e hizo hincapié en la relevancia que tiene el acceso a la educación por parte de todos los menores, independientemente de si tienen alguna discapacidad.
Sin duda, fue un buen ejemplo de lo que pidió Ana Peláez sobre la necesidad de escuchar la voz de las niñas con discapacidad, aunque en este caso, más que “susurro inspirador”, sonó alto y claro por toda la sala, puesto que como suele decirse, “la experiencia es un grado”, y esta chica con discapacidad auditiva anda sobrada de ella.