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CERMI.ES semanal el periódico de la discapacidad.

viernes, 7 de enero de 2022cermi.es semanal Nº 464

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"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"

Entrevista

Luis Cayo Pérez Bueno, presidente del CERMI

"La reforma del artículo 49 de la Constitución sitúa la discapacidad en el plano de los derechos y los deberes, proscribiendo la discriminación"

07/01/2022

El CERMI trabaja "afanosamente" para lograr el consenso en la reforma del artículo 49 de la Constitución y para vencer las "resistencias y reticencias, a nuestro juicio infundadas", de los dos grupos políticos que se han manifestado en contra de la reforma, PP y VOX. Con esta reforma, asegura el presidente del CERMI, "se trata de seguir esa senda, hacer honor a la audacia de hace cuarenta años, y asumir sinceramente la inclusión de las personas con discapacidad como asunto de primera importancia constitucional".

Luis Cayo Pérez Bueno, presidente del CERMIAparte de retirar el término despectivo ‘disminuidos’, ¿por qué otras consideraciones reclama una reforma del Artículo 49?
 
La opinión pública se ha quedado con el cambio terminológico, desterrar “disminuidos” y trocarlo por el único admisible “personas con discapacidad”. Es lo más visible. Quizás porque la nomenclatura es tan desafortunada, hiere tan afiladamente, que no puede mantenerse por más tiempo. Es comprensible. Pero la reforma va mucho más allá. Hay que hacer justicia y decir en voz alta que la Constitución Española fue pionera en el abordaje de la discapacidad, para el tiempo en que se aprobó, lo cual es un mérito no menor. Ahora se trata de seguir esa senda, hacer honor a la audacia de hace cuarenta años, y asumir sinceramente la inclusión de las personas con discapacidad como asunto de primera importancia constitucional. Se ha de actualizarla terminología que utiliza para designarnos, desde luego, hoy claramente desfasada, pero también alinear el contenido del artículo con el enfoque exigente de derechos humanos que sobre esta realidad se ha impuesto internacionalmente en los últimos tiempos, que es un progreso de la civilización.
 
¿Cómo valora el texto propuesto para el nuevo artículo 49? ¿Qué mejoras conlleva para el sector de la discapacidad?
 
Es un texto que, aunque perfectible, lo sentimos como propio, no en vano hemos contribuido a su redacción, como sector social de la discapacidad. Sitúa la discapacidad donde debe estar, en el plano de los derechos y los deberes, proscribiendo la discriminación. Establece la inclusión como fin y promueve y respeta la autonomía de las personas con discapacidad. Obliga a los poderes públicos a actuar para ver realizados los derechos y recuerda el deber particular de atender a las mujeres y niñas con discapacidad, el grupo mayor y más excluido de las personas con discapacidad. Además, prescribe que existan mecanismos más robustos de protección de los derechos y constitucionaliza los tratados internacionales en la materia, como nivel mínimo de protección. El cambio, a mejor, es radical. 
 
La Constitución, de hecho, ya se ha modificado. La primera de ellas en 1992 para permitir el sufragio pasivo en las elecciones municipales a los extranjeros, por exigencia del Tratado de Maastricht de la Unión Europea. La segunda de ellas en 2011 para introducir el concepto de estabilidad presupuestaria, en el marco de la crisis económica de 2008. ¿Por qué está constando tanto cambiar el artículo 49?
 
Es ya un gran logro, que un sector social como el de las personas con discapacidad y sus familias, estructurado en torno al CERMI, que actúa como cabeza de cordada, haya llegado hasta aquí, acariciar la primera reforma nítidamente social de la Constitución Española. Tocar el Texto máximo de nuestro ordenamiento jurídico nunca es sencillo, de hecho, en más de 40 años, solo ha habido dos cambios, y de impacto menor. Esto es, sin ningún atisbo de complacencia, histórico y debe ser reseñado; la ciudadanía activa, comprometida y organizada puede erigirse en actor político, que desencadena procesos normativos de primera magnitud. Dicho eso, nadie dijo que fuera fácil. El actual clima de fractura política, de partidismo exacerbado, de precariedad incluso en los consensos básicos, obstaculiza que algo tan debido, tan procedente, tan oportuno se produzca con naturalidad. Pese a esos elementos adverso, no cejaremos.
 
¿En qué situación se encuentra la reforma del artículo 49 dentro de las Cortes? ¿Cree que finalmente habrá consenso?
 
Trabajamos afanosamente para lograr ese consenso. Para vencer las resistencias y reticencias, a nuestro juicio infundadas, de los dos grupos políticos que se han manifestado en contra de la reforma, PP y VOX. No desesperamos de convencerlos, de ejercer persuasión para que cambien de posición y sean parte del gran acuerdo político que es necesario. No hay motivos para esa oposición. Se trata de una modificación constitucional que mejora el país, que eleva nuestros parámetros de decencia colectiva, que no resta ni deteriora nada, al contrario. Refuerza la propia Constitución, que demuestra que está más viva y vigorosa, acompasándose a los progresos políticos, jurídicos y sociales que se han producido en estos primeros años del siglo XXI en la esfera de las personas con discapacidad, casi revolucionarios, en el mejor sentido de la palabra.
 
Algunos políticos han afirmado que “no es momento” de realizar reformas en la Carta Magna por temor que la reforma abra la puerta a otras peticiones en la Carta Magna…. ¿qué les responde? 
 
Lo habitual en la vida política española, en la que no nos reconocemos, y que nos disgusta profundamente, es que lo social, lo que atañe a las cuestiones consideradas erróneamente  menores, como la discapacidad, en esa concepción anticuada, nunca es prioritario. Siempre se puede sacrificar a otros asuntos de mayor relevancia, pretendidamente. Nunca es nuestro momento, siempre se nos relega, porque para esas mentalidades las personas con discapacidad carecemos de importancia, somos subalternas. Por eso invocan impúdicamente esos argumentos de baja estofa. En una sociedad decente, como debe aspirar a ser la española, siempre es el momento de la mejora colectiva, de reforzar la protección y la promoción de los derechos de aquellos grupos más castigados en términos de ciudadanía. Es la coyuntura perfecta y basta ya de pretextos, de coartadas espurias que esconden cobardía moral y cívica.
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