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CERMI.ES semanal el periódico de la discapacidad.

viernes, 12 de octubre de 2012cermi.es semanal Nº 50

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"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"

Entrevista

Agustín Huete García, sociólogo y asesor del CERMI

"Mi intención es intentar dar munición a los discursos, o restar munición a determinados discursos"

Autor de la tesis “La discapacidad como factor de exclusión social. Evidencias empíricas desde una perspectiva de derechos”

11/10/2012

Blanca Abella

La exclusión social es mucho más que pobreza económica, también es pobreza relacional, es falta de oportunidades. Los datos que Huete García ofrece en su tesis sirven para respaldar las reivindicaciones del sector de la discapacidad. Se trata de una munición útil para argumentar o rechazar argumentos. Según concluye el autor de este estudio, es necesario un cambio cultural para lograr que la discapacidad no suponga un factor de inclusión social, un cambio que debe producirse en el ámbito privado, puesto que el público no es suficiente.

¿Cuál es el método que ha seguido para elaborar de una tesis con evidencias empíricas de exclusión en casos de discapacidad?
La exclusión social es un fenómeno que la sociología ha analizado desde hace  muchos años y en España hay un concepto y un acuerdo de tal manera que es muy fácil medirla. Además, las encuestas que existen siguen ese concepto. Todo sigue un acuerdo, una línea, y eso en discapacidad no ocurre. Exclusión social es mucho más que pobreza económica, también es pobreza relacional, falta de oportunidades y muchas cosas. Cuando te acercas al concepto de discapacidad no hay ese acuerdo, hay un concepto médico, otro social, estadístico…

Lo que yo he hecho en la tesis es apoyarme en el concepto de exclusión social que existe y añadirle dimensiones que son propias de la discapacidad. Así he medido la exclusión social de la población con discapacidad.

¿Por qué existe esa necesidad de medir la exclusión por discapacidad?
Lo que he hecho es ponerle cifras a muchos de los discursos que oímos pero que a veces no están apoyados en datos, porque no existen esos datos. Un ejemplo, la encuesta que se utiliza en España para medir la exclusión social es la encuesta de condiciones de vida, que lleva años haciéndose. Esa encuesta, desde el año 2007 retiró la pregunta sobre discapacidad, o sea vamos para atrás. Antes se podía decir qué parte de la población era población con discapacidad. Tenemos que luchar con el INE y de hecho lo estamos haciendo desde el CERMI para que eso cambie y vuelvan a preguntar por discapacidad. Hay dificultades grandes de medir, y el reto era por lo tanto intentar ofrecer datos estadísticos sobre población con discapacidad en situación de exclusión social.

Entonces ¿qué fuentes ha utilizado para esta tesis?
Las fuentes son bastante pobres y hay que recurrir a varias. La EDAD (Encuesta sobre Discapacidades, Autonomía personal y situaciones de Dependencia, EDAD 2008) es fundamental. Otra fuente disponible, gracias al impulso del CERMI, es el estudio sobre empleo de las personas con discapacidad, del que tenemos datos de los años 2008, 2009 y 2010. Realmente lo que hace el INE es ir a las bases de datos de la encuesta de población activa, donde los registros permiten identificar el número de personas con discapacidad, se cruzan las dos bases de datos y nos sale la población con discapacidad por su situación laboral. Y por primera vez en España tenemos información de la evolución de la población con discapacidad en el mercado laboral entre 2008 y 2010, y tendremos los siguientes años. Y vemos cómo afecta la crisis en el empleo de las personas con discapacidad. Y luego he utilizado una fuente que nunca se ha utilizado en discapacidad, que es la Encuesta Social Europea, una encuesta que se hace en toda Europa, en España la coordina la Universidad Pompeu Fabra, en Cataluña, y es una encuesta que de una manera indirecta identifica a la población con discapacidad. Y utilizando esta fuente he podido identificar población con y sin discapacidad. Y además he utilizado la encuesta FOESA, de 2008.

¿Cuál es el objetivo fundamental de la tesis?
Mi intención era intentar dar munición a los discursos, o restar munición a determinados discursos. Por ejemplo, en todos los planes de acción sobre mujer con discapacidad en España se dice que el maltrato a las mujeres es más frecuente en la mujer con discapacidad, pero hay pocos datos sobre eso. En la tesis yo he podido ofrecer algunos datos que no se habían dado antes, al menos son cifras que puede utilizar quien quiera denunciar esa situación con argumentos. También hay datos sobre percepción de riesgo y cómo la preocupación, el temor a sufrir la violencia, influye en la población.  Esa percepción es bastante más alta también entre la población con discapacidad.

Esa situación de riesgo no parece tan evidente, pero supone una desventaja más para la población con discapacidad, ¿no es así?
La población con discapacidad está acostumbrada a que las cosas salgan mal y se ponen en una situación complicada, y además están acostumbrados a afrontar una situación de falta de apoyos. Todas las preguntas que se le hace a la población con discapacidad sobre el futuro, en comparación con la población general, siempre puntúan más bajo. Tienen una percepción de futuro más negativa. ¿Qué es lo que vemos detrás de esta realidad? Pues que los apoyos a la población con discapacidad son mucho más reducidos. Las relaciones sociales es un tema muy interesante que hay que estudiar. Normalmente en discapacidad se suele estudiar el empleo, los ingresos y poco más.

¿Cuáles serían las principales conclusiones de la tesis?
Primero, que los mecanismos de apoyo público que existen para la población con discapacidad llegan a muy pocos. Ese mito de que cuando llegan tiempos de crisis la población con discapacidad tiene mejor situación porque tiene recursos públicos, o apoyos, no es cierto, porque eso no llega a toda la población. Y si miramos las cifras de empleo, vemos que el paro les ha afectado igual que a la población general. Las medidas de apoyo al empleo, como mucho, lo que hacen es reducir el desequilibrio, pero a la hora de  destruir, se destruye igual. Siempre sabiendo que el problema del empleo en la población con discapacidad no es el paro, es la inactividad.

Entre los diferentes tipos de discapacidad, usted presta especial atención a las personas con discapacidad intelectual, ¿por qué?
En la tesis se evidencia que la población con discapacidad intelectual está en una situación desventajosa en prácticamente todos los niveles, y eso no se puede explicar sólo por condiciones personales, se explica por una construcción social. La discapacidad, desde una perspectiva sociológica, es un hecho social, lo construimos todos los días, ¿cómo? Con mitos, con símbolos y con expectativas. Vemos a una persona con discapacidad y ya nos hacemos una imagen de cómo es su mundo; una imagen tan fuerte que hasta esa propia persona se la cree. Y así vamos construyendo una situación desventajosa, que es especialmente perjudicial en la población con discapacidad intelectual. La mayoría de la población con discapacidad intelectual está en casa, no es visible. Muchas mujeres no salen de casa en toda la vida.

Pero la idea general es que hemos evolucionado positivamente. ¿No es así? 
La exclusión de la población con discapacidad, objetivamente, en cuanto a las cifras, era mayor hace unos años que ahora, pero no debemos confundir la realidad de los discursos políticos que pueden venir de la administración pública, de las entidades, de mucha gente, y la realidad de la población. Es verdad que se han aprobado medidas y que se habla más de discapacidad, pero ¿de qué discapacidad se habla y a quién llegan esas medidas? La mayoría de la población con discapacidad sigue siendo invisible, y lo que es más importante, nuestra mentalidad, la construcción que nos hacemos en la cabeza sobre la discapacidad no ha cambiado tanto. ¿Dónde evoluciona? Pues ha evolucionado en el mundo urbano, en el profesional, pero la sociedad es mucho más grande y la mentalidad ha cambiado mucho menos.

Desde mi punto de vista, la gran conclusión de mi tesis es que el gran cambio hacia lo inclusivo de la población con discapacidad tiene que venir del mundo privado, no del mundo público. Llevamos muchos años trabajando públicamente por esto, y hemos hecho leyes, leyes buenas, algunas, peores otras, y hay inclusión educativa y medidas de otro tipo… públicamente se está avanzando, ahora hay que ver cómo podemos incidir para que cambie el ámbito privado, ¿cómo podemos hacer que cuando nace una niña con una parálisis cerebral en un hogar, las expectativas de esa familia no construyan una realidad inferior, un mundo más pequeño para esa niña? Y eso no se hace con leyes.

¿Cómo se hace?
Supone un cambio cultural, como lo fue en los tiempos en los que creíamos que las mujeres no podían votar o trabajar, de hecho se reconoció el derecho de voto mucho antes de que muchas mujeres se creyeran ellas mismas con esa capacidad.

Las leyes y medidas que se van adoptando no van a salvar la distancia de ciudadanía entre población con y sin discapacidad mientras no incidamos en el ámbito privado.

Desde un punto de vista político no es un discurso fácil de defender, porque nadie se quiere meter en la vida privada de la gente, y es normal, yo tampoco quiero hacerlo, pero ¿cómo podemos acelerar un cambio cultural, tal y como lo hicimos cuando fuimos asumiendo el pacifismo, el feminismo, el ecologismo…?, esos movimiento sociales anteriores que nos hemos ido creyendo. ¡Hace 50 años rechazábamos la homosexualidad, con argumentos!

La clave está en entender la desventaja como algo injusto, como un factor de discriminación. Nadie discute que a una mujer que sufre violencia de género se le facilite un hogar para ayudarla a salir de esa situación, nadie discute eso, y lo pagamos entre todos, porque todo el mundo entiende que es una desventaja.

Quizás hay que insistir en el ámbito escolar para facilitar una cultura más inclusiva.
Cuando se han hecho estudios sobre la inclusión en el mundo escolar, al final lo que funciona es que haya niños con discapacidad en clase. La escuela es un lugar donde las diferencias entre hombres y mujeres se reducen bastantes. Es un ambiente de mayor igualdad en todos los sentidos.

Hablando de educación, los datos también demuestran que los jóvenes con discapacidad abandonan esos estudios con más frecuencia que el resto ¿Por qué?
Porque las expectativas hacia los alumnos con discapacidad, aunque no tengan dificultades para aprender, son más bajas. Siempre hay una pega. Y tú mismo te crees más débil y te pones expectativas más bajas.

En definitiva, ¿las cifras y las evidencias de su tesis pueden entonces contribuir a ese cambio cultural?
El primer ejemplo de discriminación de la población con discapacidad, y en eso hay que seguir trabajando, es que la discapacidad sigue siendo invisible en las estadísticas. Por ejemplo, hace poco hemos sacado unos documentos y comprobamos que en el INE, entre más de 200 encuestas, sólo en tres de ellas preguntan por discapacidad. Y eso no puede ser porque se trata de mucha población, y población muy sensible.

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