¿Qué balance hace el CERMI de este año 2019? ¿Ha sido un buen año para la el colectivo de personas con discapacidad?

 

Ha sido, como para buena parte del país y de la sociedad española, un año perdido, en la medida en que el sistema político y las instituciones públicas no han cumplido su primer deber que es el de funcionar, el de estar operativas, al servicio de la mejora colectiva. Los resultados, en términos de avance social, de derechos, inclusión y bienestar para las personas con discapacidad y sus familias, han sido escasos, por cuanto quienes tienen que promoverlos -el Gobierno, el Parlamento, etc.-, han estado desactivados, siguen de hecho desactivados. Ni están y es dudoso que lo vayan a estar de inmediato. Malos tiempos aquellos en que la política y los políticos no son instancias y personas confiables, sino, justo al contrario, factor de inquietud y amenaza. Desafortunadamente, pocos o ningunos avances cuando la agenda, el déficit social es ingente.

 

¿Qué hitos destacaría de este ejercicio?

 

Dicho lo anterior, no obstante, ha sido el año en que se produjo, repetido hasta 4 veces, el hecho con indudable carga histórica de que todas, insisto en que todas, las personas con discapacidad pudieran votar en España, después de 40 años de régimen democrático en el cual  este derecho fundamental no era universal. Se excluía, se discriminaba por razón de discapacidad. Y la práctica democrática, de más y mejor democracia, de votar todas las personas con discapacidad ha sido un éxito sin parangón; quiero quedarme con eso. Además, considerado al menos desde el movimiento social de la discapacidad, no ha sido tiempo perdido; otros puede que no hagan sus tareas, pero la sociedad civil sí. Hemos estado preparando con esmero, a conciencia, el arsenal de iniciativas y proyectos que habrían de acometerse nada más haya Legislatura y Gobierno, si alguna vez lo hay (ironía).

 

¿Qué acontecimientos se han producido y no debería haber sido así? y viceversa.

 

No avanzar, no reparar o subsanar exclusiones y discriminaciones, tan presentes en nuestra vida diaria, es ya un retroceso. Los tiempos muertos, no solo son perdidos, sino que restan, quitan, nos hacen estar peor. Podían haber ocurrido muchos cosas positivas, y nos lamentamos por la comprobación de que son pocos los logros. En 2019 ha despuntado -ojalá no se consolide- un tendencia en el ámbito del empleo, siempre desfavorable para las personas con discapacidad, que anuncian malos tiempos futuros. Con los últimos datos estadísticos en la mano, se aprecia que el empleo de las personas con discapacidad se aleja aún más de la evolución del empleo general -de las personas sin discapacidad-; en lugar de recortar distancias, estamos muy lejanos, nos separamos aún más. Esto es muy preocupante y confiemos en que sea una cuestión transitoria, no estructural.

 

¿Qué espera o desea el CERMI para el próximo año 2020?

 

Necesitamos estabilidad política para recuperar y retomar las cuestiones pendientes en la agenda política de la discapacidad, que son muchas y de peso. La reforma constitucional del artículo 49 de nuestra ley fundamental, referido a las personas con discapacidad. Está también la ambiciosa modificación de todo el Derecho Privado, para adaptarlo al esquema de los apoyos, no de la sustitución, que debería ser uno de los primero proyectos de Ley que entraran en las nuevas Cámaras, pues el trabajo previo está hecho. Cómo no, hay que comenzar a transitar con firmeza el cambio del modelo educativo, para implantar la educación inclusiva, en la que España es tan deficitaria. Asimismo, es preciso acometer la regulación legal de la accesibilidad cognitiva o sin más dilación suprimir de nuestro ordenamiento jurídico la esterilización forzosa de personas incapacitadas judicialmente, que incide de forma lacerante sobre todo en las mujeres con discapacidad. Ver extendida la asistencia personal como prestación social más inclusiva para las personas con discapacidad. Y muchas más iniciativas que conforman nuestra agenda social de la discapacidad. No hemos estado de brazos cruzados en la sociedad civil, todas nuestras demandas y propuestas están preparadas, listas para pasar a la acción. Que alguien, en el otro lado (el oficial) recoja el testigo. Ahora mismo, solo hay silencio.