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CERMI.ES semanal el periódico de la discapacidad.

viernes, 06 de noviembre de 2020cermi.es semanal Nº 412

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"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"

Entrevista

Mª Luz Sanz. Representante del CERMI en el Consejo Escolar del Estado

"No hay que tener miedo a la educación inclusiva"

06/11/2020

Rafael Olea

“Queda bastante por hacer”, afirma la responsable del CERMI en el Consejo Escolar del Estado, Mari Luz Sanz. Tras demostrarse “que el ámbito educativo no es lugar de grandes contagios” y destacar la buena predisposición mostrada por los alumnos para prevenir el Covid-19, lamenta que muchos estudiantes con discapacidad no dispongan de herramientas accesibles y que no todos puedan estudiar presencialmente.

Sanz también recuerda que la Convención de la ONU de los Derechos de las Personas con discapacidad, la Agenda 2030 y la legislación española avanzan hacia una educación inclusiva. “Si pretendemos que nuestra sociedad sea inclusiva”, afirma, “tenemos que partir porque la educación sea lo más inclusiva y normalizada posible”.
 
Mari Luz Sanz.El Covid-19 ha impactado con fuerza en nuestra Sociedad. ¿Cómo está afectando la pandemia a la educación y cómo se ha reaccionado ante ella?
 
Dentro de un ambiente tan cambiante como el que vivimos, es resaltable que en el ámbito educativo se está produciendo un porcentaje muy pequeño de casos de contagio. También entre los estudiantes con discapacidad. Si bien es cierto que se están produciendo casos de confinamiento de aulas, es una cifra muy baja dentro del total del porcentaje de alumnado existente. Se ha demostrado que el ámbito educativo no es un lugar de grandes contagios. Parece que la escuela es un entorno bastante seguro.
 
La verdad es que había bastante preocupación entre padres, alumnos y personal educativo sobre cómo podía incidir la pandemia en el ámbito educativo.
 
Así es, pero es importante matizar que los espacios educativos están muy controlados. En ellos, se utilizan continuamente geles hidroalcohólicos o lavado de manos, así como tomas de la temperatura. Los estudiantes lo han llevado muy bien, sin cuestionarlo y asumiéndolo dentro de sus rutinas. De esta manera, los estudiantes pueden participar y tener contacto con el cole, con sus compañeros y con sus entornos educativos.
 
¿Ha sido más difícil el control y la prevención conforme aumenta la edad de los alumnos?
 
Los institutos tampoco están siendo un foco de contagio. Un gran parte de nuestro alumnado está en la educación ordinaria, y no está siendo un gran foco de contagio, como pueden serlo reuniones familiares o sociales.
 
Entre los universitarios, hay mucho alumnado que está haciendo bien las cosas y les perjudican esos otros que, sin generalizar, no están cumpliendo con las normas y están provocando que algunos campus se tengan que cerrar.
 
Con la pandemia, se han tenido que implementar de urgencia clases y herramientas online para sustituir a las clases presenciales. ¿Qué valoración hace de ellas? ¿Permiten estudiar a todos los alumnos? 
 
Lo cierto es que la valoración que se hizo al final el final de curso, con un confinamiento más estricto, no fue muy bueno porque no se tuvieron en cuenta las necesidades del alumnado con discapacidad, además de que no se hicieron materiales ni se trabajó con plataformas accesibles y testadas. 
 
Teniendo en cuenta esa dificultad, no se han podido incorporar alumnos con discapacidad a las plataformas, y tampoco hay otras alternativas para poder acceder a la formación no presencial. Da la sensación de que –la accesibilidad y usabilidad– no se ha visto como una necesidad importante. Puede que dentro de las universidades haya secciones o gente que sea más susceptibles, pero no se están potenciando esas herramientas que deben ser accesibles para garantizar que las utilicen todos los alumnos. En esto, queda bastante por hacer. 
 
Cuesta creer que todavía no hay plataformas tecnológicas de educación accesibles.
 
Así es. La pandemia nos ha pillado en una situación muy rudimentaria. Aunque se han hecho progresos y ha habido gente muy imaginativa, a nivel genérico no está siendo buena la respuesta. Algunas de estas nuevas tecnologías, que se están utilizando, no están pensadas para personas con discapacidad. Por ejemplo, algunas te permiten hacer subtitulado, pero otras no, o son muy difíciles de utilizar. También se emplean, por desconocimiento y falta de información, archivos, como los ‘pdf’, que no siempre son accesibles para las personas con discapacidad visual, etc. 
 
Nos ha pillado todo el verano por medio, al finalizar un curso mal y empezar el nuevo, y no ha dado tiempo a que la gente se forme y se posibiliten otro tipo de herramientas usables por todos. 
 
Si queremos la plena inclusión de las personas con discapacidad en el ámbito educativo, hay que pensar en todo: herramientas para la formación, formar al profesorado, tener en cuenta la hora de la evaluación y que, aparte de que las herramientas sean accesibles, tengan usabilidad para todos.
Mari Luz Sanz.
 
El Ministerio de Educación y Formación Profesional ha trasladado recientemente al Defensor del Pueblo las medidas que ha adoptado para atender a todos los alumnos con discapacidad durante la pandemia. ¿Han sido suficientes estas medidas?
 
El Ministerio solo tiene competencias directamente en Ceuta y Melilla. En el resto, dependemos de las Comunidades Autónomas y sus distintas consejerías y departamentos. Por tanto, no es comparable el número de alumnado que puede tener el Ministerio, con el número de alumnado que de las diferentes comunidades autónomas. Lo que haga el Ministerio, sino es de obligado cumplimiento para el resto…
 
¿Y cómo están actuando las diferentes Comunidades Autónomas?
 
En general, no hay ninguna comunidad que esté bien valorada por haber despuntado por una buena atención al alumnado con discapacidad. 
 
Desde los distintos CERMIS Autonómicos hemos notificado y trasladado las dificultades que tenía el alumnado con discapacidad, así como la atención no adecuada que habían tenido, pero no creo que hayamos visto ninguna medida nueva en esta nueva normalidad. Sin embargo, habiéndolo dicho y trasladado las dificultades que había tenido el alumnado y la atención no adecuada que se había hecho, tampoco creo que hayamos visto ninguna medida nueva en esta nueva normalidad.
 
Además, en lo presencial también tenemos dificultades: los niños y los profesores están con mascarillas en clase y eso dificulta la comprensión y la audición para algunas discapacidades, No solo hablo de personas con discapacidad auditiva que necesitan la lectura labial, también de personas con autismo o con discapacidad intelectual. 
 
¿Qué medidas han pedido tanto el CERMI Estatal como los CERMIS Autonómicos a favor de los estudiantes con discapacidad?
 
Cada CERMI autonómico está hablando con su comunidad autónoma. Se está trasladando que las plataformas sean accesibles. Además, desde el CERMI se ha pedido que, siempre que sea posible, nuestro alumnado pueda estudiar en la modalidad presencial. 
 
Salvo que nos confinan a todos otra vez, pedimos que nuestro alumnado esté siempre de forma presencial porque lo necesita, debido a que la atención es mucho más directa.
 
Además, hay alumnos con discapacidad que llevan seis meses sin recibir terapia. Sería muy importante que se hiciera una valoración por parte los profesionales que les atendían habitualmente, analizando cómo han vuelto al colegio y por si hubiera que implementar medidas nuevas y reforzar cosas perdidas. Al estar seis meses fuera de los centros, puede que haya quienes han vuelto para atrás.
 
De cara a los fondos de reconstrucción, ¿qué piden desde el CERMI en materia educativa?
 
Una parte importante de los fondos europeos van a educación. Consideramos que una gran parte de ellos tiene que destinarse a reforzar las necesidades del alumnado con necesidades educativas especiales. Entre ellos, no hay que olvidar a los estudiantes con discapacidad, que tienen unas necesidades muy específicas que no hay que obviar ni dejar fuera.
 
Ahora se está utilizando el término “alumnado desfavorecido”, pero a veces no nos sentimos identificados dentro de ese término. Hay que tener presente a todo el alumnado con necesidades específicas e implementar los recursos que se van a necesitar, teniendo siempre en cuenta a los alumnos con discapacidad.
 
¿Cuál es su opinión con respecto a la educación especial?
 
Mari Luz Sanz.
La Convención sobre los Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad tiene un artículo 24 en el que habla de educación inclusiva. Esta Convención, de la ONU, está en nuestro ordenamiento jurídico desde el año 2008 y eso significa que hay que cumplirla. No podemos elegir qué artículos cumplimos o no. Es una Ley y la tenemos que cumplir. Por lo tanto, tenemos que ir hacia esa educación inclusiva. 
 
Además, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) también nos llevan a esa educación inclusiva. El ODS 4 dice que de aquí a 2030 tenemos que llegar a una educación inclusiva. El CERMI reivindica todo lo que está dentro de la Convención y, por tanto, tiene que reivindicar esa educación inclusiva.
 
Habrá quienes posiblemente prefieran llevar a sus hijos a los centros de educación especial, pero, si pretendemos que nuestra sociedad sea inclusiva, tenemos que partir porque la educación sea lo más inclusiva y normalizada posible. Los centros de educación especial se tienen que ir reconvirtiendo en centros de recursos. Sus profesionales cuentan con una formación muy valiosa, y van a poder transmitir todo su conocimiento en los colegios ordinarios donde vayan a estar alumnos con discapacidad. 
 
Habrá que analizar cómo lo hacemos. Desde luego, tenemos que formar al profesorado, ver la mentalidad de las personas, ver las capacidades y dejar de ver lo que no pueden hacer; y cambiar las metodologías, los espacios… Eso no se hace de hoy para mañana, pero ya llevamos doce años de retraso y nos quedan diez solamente para el 2030. Tenemos que empezar por ese camino ya, porque, si no, no vamos a llegar.
 
Avanzar hacia esa educación inclusiva es lo que la legislación vigente actual española dice. Todo lo que sea actuar contra eso, va en contra de la legislación. Tenemos que hacer un esfuerzo toda la sociedad para mejorar la educación. No podemos seguir viendo a las personas con discapacidad por lo que no pueden hacer, sino por lo que pueden hacer. 
 
No hay que tener miedo a la inclusión inclusiva. Seguro que va a tener muchas más ventajas que inconvenientes. Es lo mismo que el empleo ordinario inclusivo, del que hoy nadie tiene dudas, pero desde el plano de vista educativo. Además, los niños no tienen ningún prejuicios, ven a todos igual: uno lleva silla de ruedas, otro bastón… Lo interiorizan y lo normalizan. Así, de mayores, no tendrán prejuicios porque han visto la discapacidad desde la escuela. 
 
Por último, el CERMI ha planteado una regulación para que la Inteligencia Artificial y el Big Data tengan en cuenta a la Convención de la ONU.
 
Desde un punto de vista ético, no hay que dejar a nadie atrás. Las tecnologías y las nuevas herramientas, a veces no están pensadas para todas las personas. Muchas veces, testamos una app y descubrimos que no es accesible. En materia tan importante como la inteligencia artificial y el big data, hay que garantizar la universalidad y su uso correcto.
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