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CERMI.ES semanal el periódico de la discapacidad.

viernes, 29 de julio de 2016cermi.es semanal Nº 223

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"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"

Entrevista

Luis Cayo Pérez Bueno, reelegido presidente del CERMI

"Ven y mira, o húrtate y queda condenado a tu deliberada oscuridad"

22/07/2016

Beatriz Sancho - Fotos: Jorge Villa

Si alguien ha sabido despojar de su 'lastrante' y castrante sentido, sinsentido y consentido sentimiento de castigo a la discapacidad, a la propia y a la ajena, esa persona es Luis Cayo Pérez Bueno, un hombre que acoge en su ser tanto elemento singular -además de solidaridad, proactividad, productividad, cooperación y caridad-, y que sabe desdoblarse varias veces al día, coexistir multidimensionalmente, y relacionarse desde el arte no solo con su discapacidad, sino con el movimiento asociativo estatal que 'rerrepreside', y con la discapacidad de la sociedad. A esta solicita que se abra a nuestro "lado opaco sin condiciones de continuidad" porque, de no hacerlo, pondrá en peligro la propia, y todo el ecosistema social, humano.

Luis Cayo Pérez Bueno, reelegido presidente del CERMI"Las circunstancias no son importantes, sino tu actitud ante ellas". La frase se parece mucho a aquello que ha dicho usted alguna vez y que me parece importante de recordar: "tú no eres tu discapacidad, eres lo que haces con ella". ¿Quiere explicárnoslo?
 
Esto es una visión casi antropológica de que la discapacidad no es un hecho fatal que le sucede a alguien y que le condiciona toda su vida. La discapacidad, entendiéndola desde el nuevo enfoque de modelo social, de derechos, de diversidad que aporta, es algo fáctico que está ahí, que resulta de cómo funciono yo corporal, mental, cognitiva y comunicativamente con un entorno que no está pensado ni concebido para esa fórmula, digamos, peculiar o distinta a la normalidad de funcionamiento imperante.
 
Esto, tradicionalmente, ha ocasionado exclusión, discriminación, desprecio, negación de derechos, negación de valor. Ha provocado esa distorsión o conflicto entre una forma de funcionar distinta a un entorno, que no está hecho para aceptar y gestionar esa diversidad. Este discurso nos ha llevado a pensar que la discapacidad, a veces, era lo sustantivo, y el elemento que definía, agotaba y condicionaba a la persona. Todo, en una persona con discapacidad, estaba teñido por esa situación. Todas sus expectativas vitales, afectivas venían, de alguna manera, en función de su discapacidad. 
 
Lo que hemos tratado de hacer mediante el trabajo político que se despliega a través del movimiento de la discapacidad es que la discapacidad sea un elemento de diversidad más, que forma parte de la persona, pero que no es un eje nucleador que la agota y la condena porque, normalmente, se vivía como condena.
 
Por eso, lo que queremos conseguir es que la persona con discapacidad gestione su discapacidad del mejor modo, como un hecho que está ahí, pero que es un hecho que no me puede coartar o condicionar todas mis elecciones o mis proyectos vitales. 
 
Luis Cayo Pérez Bueno, reelegido presidente del CERMI"La discapacidad tiene que tender a constituirse como elemento de riqueza, no de castigo"       
La discapacidad tiene que tender, cada vez más, a ser una circunstancia, como tantas otras: tu lugar de procedencia, quiénes son tus padres, tu color de pelo, tu forma de ver la vida, tus costumbres, y tiene que constituirse como un elemento de riqueza, no de castigo. Que incluso desde tu relación con ella aprendas y te ayude a ser mejor persona. Se trataría de crear una relación casi artística con la discapacidad porque no es tanto lo que eres o lo que tienes, sino lo que haces. La discapacidad es un hecho más, es una herramienta que está ahí. Si la gestiones bien contribuirá a tu mejora personal y a la de tu entorno.
 
Una persona con discapacidad quiere normalizar su vida, pero se ve muy distinta y ve esa diferencia como algo muy positivo. ¿Cómo compaginar ese deseo de incluirse en la sociedad, la defensa de los derechos universales que nos igualan a todos, nos amalgaman, nos zurcen como versos sueltos, sin caer en la incoherencia con el ensalzamiento de la esencia personal, de la singularidad individual, de la diversidad única de cada persona, el arte propio?
 
Es verdad que eso sucede, y se plantea dónde poner el foco entre el elemento personal y el elemento colectivo, y cómo interactúan ambos. Pero es solventable. Las personas somos seres sociales y nuestra realización, si es que existe la realización completa, o un vector de la realización, siempre se produce en un entorno colectivo. Pero hay una parte personal. Hay mucha literatura, un yo en conflicto, la personalidad afirmada y el medio social que intenta adocenarla, que trata de minimizarla porque gana la lógica de lo colectivo frente a la lógica de lo individual, pero la cuestión es llegar a estadios donde el conflicto individual-colectivo tengan que superarse. 
 
Aquí voy a una fórmula que yo sí he pensado, que he leído y que cuestiona la forma en que vemos la personalidad, si es de raíz única o múltiple. Pensemos, por ejemplo, en los árboles. El árbol es individual y tiene una raíz que se adentra en la tierra, y necesita un espacio porque si están los árboles muy juntos entre sí, ninguno crece, se perjudican. Pero el árbol está en un bosque y, entonces, no solo habrá que hacer relaciones profundas, de ahondamiento en sí, de autoafirmación, sino que para crear un bosque, que es un ecosistema de vida colectiva, los árboles no han de crecer solo hacia el fondo, en vertical, sino que hacen rizomas, que son el entreveramiento de muchos tipos de raíces. 
 
Y mi raíz se confunde con tu raíz y todos estamos en un ecosistema subterráneo, que no se ve porque está bajo la tierra, y el bosque es interdependiente. Yo tengo mi singularidad, mi personalidad, soy un árbol que tiene su espacio, que recibe la luz, que puede hacer la fotosíntesis, pero, simultáneamente, estoy tramado con el resto del bosque, al menos con lo más cercano del bosque. Pero no solo por proximidad, sino que mis raíces se han confundido, y mi condición de existencia, de subsistencia, depende de la salvación de todo el bosque. 
 
Luis Cayo Pérez Bueno, reelegido presidente del CERMI"Hay un espacio individual, pero que no necesariamente se resiente al entrar en lo colectivo, sino que puede crear otra dimensión distinta, que permita la salvación individual y la colectiva"
Esto podría ser una metáfora de la vida individual y la vida colectiva. Hay un espacio individual, pero que no necesariamente se resiente al entrar en lo colectivo, sino que puede crear otra dimensión distinta, que permita la salvación individual y la colectiva..
 
Esto es muy loable, como discurso, pero no sé si tal posicionamiento lleva manual de instrucciones. Si en una misma persona confluye la diversidad desde el punto de vista de la discapacidad y del pensamiento, y justo por diversidad existe el reclamo interno de compartirse, para enriquecer el entorno. ¿Cómo lo hace?
 
La clave, la forma de abordarlo es el arte. Todo arte tiene una técnica, un conocimiento previo. El artista pone esa técnica, esos conocimientos al servicio del arte. Y el arte es un ensayo, es una tentativa, es tratar de... y unas veces fracasas y otras tienes éxito. La relación con los demás y sobre todo tú, persona que tienes muchos elementos singulares, de singularidad que te hacen estar en una cierta tensión con un entorno muy adocenado, muy vulgarizado, tienes que gestionar eso. En ti va la mayor parte. Mi sugerencia para una persona con discapacidad que tiene esa singularidad es que la entienda como una obra de arte que está desplegando y que está haciendo un ejercicio artístico con su vida. A través del arte, tú puedes mostrar tu verdad o ayudar a construir tu verdad con los demás, y también ejercer atracción porque el arte tiene un elemento estético.  
"Mi sugerencia para una persona con discapacidad que tiene muchos elementos singulares es que entienda su vida como una obra de arte que está desplegando"
Hay personas que quizás intelectualmente no son captadas por ti, o no te entienden, habláis códigos distintos, lenguajes diferentes, pero sí que, inconscientemente, son susceptibles de quedar atrapadas por tu forma de ser, por tu forma de expresarte, que está más allá de lo cognitivo. Te has hecho atractiva ante ellas, estéticamente, la función estética ha operado. Pues tenemos que usarla. 
 
La función estética es inherente al arte, si hay algo en el arte, aparte de temas intelectivos, o que puedas ayudar a la comprensión, es la celebración o la revelación de algo hermoso, que no se sabe, a veces, a qué atribuir. Tengo la certidumbre de que el arte o la relación con una persona que se desempeña artísticamente me ha traído hermosura, belleza a mi vida. 
 
También podría ser revelación de lo desconocido. 
 
Sí, se revela aquello que no se conoce. Te abres a nuevas dimensiones y a nuevas experiencias que previamente no tenías. Tienes algo más que al principio.
 
Respecto a su propio arte. Usted dio el paso que hay de la lectura a la escritura. Luis Cayo escribe, desde la pureza de poesía con experiencias y sentimiento. ¿Cómo han nutrido las experiencias y el sentimiento adquiridos por su paso por el movimiento asociativo, y en qué sentido preciso ha enriquecido su poesía?
 
Aunque pueda parecer difícil, hay conexiones, vínculos. Primero por un plus de vivencia. Estar en una vida activa, en una vida comprometida, conocer miles de situaciones, miles de personas que de otro modo o dedicándote a otra cosa no habrías tenido esa riqueza de experiencia, te hacer acumular muchos tesoros de vivencias. Te permite abrirte a muchas realidades ignoradas o siquiera sospechadas. Y eso es el poso que cualquier persona que aspira a ejercer una disciplina artística necesita. Tenemos sueños, pero el sueño sería la realización artística, y el sueño se hace con materiales que vienen de la vida, de la vida real y de la vida imaginada.
 
Una experiencia tan rica y tan fecunda de conocimiento, de relaciones en el mundo de la discapacidad, te nutre y te provee de muchos materiales, no faltan materiales.
 
Casi exceden.
 
EExceden. Es como el escultor que tiene una cantera enorme a su disposición y él solo tiene que esculpir, o el narrador que tiene mil historias para ordenarlas, hacer una secuencia y exponerlas. No me faltan ideas. Por eso, tengo que agradecer a la discapacidad esa realidad.
 
Y después es la sensación, frente a un arte más previsible, de enfrentarte o de ver la otra parte: la parte escondida, la parte silenciada, la parte opaca que han oscurecido otros, y que no ha tenido casi expresión o que ha tenido muchas dificultades para expresarse. Es decir, gran parte de ese material, de ese acopio de material es desde el otro lado. 
 
Lo que tratas no es traerlo a este lado, ni que sea, casi por clemencia, aceptado, sino decirle justo a ese lado establecido, legitimado, a ese lado que tiene prestigio y que manda, que como no se abra y no comparta con ese otro lado oscurecido, opaco no tiene condiciones de continuidad. La propia continuidad del estado legitimado, que manda depende de qué tipo de relación trabe con el otro lado. Hablo de un arte, modestamente, en el que el o la artista no pide ser aceptado, sino que se abran a él o a ella para que ambos lados puedan tener condiciones de supervivencia. 
Luis Cayo Pérez Bueno, reelegido presidente del CERMI"Hablo de un arte, modestamente, en el que el o la artista no pide ser aceptado, sino que se abran a él o a ella para que ambos lados puedan tener condiciones de supervivencia"
La diversidad, la diferencia, en el caso de Luis Cayo, ¿vino también acompañada de una soledad inmensa, de incomprensión, de dudas existenciales, de profundidad y autoconocimiento?
 
No tanto, pero no porque yo sea especial ni mejor y no esté sometido a lo que nos ocurre a la mayoría de las personas ante una experiencia vital de este calado, sino porque fue adquirida en los momentos iniciales de la vida. Ahí no tienes consciencia del antes y el después, te has autopercibido siempre como eres. 
 
En mi caso, tener una discapacidad no absolutamente ostensiblemente, no visible desde el principio, sino que está en una zona no de nadie, en cuanto a visibilidad, sino que no sabes si tienes que decirlo porque si no sería como afirmarse y estar dando nota sobre ti no pedida, o pensar que es que lo ocultas, y como está en una zona que se puede escamotear, prefieres no decirlo para asimilarte a esa mayoría homogénea. 
"Tener una discapacidad no visible, a veces, como está en una zona que se puede escamotear, prefieres no decirlo para asimilarte a esa mayoría homogénea" 
Eso es lo que me ha traído, a veces, una cierta duda. No he vivido la discapacidad con esa radicalidad de situaciones que han vivido otras personas con discapacidad y que entiendo, sino que la he vivido como elemento disonante, que te ponía en una zona tangencial a la vida común y corriente. Entonces, eras, pero no eras. Participabas, estabas, pero siempre como en una visión exterior, no sé si esto sucede en otras discapacidades, quizás a las personas con problemas de salud mental. Eres, pero a la vez te estás mirando desde fuera, miras al que eres. Esa es una relación muy vivificante porque no solo te tenías que llevar tu vida, sino algo así como enajenarte y verte desde fuera. Era curioso porque eras espectador de sí mismo. 
 
De hecho, es un buen ejercicio.
 
Sí, por eso decía que vivifica, si no lo llevas a más, si no te resulta problemático, si no te angustia... porque enajenación era una palabra que se utilizaba parar las enfermedades mentales. Estar enajenado, enajenación mental. Enajenación es estar fuera de ti, estar en otro. Y puede ser productivo.
 
Para llegar a la empatía es más que útil.
 
Sí.
 
¿Conoce Luis Cayo la soledad como autor, esa soledad que pregonan los artistas, elegida, que reconforta, imprescindible para el proceso creativo? 
 
Siempre he tendido a ese sentimiento de soledad. No soledad querida, no de soledad buscada, pero tampoco de soledad aflictiva o malvivida porque la soledad no siempre tiene que ser dolorosa.
 
No, no, en absoluto.
 
Por eso. Es que parece que dices soledad y que estás condenado. Es cierto que cuando ya no eres solo espectador de ti mismo, y en el arte siempre hay una parte de expectación de la vida que pasa, necesitas aislarte, salir de la corriente, para ver pasar esa corriente. Si estás metido en ella no tienes conciencia, y no puedes ni retratarla, ni reelaborarla.  
 
Es verdad que cualquier ejercicio artístico sí que lleva una cierta separación de aquello que se convierte en el objeto artístico.  
 
Luis Cayo Pérez Bueno, reelegido presidente del CERMI¿Cómo se reencuentra con esa soledad requerida para desplegar sus habilidades artísticas entre tanto encuentro social?
 
Tú puedes estar en una cierta vida social que siempre es más superficial, que también te nutre porque si no te quedarías sin elementos en tu carcaj para trabajarlos, pero puedes estar a la vez en dos procesos. 
 
Aunque sea varón, y dicen que no pueden hacer dos cosas a la vez, sí que puedes tener una vida social y estar analizando eso, en esa posición de espectador. Y te da muchos elementos, estás autopercibiéndote y percibiendo tu entorno. Entonces ahí, aparte de la pura experiencia social, tienes otra posibilidad de recoger material. Ahora mismo puedo estar hablando con usted y pensar simultáneamente: "pues lo que me está abriendo esta periodista con sus preguntas...", y coexistir, casi, en dos mundos paralelos. En ese mundo paralelo también recojo fruta para lograr una buena cosecha.   
 
¿Una autorreflexión?
 
O la correflexión. O, a la vez, la reflexión paralela al mero encuentro social, de formulismo, de puro contacto diplomático o de fórmula social.
 
¿Qué sueña Luis Cayo para las personas con discapacidad de este país?
 
Los sueños a veces se tornan en pesadillas, así que espero que estemos en ese campo de lo onírico, pero no en el de la pesadilla. Que en lo peor de la pesadilla, sepamos que es solo una pesadilla y como sabemos que es una pesadilla nos despertamos. Me gustaría que en nuestras pesadillas reales, vitales digamos: "esto no puede ocurrir, esto lo puedo cambiar, voy a despertar". Eso es lo que espero para las personas con discapacidad. Que tengan esa capacidad de despertar y borrar la usura de los días. 
 
¿Y a ese otro lado que se legitima, que manda, que parecen que son mejores y no lo son en absoluto? 
 
Algo que dice el Evangelio en varios lugares. A esa parte que no quiere mirar: "ven y mira. Vas a ser mejor. Vas a ser. Porque si no miras y cierras los ojos, vas a estar privado de luz por voluntad". 
 
O abre los ojos y sé -de ser-, o ciérralos y no seas...
 
...y no seas. Húrtate y queda condenado a tu oscuridad deliberada.    
 
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