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CERMI.ES semanal el periódico de la discapacidad.

viernes, 27 de abril de 2012cermi.es semanal Nº 31

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"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"

Entrevista

Marcos de Castro, experto en economía social

“Todo tipo de formación empresarial de economía social es una reacción contra la crisis”

26/04/2012

Mario García

Presidente de CEPES (Confederación Empresarial Española de la Economía Social) entre 198 y 2008, Marcos de Castro ve con preocupación los devaneos de la sociedad actual con la crisis y afirma que “caminamos hacia un modelo social regresivo”.

¿Corren malos tiempos para la economía social?
Corren malos tiempos para la sociedad y, por tanto, para la economía social. Son tiempos de preocupación importante. Percibo que es una preocupación compartida por organizaciones y asociaciones de que estamos caminando hacia un modelo social regresivo, donde la asistencia a determinados factores generadores de cohesión social se está limitando. Por ejemplo, en Madrid se ha limitado la asistencia a las asociaciones de ayuda contra la drogadicción, se han limitado asistencias a la mujer maltratada, en Madrid hay centros especiales de empleo (yo colaboro con un centro especial de empleo de discapacidad intelectual) donde la Comunidad de Madrid les debe desde el año 2009 unos 900.000 euros, que ahora, con los recortes nuevos, les va a suponer menos 200.000 euros anuales. Esto es para matar cualquier tipo de organización, sobre todo a organizaciones de éstas. Entonces, corren malos tiempos para la economía social, corren malos tiempos para los sectores en riesgo de exclusión y corren malos tiempos  para la cohesión social.
 
¿Es una temeridad decir que la economía social resiste mejor el golpe de la crisis actual?
No es una temeridad, es el valor diferencial. La economía social nace como reacción ante las crisis. Por ejemplo, el nacimiento de las cooperativas, que supone el inicio de la economía social, es una reacción colectiva del siglo XIX, en plena revolución industrial en Inglaterra, donde algunos estaban en huelga, no tenían salario, no podían comer y hacen una cooperativa de consumo que les traslada alimentación y material textil. Es una reacción contra la crisis. Todo tipo de formación empresarial de economía social es una reacción contra la crisis; la ONCE es una reacción contra el riesgo de exclusión de las personas ciegas, las empresas de inserción son una reacción contra las personas que el mercado laboral no quiere mirar a la cara. En este sentido, la economía social tiene fuerzas reactivas ante la crisis. Esto no quiere decir que nade en la abundancia cuando está en crisis; hay centros especiales de empleo que han tenido que cerrar y esto es muy grave porque personas con discapacidad intelectual que se quedan en la calle se van a quedar en la calle y es muy difícil que se reactiven. Ciertamente, la economía social es la capacidad de las personas que se unen entre sí porque juntas pueden hacer un proyecto que el sistema no les permite.
 
¿Considera la economía social puede jugar un papel fundamental para combatir el desempleo?
Si, considero que puede jugar un papel fundamental para varias cosas. Primero, para combatir el desempleo, como de hecho ya está pasando, es decir, personas que son expulsadas de la actividad empresarial normal y que van a la calle, pero saben de un tema concreto, como informática, ebanistería o mecánica, y se unen y crean un taller o una empresa. Esto está ocurriendo. El Comité de las Regiones europeo dice en un dictamen que la economía social genera actitudes positivas ante el desempleo frente a determinadas actitudes pasivas que genera el empleador por cuenta ajena. Pero también es una reacción positiva hacia la cohesión social porque la riqueza siempre es colectiva. Siempre he dicho que en la economía social ningún individuo se hace rico, se hace rico el colectivo y también es una reacción positiva contra la exclusión social, que, en este momento, es un riesgo importante que puede amenazar la generación de grietas en la sociedad.

La economía social es una reacción positiva contra la exclusión social porque ningún individuo se hace rico 

¿Cuáles deben de ser las aportaciones de la economía social para combatir la elevada tasa de paro juvenil en España?
Hay un elemento importante, lo dice el Comité de las Regiones en el dictamen que he citado, que es el desarrollo de la actitud emprendedora. Vivimos en una sociedad donde, desafortunadamente, el sistema educativo no desarrolla la actitud emprendedora. Antes de ayer estuve en un encuentro en la Facultad de Económicas de la Universidad Autónoma y vi que, salvo excepciones, los estudiantes terminan la carrera pensando que van a ser funcionarios o empleados de banca. 
 
Entonces, primer valor contra el desempleo juvenil, la economía social genera la capacidad emprendedora. Segundo, genera capacidad emprendedora colectiva; hay un dictamen muy bonito del Consejo Económico y Social Europeo que dice que la ventaja de la economía social es que entre varios se pueden abordar proyectos que uno solo no puede. Y tercero, genera elementos interactivos entre los posibles convenios, relaciones entre cooperativas y empresas de economía que les darían una mayor fuerza para actuar en el mercado.
 
¿Cómo vaticina que será el nuevo modelo económico y social cuando la crisis finalice? ¿Tendrá entonces la economía social un papel preponderante?
Lo que voy a decir aquí es mi opinión personal y, por tanto, puede estar teñida de algún tinte negativo. Creo que caminamos a un modelo social regresivo, donde la mujer vuelve a su casa, donde si una mujer tiene un hijo drogadicto lo cuida, como ha pasado toda la vida; donde la persona de discapacidad intelectual se queda en su casa y a la persona dependiente la cuidan, como siempre ha pasado. Dicen los que nos gobiernan que ‘todo esto es temporal, después se reactivará’, pero creo que no. Cuando se han perdido espacios que se han conquistado, por ejemplo la ley de dependencia, es después muy difícil reactivarlos. Por tanto, el modelo social al que caminamos es un modelo social de cierta insolidaridad, de cierto individualismo. Esto lo dice muy bien el sociólogo alemán Ulrich Beck, que habla de la sociedad en riesgo. Frente a este modelo, aparece como un islote cargado de valor la economía social, de valor colectivo, de valor de cohesión social, de valor de riqueza colectiva y esto me parece que es un elemento importante.
 
Hablando de la Ley de Autonomía Personal y de Atención a la Dependencia, en el espíritu de la norma está crear empleo. ¿Ha participado la economía social en este propósito?
Cuando se hizo la ley se hablaba de 300.000 empleos y no se ha atendido este problema. En una sociedad del desempleo, como estamos, no se han atendido sectores provocadores de empleo y en esto coinciden empresarios, sindicatos y la Administración. Por tanto, el modelo no está potenciando este sector, que es generador de empleo. La economía social, como todos los elementos sociales que apuntan a un riesgo de exclusión, fue el primer actor en este sector, es decir, el primer actor en cuidados personales, en atención domiciliaria, en residencias... Es muy importante decir esto. El sistema económico, heredado del modelo industrial del siglo XIX, no atiende estos mecanismos. Cuando pienso en esto me acuerdo de una frase de la película ‘La invención de Hugo’. Hugo es un claval relojero que está marginado y viendo la ciudad desde la torre del reloj, donde estaba él excluido, pensaba: “En las máquinas no sobra ninguna pieza, en la sociedad sobran piezas, sobran personas”. 
 
En estos elementos de expulsión, la economía social reacciona como acción ralentizadora del problema. Dentro del sector de la dependencia, ya funcionaba la economía social en los servicios de atención domiciliaria y de residencia. Y la Iglesia ya tenía entidades de acogida para estas personas porque la solidaridad nace históricamente de estos elementos que tienen que ver con la sensibilidad social. En este sentido, la economía social tiene problemas muy gordos. Por ejemplo, en Madrid y en alguna comunidad autónoma más se han hecho concursos para la atención domiciliaria poniendo un precio por hora inferior al que pagamos todas las personas a la señora que nos viene a limpiar la casa. Eso era hace un año y medio y está generando el propio sistema o bien una actividad marginal o bien una actividad sumergida, pero ahí estaba la economía social actuando.
 
El modelo social al que caminamos es un modelo social de cierta insolidaridad, cierto individualismo
 
Las asociaciones de la discapacidad están sufriendo actualmente los embates de las políticas de ajuste y de recortes, en líneas generales. ¿Qué opinión tiene al respecto?
Estudiando la revolución industrial en el siglo XIX y cómo nacen la economía social y las cooperativas en Inglaterra, que es donde nacen cooperativas, mutualidades y sindicatos, curiosamente elementos sociales de aglutinación, había una ley de pobres que aseguraba que todas las personas tuvieran una pensión de subsistencia. Los actores empresariales que fomentaban el desarrollo industrial presionaron para que esa ley de pobres se anulara porque decían que generaba vagos; dar una comida, aunque sea deteriorada, y dar unas condiciones de vida, aunque sean deterioradas, generan una subsistencia y no tienes por qué preocuparte del empleo. Esto quiere decir que el mercado actual que tenemos necesita una bolsa de desempleo porque esto es lo que ha generado y lo que ha facilitado la precariedad en el empleo actual. Bien, dentro de este esquema, todavía heredado de la sociedad industrial y que todavía está funcionando en nuestra sociedad, algunos dicen que por qué gastar el dinero en estas asociaciones, que se lo solucionen ellas. Esta percepción tiene como consecuencia los grandes recortes que se están dando porque dicen no hay más remedio, pero hay otras alternativas a los recortes, entre otras diseñar mejor los ingresos. Pero la consecuencia de lo que dicen esto es destruir la cohesión social, así de claro. Entonces, el Gobierno tiene la obligación de construir una sociedad equilibrada y cohesionada y no abandonar los recortes en la subvención a entidades que tienen como función paliar destrozos del mecanismo económico actual. En este esquema es donde sitúo la pregunta que me haces, que es por qué se están recortando subvenciones y ayudas a entidades que han demostrado eficacia en la atención social. Pues porque la atención social no es un valor en el Gobierno, con lo cual yo le doy un valor más trascendental, y es que, en el fondo, se está demostrando que la cohesión social no es un valor dominante, la economía ha podido a la política. Recuerdo que Jacques Delors, cuando era presidente de la UE, decía que si todo es economía, dónde queda la política.  
 
Retomando una idea que ha utilizado antes de que en las máquinas no sobran piezas, sino personas. ¿Es sostenible que actualmente haya más de 7.000 millones de personas en el planeta y que la previsión de la ONU para 2050 sean 9.000 millones?
Es sostenible. Ahora, es insostenible en las condiciones actuales. No puede ser que una pequeña parte de los 7.000 millones de habitantes tenga un consumo cuatro o cinco veces superior al de la gran parte de la población que vive en las zonas menos desarrollados. Si todos tuviéramos el mismo 'hiperconsumo', no habría recursos. Si hubiera una distribución de la riqueza y de los recursos y del consumo más equitativo, perfectamente. Es decir, no hay un problema de alimentación, hay un problema de sobrealimentación en algunas zonas y de escasa alimentación en otras zonas. Para mí, el problema no es la sostenibilidad por el número de personas, sino por el sistema de reparto y de 'hiperconsumo' en unos sitios y de 'hipoconsumo' en otros sitios. 
 
Por otra parte, ¿cómo valora la creación de la Plataforma del Tercer Sector?
Muy bien, me parece que es un elemento que faltaba. Cuando decimos ‘necesitamos hablar con los empresarios’, el Gobierno históricamente ha designado un interlocutor. ‘Queremos hablar con los sindicatos’, tenemos dos interlocutores. Que ‘queremos hablar con el tercer sector’, hay infinidad de interlocutores. Primero, necesitamos una voz unitaria del tercer sector. Segundo, necesitamos una vertebración del tercer sector. Y esta plataforma que se ha creado tiene la vocación de ser la voz unitaria del tercer sector. Recuerdo que en una reunión en Latinoamérica sobre cooperativas, el director general de Cooperativas en Brasil dijo una frase que me impresionó mucho, que es las organizaciones sociales sólo se juntan en la presión. Es curioso, las organizaciones sociales se empeñan en diferenciarse cuando lo importante es unirse por construir un modelo social determinado, que cada una lo hace en su especialidad y que la especialidad de una no tiene por qué ser inconveniente con otras. La plataforma que se ha creado tiene la vocación tiene la vocación de solucionar estos problemas. Estoy muy esperanzado.
 
Estamos es el Año Internacional de las Cooperativas. ¿Son las cooperativas fórmulas reales para la creación de empresas estables?
Sí y voy a decir la razón más importante, además de las que ya he dicho del emprendimiento, el emprendimiento colectivo, la riqueza colectiva y la cohesión social. ¿Son las soluciones ideales especialmente en este momento? Yo digo que sí. ¿Por qué? Porque condensan todo lo que las tecnologías más avanzadas que management quiere, que es la motivación personal, el compromiso con la empresa y el empeño en sacar la empresa adelante. Esto sería una cooperativa porque es un proyecto colectivo, es un proyecto de todos, todos quieren sacarlo adelante, el barco es de todos. Esto se ha visto muy fuertemente en Mondragón, que es donde yo he desarrollado fundamentalmente mi vida profesional. Ese empeño en sacar adelante el proyecto empresarial lo tienen las cooperativas y las más modernas tecnologías del management querrían implantarlo en sus empresas. La dificultad que tienen es que pueden implantar la motivación, pero es más difícil implantar la pertenencia, la cooperativas es la pertenencia.
 
Sobre lo que comentaba de los interlocutores como la patronal, los sindicatos y el tercer sector. ¿Ve necesario que la economía social se integre dentro de las negociaciones entre el Gobierno y los agentes sociales, con el mismo rango que sindicatos y patronales?
Lo veo imprescindible. El modelo industrial del que he hablado, una herencia ya decadente de la primitiva sociedad industrial, se divide en dos binomios: empresarios y sindicatos. En los 30, 50 o 60 esto era evidente y lo importante es que generaba un acuerdo para generar una paz laboral que al final era una paz social. La sociedad se ha complejizado mucho más porque el consumidor está tomando conciencia de ser consumidor, sectores sociales que estaban excluidos como la discapacidad quieren participar, la mujer quiere reivindicar su participación en la sociedad, los excluidos o los parados de larga duración que el mercado laboral ya no quiere atender necesitan ser reintegrados... O sea, hay una serie de problemas sociales que se escapan del binomio empresarios-sindicatos. Si el diálogo social se centra en este binomio, el diálogo social difícilmente atenderá estos problemas sociales. Si lo que queremos es construir una sociedad cohesionada, necesitamos que en el diálogo institucional estén sentados en el mismo nivel los actores que tienen que ver con esa cohesión social, que, evidentemente, son los empresarios y los sindicatos, eso no se cuestiona, pero también el tercer sector, que actúa en aquellos sectores que tienen riesgo de exclusión o que están excluidos o que tienen que ser integrados o que tienen un modelo de empresa distinto de la empresa tradicional. Estas preocupaciones sociales, que cada vez son más grandes, desafortunadamente, porque cada vez hay más riesgo de ruptura social, deben de estar en este modelo. Es imprescindible que una construcción de políticas públicas tenga en cuenta al tercer sector.
 
¿Qué opinión tiene de la Ley de Economía Social un año después de su aprobación? ¿Cuáles son sus virtudes, sus defectos y cómo considera que se ha ido desarrollando?
Tiene una virtud esencial, que es conocer el concepto. Recuerdo que cuando estaba en CEPES vino la necesidad de hacer una ley y lo entendieron perfectamente quienes estaban en la Subcomisión del Parlamento que trabajó este tema, que teníamos un problema muy gordo, que es qué es economía social. Entonces, habían determinados actores, algún sindicalista y, desde luego, bastante empresarios que lo negaban. Era un concepto que no existía y lo solían reducir a cooperativas y a sociedades laborales. El valor de la economía social es que integra toda aquella acción económica que tenga que ver con los valores de cohesión social, de solidaridad, etc., más allá de cooperativas y de sociedades laborales. Y en este aspecto, se estaba negando, como de hecho pasaba, que estas organizaciones tengan acceso a fondos empresariales como es la formación o el desarrollo empresarial. Aquí se concluyó inmediatamente la necesidad de definir el concepto. Ése es un valor importante de la ley, que define el concepto de la economía social. 
 
A mí me hubiera gustado que la ley defendiera la presencia de la economía social en el diálogo social al nivel de los otros porque no quiero que la economía social dependa de un ministerio, quiero que sea como cualquier otro actor económico para hablar de fiscalidad, economía, enseñanza, empleo y vivienda. También me hubiera gustado que hubiera salido la necesidad de crear instrumentos financieros ad hoc. España es un país muy tradicional en el sistema financiero y caminamos a más hacia un pensamiento único de bancarización, que las cajas se tienen que bancarizar. Ése es el elemento dominante en los criterios de financiación, pero nos faltan instrumentos potentes como el incremento de capital riesgo, el fomento del emprendedor, instrumentos de tutelaje de las primeras experiencias en las empresas. 
 
Posiblemente, como en este esquema social que vivimos al final todo tiene que tener el consenso de patronal y sindicatos, a lo mejor hubo que limar la ley. Volvemos otra vez a lo mismo: no podemos tener un filtro que lime aspectos importantes que no se recogen en el binomio empresarios-sindicatos.
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