Los profesionales de este centro abarcan una amplia cadena de trabajo que se distribuye por el complejo y amplio mundo de las personas ciegas, desde sus primeros pasos en la infancia, sobre todo en la escuela, hasta sus inquietudes más diversas en la edad adulta. Aunque el producto estrella es el bastón blanco y se sigue trabajando con elementos básicos, como las líneas de braille, el director del centro asegura que el futuro pasa por las aplicaciones móviles (Apps), que logran que un solo dispositivo acompañe a las personas en casi todas sus andanzas. El mundo empresarial también conoce esta realidad y cada vez es más consciente de la importancia de la usabilidad, de la necesidad de una tecnología más social, como afirma Hermida, ya que los productos en serie, para todos, además reducen costes.

 

¿Cuál es el origen de los productos que ofrece el Cidat a sus usuarios?

 

Hay productos que surgen porque nosotros los desarrollamos, como pueden ser las aplicaciones móviles, hay productos que encontramos en el mercado por nuestro contacto a escala mundial con los principales fabricantes tiflotécnicos y otros surgen por una necesidad, los afiliados nos trasladan una necesidad y nosotros investigamos si hay algo en el mercado que cubre esa necesidad y si no existe nada, ver cómo podemos cubrirla nosotros.

 

 

En este mercado de la tecnología y la investigación, las universidades son también un aliado necesario, ¿lo es para el Cidat?

 

Sí, de hecho tenemos mucha relación con áreas o con departamentos de universidades, tanto nacionales como internacionales, para saber qué se está haciendo. Dentro de la investigación hay dos partes, una de ellas es la investigación básica y la otra es la aplicada y al final es como una cadena. Por ejemplo, antes de tener una línea braille, un dispositivo funcional y usable por una persona ciega, previamente tienes que investigar la tecnología que permite que las celdillas funcionen, o sea que suban y bajen los puntos. Antes de desarrollar un lector de pantalla, hay que investigar la parte del algoritmo que permite hacer esa síntesis. 

 

Nosotros estamos en las dos partes, tanto en las distintas universidades con la investigación básica, como en el desarrollo de productos. Por ejemplo, en investigación, ahora trabajamos con una universidad en un sistema de detección a través de la piel o analizamos las necesidades en realidad aumentada o inteligencia artificial aplicada a la detección y análisis de objetos, herramientas que permiten identificar un objeto a distancia, y también colaboramos finalmente en el desarrollo de productos, de hecho ahora mismo estamos trabajando con una empresa coreana que a su vez tiene acuerdos con una universidad de su país para desarrollar un reloj braille inteligente, un Smartwatch braille.

 

El Cidat, ¿se encarga también de contribuir a la toma de conciencia para lograr una tecnología más accesible para todos desde su origen?

 

Tenemos una parte de sensibilización que consiste en hacer visitas o dar conferencias, participar en foros, tanto en universidades como en empresas privadas con el fin de asesorar y sensibilizar a su equipo de desarrollo para que en la fase primaria de desarrollo de un proyecto tengan en cuenta las necesidades de una persona con discapacidad visual. Nosotros siempre decimos que la accesibilidad no es cara, lo que es caro es desarrollar una aplicación que no es accesible, deshacerla y volver luego a hacerla accesible, eso es lo caro, hacer tres procesos. Intentamos ir al origen, donde se desarrollan e incluso se investigan, incluso ir donde están los estudiantes, para que les suene, para que conozcan un colectivo con unas necesidades especiales y que es bueno tenerlo en cuenta. Es muy importante que un ingeniero software salga de la universidad conociendo a las personas ciegas y sabiendo que debería tenerlas en cuenta. 

 

El Cidat concede también una importancia vital al reciclaje de sus productos, su reparación y reutilización, ¿no es así?

 

Sí, los equipos de la ONCE no son propiedad de los usuarios sino que la ONCE los presta a estudiantes y trabajadores, para que los utilicen de forma gratuita. Tenemos seis profesionales dedicados a esta área, reparando y manteniendo de forma constante una media de unos 6.000 equipos al año. Nosotros intentamos aprovechar al máximo posible un equipo, de hecho cuando un equipo no se puede reparar, aprovechamos incluso las piezas y las reutilizamos para alargar la vida útil de otros equipos similares. Hoy en día se están utilizando equipos de entre 20 y 25 años. Además, somos conscientes de que los usuarios están acostumbrados a sus equipos y a veces cambiar de hábitos en las tecnologías lleva un proceso de aprendizaje que es costoso.

 

 

¿Es en la educación y el empleo donde más trabajo tiene el Cidat?

 

El Cidat trabaja en todas las áreas, desde el área educativa, donde ahora estamos desarrollando proyectos muy importantes de dos o tres años de duración, hasta las áreas de empleo, ocio, que también es importante porque hay un colectivo muy amplio de mayores que demandan herramientas diseñadas para ellos. La educación y el empleo son dos pilares básicos de los que no podemos olvidarnos ni bajar la guardia, pero abarcamos todas las áreas.

 

¿Qué le espera al Cidat en unos años?, ¿cómo ve el futuro?

 

El tema de las aplicaciones ha generado un punto de inflexión en el uso de las tecnologías para las personas ciegas. El hecho de que haya herramientas de base, de mercado, que ya sean accesibles, como pueden ser los dispositivos móviles, aunque hay algunos fabricantes que tienen todavía un camino que recorrer, pero ya hay fabricantes muy concienciados y con productos accesibles, nos ha abierto unas posibilidades inmensas, por dos vías: una, abaratar el coste del servicio; dos, hacer cosas que la tecnología no te permitía hace cinco o seis años. Por ejemplo hoy en día los reproductores de discos en CD para lectura de libros Daisy han caído un 50% en los últimos dos años, porque desde que hemos desarrollado una aplicación para móvil y tabletas que permite leer libros, la gente ya solo se lleva el móvil. 

 

 

La gente quiere hacerlo todo con un único dispositivo, no quiere cargar con varios artículos,  el móvil, el cargador y ya está. Lo hacen casi todo con un único dispositivo y esto ha generado un cambio de paradigma muy importante, quieren apps y la tecnología específica tenderá a fabricarse cada vez menos. Los dispositivos serán suplidos en la medida de lo posible por apps, aunque lógicamente todavía una línea braille tiene que seguir siendo una línea braille. De hecho, y como ejemplo, ya han salido incluso al mercado de forma incipiente aplicaciones que simulan una lupa, porque la tecnología óptica de los móviles cada vez es mejor, más potente, aunque todavía le queda por caminar.

 

 

¿Existe ya una tendencia empresarial a incluir criterios de acceso universal o quizás han descubierto la importante cuota de mercado que pueden encontrar en la discapacidad?

 

Hay un poco de todo, hay una parte que viene de la labor que hace la ONCE de sensibilización hacia los fabricantes, que al final acaba creando conciencia, pero por otro lado la legislación también ayuda, y un tercer aspecto importante también es el mercado, los fabricantes empiezan a ser conscientes de una cuestión básica, que es el envejecimiento de la población. En 2050 el 60% de la población europea va a tener más de 60 años y la edad implica un deterioro de ciertas capacidades, como la visual o la auditiva, y los ciudadanos van a seguir demandando servicios. La población mayor hoy en día son personas con un nivel cultural, con una capacidad adquisitiva y con una calidad de vida. La gente de 65 años es gente activa y dinámica, demandan servicios y los fabricantes empiezan a ser conscientes de que este es un mercado brutal, de muchos millones de euros, por lo tanto, si fabrican productos que son accesibles y son ‘usables’, los van a poder utilizar tanto una persona sin discapacidad, como una persona con discapacidad, o una persona mayor. No habrá necesidad de fabricar productos ad-hoc sino productos en serie que finalmente reducen los costes, así la tecnología es social, al ser en masa y con costes reducidos. Los fabricantes son muy conscientes de esto y de hecho muchos de ellos empiezan a diseñar herramientas pensadas para mayores y personas con discapacidad, en parámetros de accesibilidad y usabilidad, con lo cual nosotros también nos beneficiamos.

 

¿Cuál es el artículo o adaptación más solicitada, el producto de mayor éxito?

 

El bastón, es un producto que se demanda muchísimo, es nuestro producto estrella. 

 

¿Y el más complejo?

 

El diseño y fabricación de impresoras en braille de carácter industrial. Son los más complejos y casi ad-hoc para cada cliente porque implica un proceso muy complicado de elaboración y un montaje casi manual, es de los productos más costosos y el que más dificultad entraña.