Síguenos en

  • Ir a Cermi en facebook.
  • Ir a Cermi en twitter.
  • Ir a Cermi en Linked in.
  • Ir a Cermi en Instagram.
  • Ir a Cermi en Youtube.

CERMI.ES semanal el periódico de la discapacidad.

viernes, 19 de enero de 2018cermi.es semanal Nº 286

Ir a Cermi en Instagram.

"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"

Entrevista

Jesús González Amago, autor de 'Re-inventarse. La doble exclusión: vivir siendo homosexual y discapacitado'

"Las personas con discapacidad LGTBI no salen del armario por desconocimiento, por sobreprotección o por falta de referentes"

19/01/2018

Beatriz Sancho - Fotos: Jorge Villa

Como a muchos otros seres, a Jesús González Amago, autor de 'Re-inventarse' (Colección CERMI.ES, 2005), la edad cronológica no le hace justicia, pues sigue sintiéndose joven y, de hecho, lo es, pues lo prueba ese sentimiento confesado, y la lozanía y la vitalidad que irradia. Para la Feria del Libro, allá por mayo, alumbrará su nuevo estudio: 'Sin barreras, sin armarios', en el que vuelve a considerar la doble exclusión de las personas con discapacidad LGTBI en su afán de ver que "lo que más quiere en el mundo mundial": sus sobrinos, y todos los y todas las jóvenes, la sociedad al completo, crezcan con sus valores individuales, pero sin prejuicios.

Jesús González Amago, autor de 'Re-inventarse. La doble exclusión: vivir siendo homosexual y discapacitado' A bocajarro: la homosexualidad en el movimiento asociativo de la discapacidad y entre las personas con discapacidad en general, ¿sigue aún en el armario? ¿Por qué?
 
Buena pregunta. Sigue en el armario, pero menos porque la sociedad ha ido abriéndose y los propios sectores ya no excluyen, sino que integran, se incluyen como partes en los diferentes movimientos, y porque, afortunadamente, cada vez, aunque esto va muy despacio, tenemos más referentes que te hacen decir: "No tengo ningún miedo, puedo vivir mi libertad y mi sexualidad como fulanito o fulanita de tal".
 
Sin embargo, a la discapacidad le cuesta incorporarse al movimiento LGTBI por conceptos que se han ido creando durante todo este tiempo y que cuesta derribarlos para poder entrar en él. Las personas con discapacidad LGTBI no salen del armario por desconocimiento, por sobreprotección o falta de referentes, ya sean estos personas o entidades a los que puedan acudir para ayudarles a encontrase. 
"Las personas con discapacidad LGTBI no salen del armario por desconocimiento, por sobreprotección o por falta de referentes" 
Por su parte, el sector LGTBI no mira tanto las diferencias, las diversidades, pero con trabajar por la consecución de sus demandas, hay veces que deja un poco más de lado a otros grupos poblacionales que, aparentemente, están más apartados de ellas.
 
Por ejemplo, de la discapacidad tiene sus prejuicios para incorporarse en igualdad de condiciones al colectivo LGTBI porque, entre otras cosas, los locales no son accesibles o por ese culto al cuerpo tan extendido entre las personas gays, que hacen que el joven con discapacidad gay crea que no va a ser aceptado porque no cumple con esa estética. 
 
Son prejuicios que cada uno llevamos dentro de nuestra mochila y cuando los sumas, esa mochila se hace más pesada y quitárselas cuesta muchísimo. Cuando te das cuenta de que no pasa nada, de que solo se trataba de llamar a esa asociación LGTBI y que, por supuesto, te han aceptado, te han incluido, consigues trascender el miedo y darte cuenta de que no era para tanto. Hay más armario en el sector de la discapacidad, que armario en el sector LGTBI. 
"Hay más armario en el sector de la discapacidad, que armario en el sector LGTBI"
No me refería a acudir a uno de los dos movimientos, sino a salir del armario propio, en tu entorno, sin necesidad de vincularte a alguno de los dos. 
 
Puedes salir para tus próximos, pero te costará más salir del armario para un mayor número de personas, a un nivel más público.
 
¿Crees que las personas LGTBI sin discapacidad, a pesar de tener la experiencia en piel propia de ser discriminados, también tiene prejuicios hacia las personas con discapacidad LBTBI? 
 
Se trata más bien de desconocimiento que prejuicios. Cuando una persona LGTBI con discapacidad busca un referente o una puerta a la que llamar para ver en qué puede ayudar o cómo le pueden ayudar a ella, se encuentra con diferentes barreras: primero el miedo propio del que acude de no encajar, y dos, el desconocimiento de la entidad a la que llega, que desconoce el tema de la discapacidad. 
 
Ahora mucho menos, ya que algunas organizaciones LGTBI están trabajando este aspecto. Ante todo la persona quiere pertenecer, incluirse, y que no le de reparo, ni miedo de acudir a estas entidades para que les incluyan.
 
Jesús González Amago, autor de 'Re-inventarse. La doble exclusión: vivir siendo homosexual y discapacitado' Un paso muy importante para que tú te reconozcas es que otros te reconozcan y te acepten y te incluyan. Si tienes 19 años y eres sordo, y sabes que hay un grupo de personas sordas homosexuales, que se reúnen los martes y los jueves en el garito equis, te será mucho más fácil ir allí y conocer y relacionarte con gente, y empezar a asumir tu diversidad sexual.
 
Cuando una entidad de la discapacidad tiene un espacio al que acudir para relacionarse, para expresar sus miedos, sus vergüenzas o sus historias familiares, ya que la familia, con su sobreprotección, suele ser una de las primeras barreras con las que se encuentran las personas con discapacidad LGTBI para salir del armario, facilitará el desarrollo de sus usuarios. 
"Cuando una entidad de la discapacidad tiene un espacio al que la persona con discapacidad LGTBI acudir para relacionarse, facilitará el desarrollo de sus usuarios y usuarias" 
¿Existen esos espacios en las asociaciones? Cuando soy gay o lesbiana y no tengo un sitio así al que dirigirme, en el que poder respirar con tranquilidad, es muy complicado para mí, y no saldré del armario porque me cuesta muchísimo más, porque llevo doble mochila. Animo a que pierdan el miedo y que busquen ese lugar en el que puedan encontrarse con personas con sus mismas características.
 
Pero eso quizás para un primer momento, porque luego pueden darse guetos y se estarán perdiendo la diversidad ajena por juntarse solo con iguales...
 
Cierto, pero el grupo hace el grupo y hace que el grupo se haga más grande. Te estás cocinado en uno, pero el grupo acaba conectado con más gente y ese con más y con asociaciones, y al final, que es de lo que se trata, tú has conseguido y has perdido el miedo a abrirte por completo a toda la sociedad y no tienes miedo a, si vas en silla de ruedas, pedir ayuda para bajar a la pista y bailar y disfrutar como los demás.
 
Miremos ahora a tus nuevas investigaciones. Ha llovido mucho desde que publicaras tu estudio 'Re-inventarse' para hablar sobre la doble exclusión de las personas con discapacidad y homosexuales. ¿Qué ha ocurrido de positivo y qué de negativo en el transcurrir de estos 13 años? 
 
Toda ha mejorado, pero aún quedan caminos por recorrer. Afortunadamente, ya no es una rareza más porque el sector de la discapacidad ha conseguido afianzarse en todos los estamentos sociales, públicos y privados, porque ha quedado demostrado que podemos valernos por nosotros mismos, con creces, y que no necesita de otros para integrarse.
 
El colectivo LGTB se lo ha trabajado muchísimo. Con la aprobación de la ley del matrimonio entre personas homosexuales pareció tocar el techo entre sus reclamaciones, aunque todavía tiene pendientes las otras dos leyes: la de igualdad y la de transexualidad. Aún sigue trabajado por la plena igualdad, pero la gente ya sabe que puedes ser lesbiana, gay o transexual y que puedes tener una vida plena, satisfactoria, formar tu familia, etc.
 
Ambos grupos han trabajado mucho por separado, pero también por encontrar entornos y espacios comunes que reclamar para que se reconozcan y se abran para que las personas se incorporen a ellos.
"Queda mucho. Entre otras cosas, falta que la familia del joven o la joven con discapacidad entienda que la identidad sexual de su hijo o hija no es un problema más, ni un castigo"
Pero queda mucho, claro. Entre otras cosas, falta que la familia del joven o la joven con discapacidad entienda que la identidad sexual de su hijo o hija no es un problema más, ni un castigo, ni un pie más encima para salir adelante. También falta que el o la joven pierda ese miedo para salir del armario, se reconozca y que busque su felicidad. Esto es un problema.

Y existe otro muy serio que se viven en todos los entornos hoy en día y que es, en Internet, en las redes sociales, y que ya mencioné en 'Reinventarse': las filias y parafilias que existen en torno a la sexualidad, especialmente en las personas gays con discapacidad donde, como he sabido, en más de una ocasión el joven cae sin darse cuenta, y cuando cree que va a tener una relación sexual con lo que se encuentra es con un momento complicado y tiene que salir, como pueda, del hotel o del lugar en el que ha quedado. 
 
Se trata de personas que buscan relaciones sexuales con personas con discapacidad, especialmente física, y que se excitan con personas con discapacidad física o con personas que pueden controlar como usuarios de sillas de ruedas. No suele haber daño físico. Se trata de un comportamiento activo-pasivo en el que la persona sin discapacidad busca a una con discapacidad.
 
Háblame tus investigaciones en materia de LGTBI y discapacidad. ¿Terminará en otra publicación? 
 
Sí. Hace un par de años una editorial vio el estudio 'Re-inventarse. La doble exclusión: vivir siendo homosexual y discapacitado', el estudio publicado por CERMI y Fundación ONCE, y contactó conmigo para proponerme otro en el que revisara cómo estaba el panorama de la doble exclusión de las personas con discapacidad y homosexuales diez años después. 
 
Jesús González Amago, autor de 'Re-inventarse. La doble exclusión: vivir siendo homosexual y discapacitado' Lo que me contabas al principio. ¿Puedes compartir su contenido?
 
Ya está recogido en una publicación, y bajo el título de 'Sin barreras, sin armarios', si todo va bien, se presentará en la Feria del Libro de Madrid, en mayo. En 'Re-inventarse' nos habíamos quedado en el 2005 y esta otra obra parte de este año hasta la actualidad. Repaso en lo qué hemos avanzado, tanto a nivel jurídico como social cada uno de los dos grupos poblacionales por separado; cuánto han avanzado ambos colectivos juntos en la lucha contra la exclusión y en pro de la inclusión social y, por último, recopilo una serie de testimonios de chicos y chicas gays, lesbianas y transexuales con diferentes discapacidades que explican sus experiencias respecto a algunas preguntas que les hice. 
 
Hay testimonios realmente interesantes que resumen la teoría porque reafirman que, aunque tengas claro o no tu homosexualidad o tu identidad sexual, las barreras siempre son las mismas: la aceptación, la autoaceptación, la familia... o encontrar referentes. 
 
Además, colaboran unos veinte profesionales, sexólogos y expertos en discapacidad de diferentes entidades a nivel nacional dando sus opiniones respecto a cada una de las secciones del trabajo.
 
Desgránanos esas secciones, por favor, su esencia.
 
La obra comienza con el capítulo '10 años después', que revisa la situación desde el 2005 hasta ahora. Y, grosso modo, la conclusión es que tanto las entidades de discapacidad como las LGTBI están más posicionados en la sociedad y más conectados entre sí, pero que todavía quedan pequeñas barreras por limar para que ambos sectores se sientan plenamente incluidos en la sociedad.
"Las entidades de discapacidad y las LGTBI están más posicionados en la sociedad y más conectados entre sí, pero que todavía quedan pequeñas barreras para que se sientan plenamente incluidos"
En otro capítulo abordamos la jurisprudencia, cómo está la legislación respecto a la discapacidad y en materia LGTBI. En diez años, el gran logro, como te decía, ha sido la ley que permite casarse a personas homosexuales, y las dos que están pendientes por aplicar y que son: la ‘Ley de Igualdad LGTB y no discriminación por orientación sexual e identidad de género’ y la 'Ley de transexualidad', aprobada hace un año, respecto a LGTBI.
 
Y repaso otras de la discapacidad como la LISMI, la ley de accesibilidad, la ley de la administración pública, la del 3 por ciento, la del cinco por ciento... y otras que están ayudando mucho a posicionarse. En el 0,7 por ciento no me he metido porque ya había cerrado el estudio.
 
Otro capítulo está dedicado a los referentes y lo he llamado: 'De la televisión en blanco y negro a la televisión en color'. Y aquí abordo cómo la sociedad ha ido integrando la diversidad por separado, y cómo ahora podemos encontrar algunos referentes en quienes esa diversidad se ve de forma conjunta. Y por eso la metáfora de pasar de una televisión a otra. Los referentes siempre ayudan porque se convierten en modelos.
 
Mencionas frecuentemente el concepto de modelo. ¿Qué beneficio o caridad procuran? ¿Tienes alguien en mente?
 
Sí, me parece muy importante, de ahí que lo mencione. Claro, hay algunos ejemplos, pero no voy a decirlos ahora.
 
¡Pues entonces no habrán salido del armario todavía!
 
Es que hay más de los que han salido, pero yo no hago 'outing' a nadie, es decir, forzar su salida.
 
En realidad, me refería a modelos que ejerzan, conscientemente o no, de referentes, pero habiendo salido del armario y tengan discapacidad. Si no, no entiendo quiénes les confieren la competencia para ser referentes, solo para la minoría de personas que lo sepa. Un apartado más, por favor.
 
En el siguiente pongo en la balanza las dos diversidades: la discapacidad y la homosexualidad para ver cuál es la que sufre una mayor desigualdad o está mayormente discriminada en la sociedad. Está mucho más reconocido socialmente el sector LGTBI que el de la discapacidad.
 
"Está mucho más reconocido socialmente el sector LGTBI que el de la discapacidad"
¿Por qué?
 
La discapacidad, como algunos dicen, lleva un manual de uso. Según los testimonios que nos relatan su experiencia tanto en el primer como en el segundo libro, una persona usuaria de silla de ruedas, por ejemplo, es probable que tenga que explicar o darle indicaciones a un ligue de cómo tiene que ser el acto sexual con ellos. Entre personas sin discapacidad no. Tú haces lo que tienes que hacer, no tienes nada que explicar.
 
Pero eso mismo le ocurre al usuario de silla de ruedas siendo heterosexual. Me consta.
 
Es diferente. No sé cómo explicárlo. Lo que realmente frena en el colectivo LGTBI es aquello que pueda significar una barrera para la parte del sexual y relacional. Ir a un bar de copas con un usuario de silla de ruedas es una lata porque sé que los demás me van a mirar a mí como el pobrecito que tiene que estar empujando la silla de ruedas.
 
Pero eso no tiene que ver con la identidad sexual o, más específicamente, con ser gay. Eso puede pasar a una persona heterosexual también y en el mismo contexto que refieres. 
 
O no. Puede que pase también, pero los cánones que rigen la sexualidad en el sector LGTBI son completamente diferentes, y seguro que sabes por dónde voy.
 
Jesús González Amago, autor de 'Re-inventarse. La doble exclusión: vivir siendo homosexual y discapacitado' Lo mejor te refieres a los gays porque, se me ocurre, esta misma situación sería muy distinta si se produce en un bar de copas de lesbianas. ¿Qué opinas?
 
Sí, por supuesto. La mujer es mucho más discreta, más empática, y tiene un papel diferente al de los gays, ya que el hombre parte, por desgracia, de un prejuicio tanto del que mira como del que está siendo mirado, y que se manifiesta además en casi todos los casos de chicos con discapacidad y gays que yo he conocido y que he entrevistado. 
 
Es el primer miedo. Piensan: "yo no cumplo los estándares estéticos de equis persona, y por mucho que me lo trabaje nunca voy a llegar a esos estándares". Eso bloquea y hace pensar a la persona que nunca será aceptado. Aunque siempre les queda un Grindr, la aplicación de citas gays, ante una situación para tener relaciones sexuales.
 
Esto es terrible, pero es así. A mí también me pasó de joven, y eso que mi discapacidad es orgánica y ni se ve. Mi problema es que era obeso, pesaba más 90 kilos, y pensaba que gordo y tan bajito como soy, ni por asomo iba a conquistar a alguien. Pues esto en una persona con malformaciones, con bastones, con silla de ruedas, con audífono donde en una discoteca te impide comunicarte hace que muchos jóvenes u hombres con discapacidad renuncien a salir a ligar y opten por quedase en casa. Encuentran muchas dificultadas.
"Muchos jóvenes u hombres con discapacidad renuncian a salir a ligar y optan por quedase en casa porque encuentran muchas dificultadas"
Siempre les queda otros entornos para ligar o para encontrar una pareja. El gran problema son las etiquetas y la educación. Llevo con mi pareja 14 años y nos hemos casado este verano, y lo que espero es que mis sobrinos, que han estado en contacto con este tema desde que han nacido, sepan quitarle el valor que otros le quieran dar para que realmente esos prejuicios se relajen. 
 
Y este problema pasa también en las empresas respecto a la homosexualidad y a la discapacidad. No pasa nada porque uno sea homosexual y tenga discapacidad. ¿Qué problema hay?
 
Ni que se contagiara...
 
Pero todavía siguen existiendo esos dobles filtros o raseros. Me imagino que si muchos padres y madres supieran que el profesor o profesora de sus hijos es gay o lesbiana les sacarían del colegio o, por lo menos, les mirarían de manera diferente. 
"Las nuevas generaciones tienen dos polos: o son muy tolerantes o son muy homófobas y, de hecho, estamos observando casos de bulling y ciberbulling a chicos y chicas LGTBI"
Actualmente, las nuevas generaciones tienen dos polos: o son muy tolerantes o son muy homófobas y, de hecho, estamos observando casos de bulling y ciberbulling a chicos y chicas LGTBI muy, muy preocupantes. Y vienen de esa generación de determinadas culturas que son terribles y que lo único que hay, básicamente, es un problema de profunda inseguridad, experiencias cercanas de personas que les hayan decepcionado por cualquier motivo, o una educación absolutamente primitiva. 
 
El contrapunto a esto es que cada vez más, afortunadamente, los jóvenes y las jóvenes van teniendo cada vez más claro su identidad sexual y salen del armario e incluso se vuelven activistas.
 
La suma de exclusiones es un problema. En él tú, además, ves otro: que resta inclusión porque no sabe uno mismo o una misma si incluirse en el movimiento de la discapacidad o en el del LGTBI. ¿Cuál es la solución? ¿No puede haber una intersección que permita la inclusión en ambas? 
 
Más que un problema es una realidad. Alguien que sea LGTBI y tenga una discapacidad lo primero que se pregunta es en qué movimiento le va a ayudar más a reconocerse, a identificarse, a crecer como persona, ¿el de la discapacidad o el del LGTBI?. Se encuentran en una disyuntiva, y algunos creen que si se deciden por uno, quizás se pierdan el otro. Eso es lo que hace años pasaba, excepto en el colectivo de personas sordas. 
 
Antes, tú ibas a una entidad LGTBI exponías tu discapacidad y se quedaban boquiabiertos, e ibas a una organización de la discapacidad, compartías tu homosexualidad y te decían que bastante tenían con preocuparse de la sexualidad de las personas con discapacidad heterosexuales como para ocuparse de la nuestra.
"Antes ibas a una organización de la discapacidad, compartías tu homosexualidad y te decían que bastante tenían con preocuparse de la sexualidad de las personas con discapacidad heterosexuales"
Jesús González Amago, autor de 'Re-inventarse. La doble exclusión: vivir siendo homosexual y discapacitado' Me acuerdo de ese dicho de "mal de muchos, consuelo de tontos". Como sabes, en el mundo de la discapacidad muchos han abandonado el concepto de doble por múltiple discriminación. Ser mujer con discapacidad y lesbiana conlleva una triple discriminación. Imagina el caso quizás más extremo de múltiple discriminación: ser mujer, tener discapacidad, ser de etnia gitana o indígena u otra, vivir en entorno rural, ser homosexual y, por último, que tu discapacidad sea una de las dos más discriminadas: discapacidad intelectual o enfermedad mental. ¿Consuela esa retahíla a una persona doblemente discriminada como es tu caso? ¿Cómo ves el panorama de mujeres que encarnen todas esas discriminaciones simultáneamente?
 
No consuela. Es un escenario extremo. Conocí a una mujer sorda que vivía en un pueblito, y es uno de los testimonios que incorporo en mi nuevo libro.
 
Lo más importante es que tú, por amor propio, necesites salir del estigma del entorno que te rodea. Si no pones nada de tu parte para salir de él, es imposible que te hagas como joven con discapacidad homosexual y añade todas las etiquetas restantes. Algo tienes que hacer tú, motu propio, para salir, porque nadie lo puede hacer por ti.
"Lo más importante es que tú, por amor propio, necesites salir del estigma del entorno que te rodea"
Otro condicionante importantísimo, en ese caso tan extremo que pones, es la familia. Si tu familia percibe alguna de esas diversidades en ti, puede ayudarte o puede enterrarte. 
 
Incluso puede enterrarte involuntariamente en su intento de ayudarte: sobreprotegiéndote.
 
Claro. Hay que preguntar a la persona qué le pasa, qué quiere. Aunque hoy en día es mucho más fácil con Internet. Suponiendo que en ese entorno rural las personas tengan conexión, los padres y las madres podrían descubrir la diversidad del hijo o hija analizando el histórico del dispositivo, que refleja las páginas por las que haya estado navegando. 
 
Ahí hay dos papeles fundamentales y uno es que el joven o la joven desee relacionarse con ese mundo que ve a través del cristal, de la pantalla del ordenador, del móvil, o de la televisión, y que existe y está ahí. El segundo es que la familia entienda que esa cárcel tiene que empezar a derrumbarse para que pueda correr el aire y entrar la luz en casa y en esa persona, el hijo o la hija.
 
¿Quieres decir que la familia decida por el joven o por la joven?
 
Sí. Que la familia asuma que su hijo o su hija es diferente por su discapacidad, imaginemos que es una enfermedad mental, y también porque es lesbiana o tiene una identidad sexual distinta a la heterosexual. 
 
Las madres y los padres no son tontos, muchos se dan cuenta y sabe que sus hijos o hijas son LGTBI, otra cosa es que lo quieran o puedan asumirlo. Dependerá de ellos que realmente esa persona se desarrolle.
 
Para las personas con discapacidad es necesario profundizar en el tema de la sobreprotección que antes ha salido a colación...
 
La sobreprotección es la gran barrera que nosotros mismos y nosotras mismas, nuestras familias y también determinados agentes sociales les imponemos a las personas con diversidad. No se hace un bien sobreprotegiendo a alguien para evitar que se dé cuenta del mundo en el que vive. Se puede intentar que una persona mire hacia un lado en lugar de hacia otro, pero al final, como dice el refrán, la cabra tira al monte. Cuanto más se tarde en mostrarle lo extenso que es el campo, peor. 
 
Mi madre me sobreprotegió y me tuvo entre pañales cuando me libré de la mili por considerarme "inútil total". Si tú no sabes o no decides romperlo, demostrar que solo se trata de una etiqueta y nada más, la sobreprotección va a estar ahí siempre, porque es otra etiqueta. Mi madre en la piscina me decía: "¡No corras, que te va a dar un infarto", preocupada, y aún hoy, el día de mi boda que me tiré bailando hasta las cinco de la mañana, me regañaba al día siguiente diciéndome que no paraba y que me podía haber dado algo. ¡El día de mi boda! Y le dije que si me hubiera ocurrido algo, pues que quedaba compensado con lo bien que me lo había pasado. ¡Como buena madre!. 
Jesús González Amago, autor de 'Re-inventarse. La doble exclusión: vivir siendo homosexual y discapacitado' "Si tú no sabes o no decides romperlo, demostrar que solo se trata de una etiqueta y nada más, la sobreprotección va a estar ahí siempre, porque es otra etiqueta"
Y, ¿cómo te proteges tú ya que eres tan consciente de su actitud sobreprotectora?
 
He aprendido a que me entre por un oído y me salga por el otro, porque se trata de sus propios miedos, y si tengo argumentos, se lo desmonto.
 
Aún hoy en día, la madre no deja de mirar como la gallina por sus polluelos porque con mis hermanos pasa igual, aunque no tengan discapacidad, está atenta a determinadas cosas de cada uno.
"Para romper con la sobreprotección lo importante es poner las cartas sobre la mesa a los padres, y explicarles que solo les dejas llegar hasta aquí, poniéndoles un límite, y se acabó"
Lo importante es ponerles las cartas sobre la mesa y explicar a los padres y madres que solo les dejas llegar hasta aquí, poniéndoles un límite, y se acabó. E independientemente de que seas más o menos joven, vivas con ellos o no, que sepan que si intentan impedírtelo, lo terminarás haciendo a sus espaldas y será mucho peor.
 
Siempre digo que el cine es una herramienta maravillosa para concienciar a las personas. Ojalá muchísimos padres y madres pudieran ver sentados y sin cambiar de canal determinadas películas, que les haría abrir los ojos sobre todas las diferencias, diversidades y exclusiones que existen en este mundo. De ese modo entenderían que no pasa nada, y que todo es mucho más fácil de lo que ellos creen. Sí es ficción, pero la ficción siempre parte de la realidad y la realidad incluso supera la ficción.  
 
¿Cómo se puede superar la necesidad generalizada del humano a etiquetar a sus congéneres y cómo se podría evitar el reduccionismo que conlleva etiquetar, juzgar? 
 
Vivimos de hashtags, vivimos de etiquetas, con lo cual no solo no estamos intentando desetiquetar, sino que seguimos las etiquetas. Seguimos las hashtags, nos hacemos fan de ellos, los monitorizamos, con lo que, a nivel social, es muy complicado porque no llegamos a ubicar dónde está la igualdad cien por cien. 
 
Las personas que no son gays o que no tienen una discapacidad tienen otras etiquetas también: clase social, estudios, etc. Ante este panorama, me acuerdo del 'currículo ciego' en el que no creo en absoluto porque en algún momento vas a tener un encuentro con la persona, habrá piel y ahí vas a decidir contratar a alguien o no.
 
Las etiquetas están bien siempre que no excluyan. No tengo problema alguno con que en mi Linkedin aparezca una discapacidad si tú empresario o empresaria no tienes ningún problema con ella. ¿Por qué no decir que eres una activista LGTBI o gay o lesbiana? ¿Qué le importa a la gente? Dirán algunos para que no tenga que decirse, pero lo que yo me pregunto es: ¿Por qué lo tienes que ocultar?. Por supuesto que no es necesario compartirlo, pero, ¿qué problema hay con decirlo?
 
Ninguno, salvo que el empresario o empresaria tenga algún prejuicio con esa etiqueta y no te contrate por exponerla.
 
Luego, ¿dónde está el prejuicio hacia las etiquetas? En los otros. ¿Dónde está el daño de las etiquetas? En que no se acomoden a lo que tú consideras que vale esa etiqueta, a su valor considerado desde tu punto de vista.
 
¿Es la Educación parte de la solución del problema?
 
Cien por cien sí. Hay que abrir a destajo la Educación en valores, en tolerancia y en diversidad, porque en la clase existen esos ejemplos, en la sociedad también y porque el futuro cada vez es más diverso.
Jesús González Amago, autor de 'Re-inventarse. La doble exclusión: vivir siendo homosexual y discapacitado' "Hay que abrir a destajo la Educación en valores, en tolerancia y en diversidad"
Ahora también incluimos las razas, las diferentes culturas, las diferentes civilizaciones o iglesias o comidas... ¡y no pasa nada!. Resulta que la tortilla de patata no es lo más rico del planeta y te das cuenta de que también existen los nachos y el curry y el sushi, y te podrá gustar menos o no, pero no los escupes. 
 
¿Por qué se escupe, utilicemos la metáfora, a un chico gay o a una chica con bastones por el mero hecho de que no les conoces o no te gusten? ¡Date la oportunidad de conocerlos, dales la oportunidad que les has dado a tus demás amigos! Es la forma de ver que no pasa nada. La clave es comprenderles. Cada uno venimos con un manual de instrucciones debajo del brazo, lo dijo Gala. Cada uno tenemos nuestro manual que viene, por defecto, con determinados modos de uso y que, poco a poco, vamos convirtiéndolo en nuestro manual particular.
 
Las líneas generales de cómo tratar a esas personas son las mismas: respeto y tolerancia. A partir de ahí, si yo no te invado tu libertad, ¿quién eres tú para invadir la mía? Si yo no te insulto o te vilipendio por ser heterosexual, que supuestamente es la norma, y quién porras ha puesto esa norma, ¿quién eres tú para atacarme a mí porque, según tú, estoy fuera de la norma? 
 
Una vez, mirando un escaparate de una marca muy reputada, mientras esperaba a una amiga, un señor me escupió. El odio genera odio, el odio no va a ninguna parte y es tan visceral, que te imposibilita analizar por qué lo sientes. Te nubla.
 
  • facebook
  • twitter
  • linked in
  • enviar a un amigo
  • imprimir noticia

Con el apoyo de:

  • Logotipo de El Goberno de España - Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, Secretaría de estado de servicios sociales. Abre una ventana nueva.
  • Logotipo de la Fundación ONCE. Abre una ventana nueva.
  • CERMI. Innovación social en discapacidad. Abre una ventana nueva.
  • Logotipo de El Goberno de España - Ministerio de Asuntos sociales, unión europea y cooperación. Abre una ventana nueva.
  • Logotipo de la Hablamos de Europa Abre una ventana nueva.

    ¿Dónde estamos?

    Calle Recoletos, 1 Bajo, 28001 Madrid - España