La EGB se estudiaba en el pueblo, pero para hacer BUP, tenía que ir a la ciudad. Y Mª Jesús, con la idea clara de proseguir sus estudios, se trasladó a un colegio menor de Almería para realizar el Bachillerato en un instituto mixto. "Si no estudiabas, volvías al pueblo", aclara esta activista del movimiento de la discapacidad a 'cermi.es semanal', "y yo siempre supe que quería hacer una carrera".
Se debatió entre Periodismo y Psicología, pero optó por la última disciplina por uno de esos temores infundados y extendidos entre muchos autóctonos de localidades pequeñas, que cree que las metrópolis grandes como Madrid, donde tendría que mudarse de haber elegido hacer la otra carrera, "se come a las personas". "Aquí es muy distinto, somos nosotros los que nos comemos a las ciudades", bromea Pérez al referirse a esta encrucijada personal que la alejó del Periodismo, pero la acercó a la mente del ser humano.
"Y yo siempre supe que quería hacer una carrera"
Finalmente, cursó la licenciatura de Psicología en la Universidad de Granada, ciudad de la que le costó despedirse: "aquello es otro mundo", pondera, "y volví a Almería donde comencé a trabajar y donde seguí estudiando". La ya psicóloga siguió estudiando, esta vez en la Universidad Autónoma de Almería, ya constituida y se doctoró también en Psicología. Cuenta como anécdota que le propusieron investigar sobre la Educación Intercultural, dado que fue entonces cuando "toda la inmigración magrebí comenzó a llegar a Almería. No había nada hecho, lo que suponía mayor dificultad para mi tesis, pero me tiré a la piscina", rememora la activista.
Así demuestra esta mujer con acondroplasia su valentía en muchos de los ámbitos abordados a lo largo de su vida. Descubre, en aquel entonces, que no existía material intercultural y decide, sin amilanamientos, realizar varias unidades didácticas de diferentes asignaturas y, pese a la perplejidad de sus tutores de tesis por el trabajo presentado, impulsada por aquella incredulidad, ser aún "más atrevida" y demostrar el valor de su trabajo enviándolo a la editorial Santillana. El arrojo le proporcionó guiar, al poco tiempo, a todo un equipo de la reputada casa de libros de textos, y publicar dos de educación intercultural, para 1º y 2º de primaria y para las asignaturas de matemáticas y conocimiento del medio, "que se distribuyeron por toda Andalucía".
MERCADO ORDINARIO
Sus primeros trabajos, tras abandonar con dificultad Granada, serán en Almería, donde quedará afincada hasta la actualidad, y siempre en diversas ONG. Cáritas fue la primera en la que recaló, dedicada a "los sintecho, en programas de inclusión laboral y social". Por aquel entonces, Mª Jesús Perez, pese a su discapacidad, no se había imaginado trabajando por y para la discapacidad como finalmente ha ocurrido. De hecho, no conoce el movimiento asociativo de la discapacidad "hasta después de haber coordinado una residencia de mayores durante dos años". En paro, se inscribe a la bolsa de empleo de la Federación Almeriense de Asociaciones de Personas con Discapacidad (
FAAM).
"Nunca me había imaginado trabajando por y para la discapacidad como finalmente ha ocurrido"
Es esta entidad la que la contrata en calidad de psicóloga, hace unos 17 años, y gracias a ella, por su paso de programa a programa, ha conocido desde dentro el mundo de la discapacidad, en el que ha crecido como profesional, como persona con discapacidad, y como activista del movimiento asociativo de la discapacidad. "Como FAAM pertenecía a Canf Cocemfe Andalucía y tenía que ir a Sevilla por reuniones de trabajo, surge una propuesta desde la capital andaluza para que llevase un programa de mujer", narra la experta en inclusión laboral y social de personas con discapacidad.
De este trabajo nace un estudio que, bajo el título de "Autodiagnóstico", se entrevistan a más de 3.000 mujeres de toda Andalucía. "Me tocó Almería. Y como hacíamos entrevistas a muchas mujeres con discapacidad, se decidió que en cada provincia se constituyera una asociación Luna de mujeres con discapacidad".
LUNAS PARA LAS MUJERES
A Pérez le encomiendan la creación de la asociación
Luna de Almería, y "de cero", nuevamente resuelta, comienza a contactar con esas mujeres entrevistadas y les propone formar parte de la sociedad. Esto acontece en 2006, ahí comienza Luna Almería con "diez o quince mujeres redactando los estatutos y poniéndonos a trabajar". Por tanto, desde entonces hasta ahora, la activista acumula, lo notifica con orgullo ella misma, once años de experiencia en el tema de la mujer con discapacidad.
Posteriormente, tuvo lugar el nacimiento de lo que fue la Federación Luna de Mujeres con Discapacidad para, como federación, "poder generar proyectos a nivel autonómico, apoyados por Canf Cocemfe Andalucía, o por la consejería de Bienestar Social y de Cocemfe Estatal, y pudimos llegar a muchas más mujeres", testifica la psicóloga.
"En Luna Almería somos ya 593 socias, unas mujeres han llevado a otras", constata la asesora laboral volviendo a su asociacion portusmagnense en la que es la actual presidenta "voluntaria", matiza, y cuyo cargo compagina con su trabajo diario, en la FAAM, dentro del programa 'Andalucía orienta', de la Consejería de Empleo, donde, llevada por el destino, ejerce de orientadora laboral para personas con discapacidad. Sin embargo, especifica que es "personal "de la
Asociación de personas con discapacidad de El Saliente.
En su actual empleo, Pérez constata, cada día, que las personas con discapacidad, por encima de 35 años, que buscan en ella asesoramiento laboral, llegan prácticamente "sin formación académica". Recalca que los más jóvenes "están un poco más formados" y, por detenernos en el tema de la mujer con discapacidad con el que está tan vinculada personalmente, opina que "son pocas las que tienen formación. Y el problema es que al no tenerla, las mujeres con discapacidad logran solo empleos de baja cualificación". "Es la pescadilla que se muerde la cola", explica la experta, "porque sin la formación solo pueden acceder a trabajos de esfuerzo físico, y nosotras nos peleamos por los que no lo requieren; y a estos no pueden optar por carecer de formación". De ahí que Mª Jesús Pérez, tanto a quienes reciben su asesoramiento como a las mujeres asociadas a Luna Almería, les insiste "mucho en la necesidad de formarse".
"Son pocas las mujeres con discapacidad que tienen formación. Y el problema es que al no tenerla, solo empleos de baja cualificación"
Posteriormente, tuvo lugar el nacimiento de lo que fue la Federación Luna de Mujeres con Discapacidad para, como federación, "poder generar proyectos a nivel autonómico, apoyados por Canf Cocemfe Andalucía, por la consejería de Bienestar Social y de
Cocemfe estatal, y efectivamente pudimos llegar a muchas más mujeres", da testimonio la activista. Pérez fue presienta por un mes de la nueva entidad, pero dimitió porque "no podía seguir".
No entra en mucho detalles, pero sí informa de que se salieron de la citada federación Luna cinco provincias, entre ellas la suya, por "historias personales y laborales". Todas ellas: Huelva, Almería, Sevilla, Málaga, Jaén, se han constituido en otra federación andaluza denominada 'Federación de asociaciones de mujeres condiscapacidad de Andalucía' (
Famdisa). En esta entidad, la activista, "por repartición de los cargos", se ha quedado de tesorera.
LA LUNA DE ALMERÍA
Al comenzar Luna Almería, "no teníamos nada, teníamos solo la idea, alquilamos un local, hasta que el ayuntamiento de Almería nos cedió otro que aún utilizamos", refiere su presidenta respecto a los inicios de la asociación de mujeres con discapacidad urcitana. Mª Jesús Pérez estuvo contratada en la Federación Luna Andalucía, y cuenta que algunas mujeres de esta federación también trabajaron en Luna Almería: "llegamos a contratar a cinco personas entre psicólogas, trabajadoras sociales, administrativas y educadoras sociales". No obstante, al desvincularse de la federación mencionada, la activista tuvo que buscar otro trabajo. Sin embargo, a colación de este inciso, apunta Pérez que en este momento están están intentando "volver a contratar personal, mujeres con discapacidad en Famdisa".
"Ahora soy presidenta voluntaria, sin embargo, estuve trabajando como psicóloga en la asociacion durante ocho años", aclara la tambien experta en orientación laboral. Durante todo este tiempo abordaron "bastantes programas para mujeres con discapacidad con la intencion de sacarlas de sus casas, acabar con nuestra invisibilidad y, por supuesto, con la doble discriminación". Además, entonces, comenzaron a formar grupos de mujeres con discapacidad y a cuestionarse temas como la maternidad, la sexualidad, etc.
Desde Luna Almería, todavía, luchan por sensibilizar a Almería de la realidad de las mujeres con discapacidad, para hacerse eco en la sociedad almeriense "porque no existíamos ni en el movimiento de las mujeres, ni en el de la discapacidad". En este sentido, critica al movimiento feminista de no haberse ocupado de temas esenciales para este sector de la población como, por ejemplo, la adaptación de mamógrafos o de camillas para que tuvieran acceso a estos servicios como las demas mujeres sin discapacidad. "Cuando hacía entrevistas para el programa de 'Autodiagnóstico'", incide, "les preguntaba si se realizaban mamografías a las mujeres con discapacidad, y descubría que desgraciadamente no, porque eran demasiado altos los mamografos para ellas".
"Cuando hacía entrevistas para el programa de 'Autodiagnóstico' descubría que desgraciadamente las mujeres no se hacían mamografías porque los mamógramos eran demasiado altos para ellas"
Otro tema de vital importancia que ha preocupado desde su inmersion en el movimiento asociativo de la discapacidad y que sigue preocupando a la presidenta de Luna Almería, de hecho siempre ha insistido e insiste en su tratamiento, es el de la violencia de género pertrechada contra las mujeres con discapacidad. "Antes no se hablaba de violencia de género en la mujer con discapacidad aquí en Andalucía", defiende, "y con el estudio 'Autodignóstico' sacamos a la luz que un 31 por ciento de las mujeres con discapacidad encuestadas eran víctimas de violencia de género". "Muchas de ellas no distinguían que lo eran", desvela, "creían que eso era normal. Peor aún las grandes afectadas, que me decían en las entrevistas: no, no... si es que yo no le digo nada. Si no me saca, pues no pasa nada", denuncia la presidenta de Luna Almeria. "Incluso les negaban su propio dinero o el derecho a manejarlo".
En la actualidad, su labor en la entidad de mujeres almeriense es, fundamentalmente, la de coordinación y se congratula de estar consiguiendo, entre todas las socias, que, cada vez más jóvenes con discapacidad también se acerquen a Luna Almería. Como presidenta, coordina todos los proyectos y se ocupa de formar grupos de apoyo, de autoayuda y de que las mujeres con discapacidad urcitanas estén bien representadas en todos los organismos públicos de Almería, "que lo están, para que tengamos voz para poder manifestar nuestras necesidades".
Por otro lado, Pérez reclama dentro de la organización que preside "la protesta porque", esgrime, "soy asociación". Para esta activista del movimiento asociativo, "una persona sola no hace nada. Sí, individualmente tienes ideas, pero lo necesario es ponerlas en común y la asociación es un altavoz de esas necesidades, hace de intermediadora con la administración o cualquier otro tipo de organismo". "Una de mis labores, de mis retos, ha sido que las mujeres con discapacidad no se callen, que protesten con razones, sin ellas no, claro. De ahí la necesidad de asociarse".
Los objetivos nucleares diarios en Luna Almería, significa Pérez, son "luchar, primero, por empoderarnos, y ayudar a que otras mujeres con discapacidad a que se empoderen y tomen las riendas de sus propias vidas". El rumbo de la asociacion almeriense esta claro y coincide con el de sus entidades hermanas andaluces: "conseguir un futuro mejor en el que dejemos de existir como asociación porque ya no se discrimine a la mujer con discapacidad".
"Una de mis labores, de mis retos, ha sido que las mujeres con discapacidad no se callen, que protesten con razones, sin ellas no, claro. De ahí la necesidad de asociarse"
Como mujer con discapacidad, esta doctora en Psicología tiene sus sueños, y tambien los comparte. Uno es que todas las mujeres con discapacidad logren empoderarse, tomen consciencia de su realidad y se hagan con las riendas de su vida. "Porque cuando sabemos quiénes somos y qué queremos, los obstáculos que nos encontramos son mucho más salvables", aclara.
También tiene Mª Jesús Pérez un anhelo profundo: la desaparición de la discriminación de la mujer dentro del movimiento de discapacidad, y también la de la mujer en la sociedad actual. Como reto personal, o deseo realizable que pase por sus propias manos (aunque con la colaboración de tantas otras), apuesta por fomentar, tal como hicieran sus progenitores con ella, la educación, la formación, que a la vista está a Pérez le abrió camino y vida, le confirió independiencia, empoderamiento, la capacidad para hablar como hoy habla y ser quien es hoy, en "todas las niñas con discapacidad, mujeres el día de mañana". "Las familias", remata la presidenta de Luna Almería, "tiene que apostar por las niñas con discapacidad, así también la escuela y la sociedad en general porque una persona formada, y más siendo mujer y con discapacidad, será más independiente en su vida y, de ese modo, podrá decidir por sí misma su propio yo".