Dentro de unos objetivos globales, mundiales, como los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), ¿cómo se incluye la discapacidad?

 

Los ODS corresponden a una agenda mundial, establecida por la ONU,  que marca unos objetivos que deben cumplir los Estados, las empresas y la sociedad. Las empresas desde el área de RSE han asumido los ODS como un objetivo propio de su política de RSE y al asumir ese objetivo parece que otros han quedado en segundo plano. Las personas con discapacidad fueron el foco de atención de la RSE durante un tiempo, pero en 2015 surgen los ODS, que plantean que hay que trabajar por un futuro sostenible medioambiental, económico y social. La discapacidad entra en la parte social y es el grupo más grande entre los desfavorecidos, sin embargo, si analizas los ODS verás que en ninguno de los 17 se menciona la discapacidad y tan solo aparecen en 7 metas, de 169 metas que hay en total, realmente es poco.

 

¿Cuál debería ser entonces la relación entre los ODS y la discapacidad?

 

Desde la entidad en la que participo, que se llama AUPA (Asociación de Usuarios de Prótesis y Ayudas Técnicas), vimos que era necesario analizar los ODS y ver cómo en ellos se menciona la discapacidad, porque la discapacidad abarca todos los ODS, no solo aquellos que la mencionan. Hemos hecho un trabajo con el cual una empresa puede cumplir con los ODS y puede cumplir con la discapacidad. Hay una interrelación muy grande entre los ODS y la discapacidad, pero no se estaba palpando. Las empresas tienen el foco en los ODS puros, no en los ODS que implican la transformación de la persona. Los ODS tienen unos objetivos concretos pero nadie está analizando cómo trabajando en unos ODS se ayuda a un sector como el de las personas con discapacidad. Los ODS hablan de empleo y hablan de formación, pero no relacionan el hecho de que al cualificar yo a la persona con discapacidad, además de hacer formación estoy facilitando el cumplimiento de la cuota de reserva. 

 

¿Cómo ha sido ese trabajo desarrollado en AUPA?

 

Estamos trabajando un documento en el que ya hemos identificado que en 34, de las 169 metas, la discapacidad es relevante. Y es relevante para que las empresas puedan trabajar en ODS y en discapacidad. Hoy por hoy el foco de atención mediático son los ODS. Si una empresa trabaja en RSE quiere tener, aparte de su compromiso social, un cierto impacto en lo que hace, por eso se focaliza en ODS. Pero si yo le digo a la empresa cómo puede trabajar en ODS y al mismo tiempo en discapacidad, le estoy facilitando que colabore con un colectivo desfavorecido y además tenga impacto en los ODS.

 

Es decir, además de identificar la discapacidad en los ODS, ¿trabajan para que las empresas sean conscientes del beneficio que les aporta?

 

El primer objetivo que buscamos sería ayudar a las empresas a identificar cómo al trabajar en ODS también trabaja en discapacidad para que unan su discurso y sea ODS/Discapacidad. Así verán cómo los temas de educación son relevantes para la discapacidad o cómo los temas de igualdad de género son transversales a la discapacidad, por ejemplo. Una vez hecho ese ejercicio, tenemos que ayudar a las empresas a entender cómo ellas pueden cumplir con las metas del ODS trabajando en discapacidad. Y el tercer paso es la medición, pero las herramientas de medida que hay son generalistas, herramientas macro y en nuestra opinión hay que hacer una medición micro, hay que medir el pequeño impacto que vamos generando. 

 

¿Cuáles serían los grandes objetivos en los ODS/Discapacidad y cuáles los instrumentos para intentar alcanzarlos?

 

Dentro del análisis hemos identificado cinco líneas de trabajo, que tienen que ver con la inclusión social. La educación es clave y lo hemos demostrado en otros estudios; tenemos que hablar de pobreza, porque las personas con discapacidad, por el coste que asumen en ayudas técnicas o apoyo personal, se sitúan en desigualdad económica; la salud es clave para la discapacidad; la accesibilidad y el empleo. Esos cinco elementos los hemos identificado dentro de los ODS. Evidentemente hay otros objetivos relacionados con el cambio climático y otras cuestiones que también son relevantes para las personas con discapacidad pero como un ciudadano más. 

 

Entre los actores intervienen en la Agenda 2030, ¿cuál es el papel de las entidades de la discapacidad?

 

Tienen que interiorizar que la sociedad cambia, que hay un cambio de paradigma y ahora hay un foco en los ODS, por eso tienen que entender cómo ajustar su lenguaje a los ODS y cómo ayudar a una empresa a cumplir con la cuota de reserva, a cumplir con la accesibilidad y a cumplir con los ODS. Se trata de llevar el lenguaje de la discapacidad a los objetivos de desarrollo sostenible y las entidades de la discapacidad deben entender el lenguaje de los ODS y así podrán comunicarse con ellos. Hay que creer en ello y plasmarlo en un documento, no solo decir que los ODS son importantes, sino poner ejemplos, decir por qué la educación o el empleo son importantes para la discapacidad y para los ODS. 

 

Es importante para el colectivo de la discapacidad poner sobre la mesa el peso de la discapacidad dentro de los ODS. De forma transversal sí se habla de discapacidad pero no se menciona como grupo. Creo que hay que hacer un ejercicio e identificar cómo en cada ODS es importante contemplar a la discapacidad como un grupo beneficiario. 

 

Y, ¿qué responsabilidad corresponde a los gobiernos en esta agenda 2030?

 

Son uno de los elementos claves, encargados de poner en marcha y articular los ODS. Las administraciones tienen que ser ágiles, flexibles y capaces de entender los problemas y adecuarlos. Tiene que ayudar a las empresas a medir. En el caso de la discapacidad, tienen que ser capaces de entender cómo los retos de la discapacidad están unidos a los ODS. Tienen que entender la necesidad de medición y tienen que facilitar esas herramientas, pautas de micromedidas. No tiene una obligación concreta pero sí un compromiso, por ejemplo en nuestro país, el Gobierno ha nombrado a Cristina Gallach, alta comisionada para la Agenda 2030, eso es un compromiso. El problema es que luego no hay presupuesto o capacidad normativa, pero si de alguna manera identificas buenas prácticas y si apoyas más a empresas que hacen actuaciones cuantificables frente a empresas que hacen actuaciones de marketing, estás favoreciendo el desarrollo de los ODS. 

 

Cuando se habla de Agenda 2030 parece que corresponde a un futuro lejano, pero está casi a la vuelta de la esquina.

 

La agenda 2030 establecía unas metas para el año 20 y otras para el 30. Las del año 20 se tienen que cumplir ya, así que en nuestro documento incluso proponemos cómo llegar a esa fecha, pero también cómo al año 30. Ahora parece que en 2018 está teniendo efervescencia la cuestión de los ODS, pero durante los años 2015-2017 no se pusieron en marcha líneas de trabajo. Estamos a tiempo todavía, aunque tenemos retos muy importantes, medioambientales, sociales pero sobre todo en discapacidad.