20º Aniversario CERMI
Entrevista con Mario García Sánchez, presidente del CERMI en 2002-2008
“Lo que hizo diferente al CERMI es que no solo protestaba y reclamaba sino que ponía soluciones encima de la mesa”
03/02/2017
Blanca Abella - Imágenes: Jorge Villa
Mario García recuerda, con sus primeras palabras en esta entrevista, al primer presidente del CERMI, Alberto Arbide, “que desgraciadamente ya no está con nosotros” y al instante rememora los primeros pasos de una plataforma que englobaba muchas discapacidades, muchas reivindicaciones, pero una sola voz. En 20 años tiene mucho que celebrar, porque el CERMI ha alcanzado, victorioso, muchas metas, pero sobre todo recuerda cómo, en las primeras reuniones con los responsables políticos, sorprendía la fortaleza de esta plataforma y el gran trabajo desarrollado para aportar soluciones a los mismos problemas que planteaban. “Poníamos soluciones encima de la mesa y eso a cualquier gobierno le parece bien”.
El CERMI cumple 20 años, si volvemos a ese primer año, a su nacimiento en 1997, ¿qué panorama podemos observar?, ¿a qué se enfrentaba este primer CERMI?
Ese año 97 coincide con mi llegada a Madrid como secretario de Finanzas de Cocemfe. En lo que se refiere al mundo asociativo estaba prácticamente todo por hacer, en cuanto a organizarnos como grupo. Nacía el CERMI, con un gran esfuerzo, porque no hay que olvidar que es complicadísimo poner de acuerdo a tantas organizaciones, de la discapacidad física, la intelectual, la sensorial, y aglutinar todo eso en torno a unas únicas siglas, como era el CERMI, supuso un esfuerzo considerable. Con los años ya pasados vemos y observamos con gran satisfacción que el reto se ha cumplido, porque demostramos que efectivamente podíamos llegar a unirnos para reivindicar cuestiones comunes a todas las discapacidades.
En cuanto a temas propios, cada discapacidad tenía una serie de retos ante sí importantes, que a lo largo de todos estos años y de las múltiples leyes que se fueron aprobando, vinieron a paliar un poco esas necesidades. El gran reto fue aglutinar a todas las entidades y poner en la agenda política todas nuestras cuestiones y nuestras reivindicaciones.
"No solo llegábamos a las reuniones protestando y reclamando, les decíamos que creíamos que podía mejorarse y llevábamos nuestro documento de propuestas"
¿Cómo reciben entonces sus interlocutores esa joven plataforma que era el CERMI y las reivindicaciones tan importantes que les presentaban?
Recuerdo, en los múltiples contactos que mantuvimos con distintos responsables, ministros, secretarios de Estado, directores generales, presidente de Gobierno y la propia Casa Real, que había algo que sorprendía a todos ellos, que estaban acostumbrados a hablar con mucha gente, otras entidades que también reivindicaban, pero el CERMI no solo se quedaba en eso, además traía las soluciones, y eso es lo que nos hizo ciertamente diferentes, nosotros no solo llegábamos a las reuniones protestando y reclamando, les decíamos que creíamos que podía mejorarse y llevábamos nuestro documento de propuestas detallando dónde y cómo mejorar. Eso marcó un hito en la Administración.
Ese paso definitivo para crear el CERMI llegó en 1997 pero ya en los años 80 se hablaba de la necesidad de crear esa unión. Fue un proceso largo y complicado, ¿quién o quiénes lograron dar ese impulso definitivo?
Es cierto que se hicieron contactos previos. Hay que analizar un poco cómo se teje y se crea el movimiento asociativo en las distintas discapacidades, cómo se van creando las asociaciones, que son el embrión principal, después a través de esas asociaciones y en el ámbito autonómico, cómo se crean las federaciones que las aglutinan y cómo se ve, en aquella época en la que prácticamente no había nada transferido, que todo dependía de un Gobierno central, cómo hay que llegar a crear una gran confederación a nivel nacional para representar todo eso. La unión de todas esas grandes organizaciones hizo posible la creación del CERMI. Ahí tenemos a los seis socios fundadores: Cocemfe, Feaps (ahora Plena Inclusión), CNSE, Fiapas, Aspace y la ONCE. Esas seis grandes entidades, con presencia en todo el país, hicieron posible la creación del CERMI, el impulso que nos lleva 20 años después a lo que es hoy.
"Desde el minuto uno tuvimos claro que el día a día de cada una de las discapacidades, lo llevaría cada organización"
Es decir, ¿fue necesario primero que esas entidades se fortalecieran y crearan su propia red en todo el país para luego unirse en una voz común en el CERMI?
Efectivamente, una vez que todas las entidades se consolidan se ve la necesidad de dar un paso más, en el sentido de que las reivindicaciones comunes se complicaban si las negociábamos cada uno por nuestra cuenta, hacíamos muchísimas más fuerza si uníamos a todas las personas que pertenecían a esas entidades y empezábamos a reivindicar. Eso sí, desde el minuto uno tuvimos claro que el día a día de cada una de las discapacidades, lo llevaría cada organización.
¿Cuáles eran entonces aquellos temas comunes por los que luchar, tan necesarios para toda la discapacidad?
Nos poníamos de acuerdo para llegar y reclamar, por ejemplo el IVA superreducido, la jubilación anticipada, la Ley de Autonomía Personal y Atención a la Dependencia, la Liondau, el Estatuto patrimonial... estamos hablando de muchísimas cuestiones que nos afectan a todos y que con una voz única obteníamos mayor fuerza para conseguirlo.
"Llegábamos a acuerdos con nuestro ministerio para que existiese transversalidad, es decir para que nuestro ministerio hiciese de embajador hacia otros ministerios con los que teníamos temas que nos implicaban mucho"
¿Cómo era en los comienzos del CERMI en ese diálogo con los diferentes interlocutores de las administraciones?, ¿cómo se preparaba cada cita?
Hacíamos un estudio pormenorizado de cómo estaban las cuestiones más importantes en aquella época y cómo era el ministerio que nos representaba. En el año 97 era el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, nosotros sabíamos que si no jugábamos fuerte, en este ministerio siempre iba a prevalecer la primera parte, la del Trabajo. Entonces apostamos fuerte y con los distintos ministros y ministras siempre nos sentábamos para plantear nuestras reivindicaciones aportando documentos y soluciones de cómo podíamos plantear y llevar a cabo nuestros objetivos. A partir de ahí, llegábamos también a un acuerdo con nuestro ministerio para que existiese la transversalidad, es decir para que nuestro ministerio hiciese de embajador también hacia otros ministerios con los que teníamos temas que nos implicaban mucho, como entonces era el de Sanidad, o el de Educación.
Siempre quisimos influir para que, en aquellos ministerios que tenían competencias que nos afectaban muy de lleno, nuestro ministro de turno hiciese de embajador para ir avanzando en esos temas. Y eso nos dio grandes resultados, sin ninguna duda.
¿Ya desde sus inicios el CERMI reclama e impulsa esa transversalidad de la discapacidad por la que todavía lucha en muchos ámbitos?
Desde un principio hicimos ese esfuerzo, precisamente utilizando como embajadores a nuestros propios ministros de turno. Iniciamos nuestra andadura con Javier Arenas, como ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, y con él hablábamos para que nos abriese puertas en el ministerio de Educación, en el de Sanidad, en el de Hacienda, Administraciones Públicas, en todos aquellos donde teníamos asuntos que tratar. Y eso lo hicimos con todos los ministros y ministras que pasaron por estos 20 años.
"Poníamos soluciones encima de la mesa, eso a cualquier gobierno le parece bien y el CERMI, a partir del año 98, ya era un referente en los distintos ministerios"
¿En qué momento, si hay algún momento que señalar, el CERMI siente que es un interlocutor válido?
Creo recordar que fue muy pronto, porque al ver que jugábamos fuerte, éramos ordenados y poníamos soluciones encima de la mesa, eso a cualquier gobierno le parece bien y el CERMI, a partir del año 98, ya era un referente en los distintos ministerios y prueba evidente es la cantidad de premios que recogimos, procedentes de muchos ministerios. Tuvimos unos años frenéticos en los que se aprobaron muchísimas leyes y reales decretos, muchísimas iniciativas legislativas, que ahí y están y de las que se aprovecha mucha gente, en el buen sentido de la palabra, es decir, las está utilizando.
Sacamos adelante muchas cuestiones, unas funcionan mejor que otras, porque si se cumpliese todo el paquete legislativo que logramos aprobar, hoy las cosas nos irían mucho mejor, pero desgraciadamente hay muchas cuestiones que, aunque son de obligado cumplimiento, parece ser que no se tienen en cuenta.
"El CERMI no tiene ningún color político, el CERMI la única política que hace es la política de la discapacidad"
Llega a la presidencia en 2002 y permanece hasta 2008, son los años de grandes normas como la Convención de la ONU sobre Discapacidad o la Ley de Autonomía Personal. Tantas normas y tantos logros demuestran que había muchas carencias, ¿debió ser necesario realizar un intenso trabajo para alcanzarlas?
Fuimos conscientes en todo momento de que esto había que ir dosificándolo, pero avanzando, sin prisa pero sin pausa, teníamos que ir a por todas en el menor tiempo posible y es verdad, fueron seis años frenéticos, con una actividad fuera de lo común, pero además tuvimos buenos interlocutores. El primer ministro que coincidió con mi llegada a la presidencia del CERMI fue Eduardo Zaplana, que estuvo dos años como ministro pero en los que se aprobaron cantidad de leyes porque era una persona muy receptiva. De 2004 a 2008 cambió el Gobierno, pasó del Partido Popular al Partido Socialista, pero hemos sabido negociar y salir adelante independientemente del color de los gobierno, porque el CERMI en definitiva no tiene ningún color político, el CERMI la única política que hace es la política de la discapacidad y nuestra obligación es llevarnos absolutamente bien con todos los partidos políticos y grupos parlamentarios. En 2004 el partido socialista nombra ministro de Trabajo y Asuntos Sociales a Jesús Caldera, que fue también un gran interlocutor, y con él logramos la Ley de Autonomía Personal y Atención a la Dependencia, una ley muy ambiciosa que desgraciadamente nunca ha llegado a su despliegue total, ahora mismo seguimos pendientes de ese copago, con la ILP impulsada por el CERMI que alcanzó 700.000 firmas y que sigue pendiente del debate parlamentario.
Esa ley ha sido una de las leyes más deseadas, al mismo tiempo ha albergado las más grandes esperanzas y las mayores decepciones.
Esta ley la iniciamos con el PP en 2003, entonces se hizo un libro blanco con las necesidades que había y en el CERMI teníamos muy claro que esa ley tenía que ser gestionada por la Seguridad Social. Al final esto cambió y desgraciadamente esta ley nos lleva hasta donde nos lleva, que es muy mejorable y que tenemos que seguir trabajando para conseguir el objetivo que teníamos marcado en un principio.
Pero esos años fueron frenéticos. En 2003 celebramos todo un Año Europeo de la Discapacidad. Recuerdo la inauguración de ese año, que fue histórica, con la presencia de los Reyes de España, Juan Carlos y Sofía, y donde estuvo también el ministro Zaplana, por supuesto, y las altas autoridades de este país. Fue un hito histórico que dio una visibilidad total al CERMI y al sector de la discapacidad y entonces fuimos capaces de sacar adelante esas leyes tan importantes que comentaba. Un panorama muy interesante y muy fructífero. En esa época acuñamos la famosa frase, 'somos, estamos y contamos', eso definía claramente dónde se encontraba el CERMI en aquellos momentos.
"Lo lógico sería pensar que cada cuatro años teníamos un ministro o ministra, pues bien, si no me falla la memoria, en 20 años hemos tenido 12 ministros y ministras"
Como comentaba usted, la historia del CERMI ha pasado por varios gobiernos, incluso distintos ministerios, pues unas veces era el Ministerio de Trabajo, otras Sanidad, incluso Educación. ¿Resulta difícil adaptarse a esos cambios y la alternancia de esas autoridades que unas veces son tan receptivas y otras no?
Siempre cuesta trabajo el cambio, además teniendo en cuenta que si los mandatos políticos son de cuatro años, lo lógico sería pensar que cada cuatro años tendríamos un ministro o ministra, pues bien, si no me falla la memoria, en 20 años hemos tenido 12 ministros y ministras, cuando debían haber sido como máximo 5. Y si hablamos de secretarios de Estados, de directores generales, etc., más de lo mismo. Hubo muchísimos cambios y eso supone siempre redoblar esfuerzos, porque no es fácil, pero al final, cuando ya tienes unas ideas muy consolidadas, se te abren muchas puertas.
Tras esos años, en 2008 llegan la crisis y los recortes, ¿tuvo que cambiar de estrategia el CERMI para sobrevivir durante estos largos años?
El CERMI siempre tuvo muy claro por dónde debía ir y siempre supo adaptarse a los tiempos. En 2008 me sustituye Luis Cayo, el actual presidente, que siempre estuvo a mi lado en los seis años en los que fui presidente, primero fue director Técnico, después director Ejecutivo y por último secretario general, es decir que si hay alguien que conoce los entresijos del CERMI, esa persona tiene un nombre, es Luis Cayo. Y entonces hubo que adaptarse un poco a las circunstancias pero creo que lo hicimos bien, fue difícil, fueron tiempos duros, pero nunca cejamos en nuestro esfuerzo y por tanto siempre estuvimos al pie del cañón, siguiendo en la consecución de nuestras reivindicaciones.
Uno de los méritos del CERMI, además de lograr esa visibilidad de la discapacidad organizada, ha sido convertirse en un referente fundamental para la sociedad civil.
Sí, eso también lo tuvimos muy claro, si queríamos llegar a todos los sitios, no bastaba con limitarnos únicamente a las negociaciones del propio Estado y las instituciones, teníamos que saber conectar también con la población en general porque efectivamente muchas veces se habla de nuestros temas pero se ignora lo que hay detrás, pero fuimos capaces de trasladar a la opinión pública en general todas nuestras reivindicaciones, además a través de un tejido asociativo muy rico, hay que tener en cuenta que somos más de 5.000 asociaciones las que aglutina el CERMI en toda España, lógicamente eso nos hace ser muy dinámicos y saber llegar a todos los sitios.
¿Recuerda algún momento especialmente tenso o complicado en el que participó usted como representante del CERMI?
Momentos tensos hubo muchos, es lógico, normal, pero me quedo con la parte positiva. Los momentos tensos los vivimos precisamente en épocas en las que queríamos conseguir leyes importantes, también hubo responsables que no estaban a la altura y tuvimos que emplearnos a fondo para demostrar que las cosas eran como nosotros decíamos.
¿Y cuál destacaría de todos aquellos triunfos que ha logrado el CERMI en su historia?
Difícil elegir un momento entre los mejores, fueron muchos, la aprobación de leyes importantes, cada una de ellas fue un hito histórico, el año 2003 fue también histórico, hay varios, me quedo con todos ellos.
"El CERMI hoy es una entidad reconocida y consolidada, pero que no puede relajarse porque quedan muchísimas cosas por hacer, el copago de la Ley de Autonomía Personal, el derecho a voto de muchas personas con discapacidad, que no pueden ejercerlo, la Convención de la ONU, para que sea una realidad, la ley de propiedad horizontal, el catálogo ortoprotésico..."
¿Qué es hoy el CERMI y qué trabajo le queda?
El CERMI es una entidad muy consolidada, poco tiene que ver con el de hace 20 años, porque los comienzos son muy duros, y hoy es una entidad reconocida y consolidada, pero que no puede relajarse porque quedan muchísimas cosas por hacer, por ejemplo el copago de la Ley de Autonomía Personal y de Dependencia, o el derecho a voto de muchas personas con discapacidad, que no pueden ejercerlo, o la Convención de la ONU, para que sea una realidad, la ley de propiedad horizontal todavía no es una realidad, ni el catálogo ortoprotésico...
No puede ser, como ocurre con la Ley de Propiedad Horizontal, que hoy nuestra gente sean prisioneros, estén en arresto domiciliario y además por no hacer nada, eso es una gran pena. A mí me tocó negociarlo con Luis Cayo, nos reunimos múltiples veces, hemos avanzado algo pero no se llegó a erradicar del todo como tiene que ser.
El CERMI está consolidado y es una entidad sumamente reconocida, pero tiene que seguir trabajando porque nuestro colectivo es tan sumamente activo que siempre tenemos cosas pendientes. En todos estos temas se trabaja desde hace tiempo en el CERMI y están bien enfocados, estoy convencido de que a corto y medio plazo la mayoría de las cuestiones se sacarán adelante, porque al final el que resiste gana. Y acabaremos sacando adelante nuestras cuestiones, que no le quepa la duda a nadie.
Con el empleo sigue habiendo serios problemas pues no se logra remontar del todo las cifras tan negativas que históricamente presenta el sector de la discapacidad, ¿qué cree que hace falta para superar esta situación?
El empleo es una cuestión en la que redoblamos esfuerzos y el panorama cambió mucho en todos estos años, es verdad que es complicado pero estamos preparados, a través de los múltiples servicios de integración laboral con el que contamos muchas organizaciones estamos dando pasos importantes, nunca es suficiente, pero hay que darse cuenta de que la tasa de empleo en nuestro país es de un 18, casi un 19%, y eso lógicamente nos condiciona mucho y nos lleva a multiplicar por cuatro nuestros datos comparados con el resto de la población. Pero estamos preparados para que ahora, que parece ser que empieza a ceder un poco el tema del empleo, se empiecen a consolidar puestos de trabajo, estoy seguro de que vamos por el buen camino y si mejoran las condiciones de empleo en nuestro país, van a mejorar para todos.