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CERMI.ES semanal el periódico de la discapacidad.

viernes, 03 de junio de 2016cermi.es semanal Nº 215

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"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"

Activista

Salvador Morales, presidente de la Coordinadora de Personas con Discapacidad Física de Canarias

"La sociedad no se ha adaptado a tenernos dentro"

03/06/2016

Beatriz Sancho

Salvador Morales nació en una época en la que "te contaban los deditos y poco más, y si estabas completo, pues estabas completo". Así lo refiere este activista gomero del movimiento de la discapacidad explicando que, justo por ello, por esa completitud, pasó su infancia y su juventud sin tener consciencia alguna de la discapacidad hasta que a los 21 o 22 años de edad "comenzó a ser visible" la suya: una tetraparesia que, "al menos", así lo agradece, le deja sensibilidad en brazos y piernas. A esa edad postadolescente fue cuando, para que no se le obstruyese el orificio medular, que podría "ahogarme, estrangularme", hubo que operarle.

Salvador Morales, presidente de la Coordinadora de Personas con Discapacidad Física de Canarias"Si esto me lo hubieran diagnosticado de niño, hubiera echado a perder mi infancia y mi juventud, mientras que durante esas dos etapas ni yo ni los demás percibían que tuviera discapacidad alguna, al menos física, porque psíquica", se ríe hasta de sí mismo este hombre con ese emblemático sentido del humor que le caracteriza, "la tengo de nacimiento". Cuenta Morales que, hasta esa edad, caminaba por la calle "tan normal" porque no tenía "ni diagnóstico, ni ninguna discapacidad". Por eso, vivió hasta entonces desafectado de ella, y del mundo asociativo de la discapacidad en el que luego se volcaría.
 
Parece premonitorio el lugar de nacimiento de Salvador Morales, un "vericueto gomero, un caserío de Vallehermoso (La Gomera), aislado de comunicaciones" en aquel tiempo, por el paralelismo con que vive este denotado activista esa experiencia, durante la cual, paradójicamente, no era consciente de su discapacidad, como hemos dicho, ni de la discapacidad general de la sociedad. Lo vemos en toda su extensión esto que, como dice él mismo, puede parecer "farragoso".
"La discapacidad sigue siendo un problema del individuo y de la familia, y que tenemos que convertirlo en un problema social"
El presidente actual de la Coordinadora de Personas con Discapacidad Física de Canarias define vericueto, el vericueto gomero o el caserío en el que nació de Vallehermoso, como un lugar "tan rural" y sin "comunicaciones", que incide en la misma idea porque tiene el deseo de que las generaciones posteriores a la suya se enteren de lo que posibilitó el hecho de que llegaran las carreteras allí, las comunicaciones, la televisión -en el año 64 a Canarias-: "permitió que los habitantes del lugar", clama, "se pusieran en igualdad con el resto de los ciudadanos". Y es que a veces, según clarifica el activista canario, "los caseríos aislados tienen ese problema: no tienen la misma evolución que cualquier pueblo. Vives en el caserío y, lo mismo, ni has tenido contacto directo, o consciencia, de esa visión o concepción de qué es el pueblo".
 
Morales pertenece a una de las primeras generaciones de su "vericueto rural" que tuvo la suerte de salir a estudiar de su localidad y ese hecho, subraya, le señaló, le diferenció, le marcó "positivamente" porque en una "isla menor" como La gomera, en donde solo había academias, "el que no tenía dinero no podía pagarlas, no estudiaba", y Morales, desvela, venía de una "familia modesta". Cree el presidente de la Coordinadora de Personas con Discapacidad Física de Canarias que, de no haberle operado, lo que le esperaba, como a tantos otros vecinos, habría sido "la inmigración. Venezuela o el norte de África, y trabajar en tomates o plataneras". Es por ello que salir de su "muy rústico y de complicado en acceso vericueto" le propició ya un 'hándicap', como él lo denomina, respecto a las personas de su entorno. Una diferencia que, extrañamente, le hizo "igual", le "igualó a los demás".
 
LA INTERVENCIÓN
 
Era la época en que comenzaban en España los procesos del Servicio de Recuperación y Rehabilitación de Minusválidos Físicos y Psíquicos de la Seguridad Social (Serem). En provincias, en algunas, comienzan a desarrollarse en el año 73,74, y "mira por donde yo me operé en el año 73". Exclama así Morales con la intención de subrayar que él se acercó a estos servicios sociales para que le ayudaran a estudiar, y no para tener una pensión como hacía mucha gente de bajo poder adquisitivo a la época. "Eso", matiza, "también marcó otra diferencia en mí".
 
Y es que Morales está orgulloso de haber buscado siempre recursos para ganarse la vida porque, en su opinión, precisamente "eso me hizo diferenciarme". Aunque le costó "un gran esfuerzo", recalca que puede anunciar que siempre ha vivido, precisamente, de su "esfuerzo" y de su "carrera". Fue profesor de lo que conocimos muchos como la Educación General Básica (o, por sus siglas, E.G.B) de "sociales", y terminó su carrera profesional en un colegio a los cuarenta y mucho, precisa Morales, cuando se jubiló anticipadamente. A día de hoy, subraya que podía haberse conformado con una pensión de hijo a cargo o de Régimen Agrario al que pertenecía su padre, pero que esto hubiera sido "para el pan y la mantequilla", y no para "el caviar". 
Salvador Morales, presidente de la Coordinadora de Personas con Discapacidad Física de Canarias"Hoy sin el CERMI no estaríamos en la agenda política como estamos"
VISIÓN PROPIA DE LA DISCAPACIDAD 
 
A veces, Salvador Morales analiza la discapacidad como ciudadano y no como persona con discapacidad. Y para comprender esta visión, el activista indica que cuando le operaron en el año 73, pasó un periodo de aislamiento, "egoísta", como él lo califica, porque aprovechó para formarse. El presidente de la coordinadora canaria, aunque tampoco considera que la discapacidad sea una ventaja, rememora esta vivencia, esta decisión para aprovechar la oportunidad de lamentar lo que, a su juicio, hacen muchas personas al utilizar su discapacidad como un "pretexto para no hacer nada". "Muchos piensan que con la discapacidad se terminó todo, y no es cierto", defiende, "porque todo el mundo sirve para algo".
 
Sin embargo, a pesar de que su discapacidad fue sobrevenida, Morales confiesa que él también tuvo que luchar contra los estigmas y que estos "son muy fuertes". Él se veía como un ciudadano normal y corriente, a pesar de su discapacidad, pero los demás, denuncia, "no lo hacían". De hecho, encontró personas que le valoraban de una manera antes de que su discapacidad fuera visible, y después de otra.
 
"Últimamente miro a la silla, y parece que ella tiene más derechos que yo", protesta Morales. Resulta que, según aclara, muchas veces cuando él habla, "inmediatamente, el interlocutor identifica que hablará de barreras", cuando lo mismo pretende hablar de otra cosa. Por esta razón, propone que, si de verdad se tiene la intención de "entrar al trapo en los problemas de la discapacidad", no hay que hablar de barreras arquitectónicas ni de barreras de comunicación, "aunque nos afectan un montón", advierte, "sino de barreras que pone la sociedad a las personas con discapacidad.
"No hay que hablar de barreras arquitectónicas ni de barreras de comunicación, sino de barreras que pone la sociedad a las personas con discapacidad"
Para explicar su teoría, recurre nuevamente a su periodo postoperatorio cuando se aisló para labrarse una profesión, cuando se dio cuenta también de que su discapacidad era suya y tenía que superarla por sí mismo, pero que además existía "una discapacidad social que afectaba a las personas con discapacidad" que, desgraciadamente, él "no podía superar por la sociedad".
 
Sostiene el presidente de la Coordinadora de Personas con Discapacidad Física de Canarias que la discapacidad "sigue siendo un problema del individuo y de la familia", y que "tenemos que convertirlo en un problema social". Asegura Morales que la discapacidad se sigue viendo como algo inherente a la discapacidad, y que aunque la discapacidad uno la puede superar, "lo que no puedes superar es la parte que la sociedad debe ponerte para poder interactuar con ella. Eso ya no depende de ti", descubre, "depende de lo que hagan los demás o cómo lo hagan los demás, los responsables. Incluso, en muchos casos", acusa, "la propia discapacidad". Menos mal que al menos, como el activista recuerda, "uno va interiorizando su propio problema y no le importa lo que piensan los demás. En cierto modo", precisa, "al menos".
Salvador Morales, presidente de la Coordinadora de Personas con Discapacidad Física de Canarias"La discapacidad uno la puede superar, lo que no puede superar es la parte que la sociedad debe ponernos para poder interactuar con ella"
ADHESIÓN AL MOVIMIENTO ASOCIATIVO
 
En el año 77, tres o cuatro años después de su operación, que obviamente ha marcado un punto de inflexión en su existencia, Morales comenzó a tomar contacto con los grupos históricos que había en Canarias y que, por lo visto y según especifica, se diferenciaban de los grupos sociales de Madrid. También empezó a tomar consciencia de "esa realidad", la de la discapacidad. El joven Morales, en aquella época, comenzó tener contacto con el movimiento asociativo, "a nivel nacional", y recuerda orgulloso que fue en la asamblea del 78, días antes de promulgarse la Constitución Española, cuando "las personas con discapacidad tomamos la palabra, y comenzamos a discutir cómo nos íbamos a organizar en España los movimientos de base". Asegura, además, que fue entre el 77 y el 78 cuando se empieza a crear un trabajo más o menos estructurado de los movimientos de base, y no de los grupos históricos, tanto en Canarias como en Madrid, al que, subraya, "yo me vinculé inmediatamente".
 
Por otra parte, el activista canario señala a la Ley de integración social de los minusválidos del 82  como "arranque" del movimiento organizado de la discapacidad. Y otros dos hitos a lo largo del movimiento asociativo que añade al anterior son para él: primero, 30 años más tarde, la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia, "pese a que todo el mundo la llama de la dependencia por simplificar, aun siendo dos partes muy importantes de entender, y habernos defraudado bastante", y, segundo, la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas.
 
Desde el 77, Salvador Morales ha pertenecido a la cúpula y a la base del movimiento asociativo de la discapacidad. Para él, hoy sin el CERMI "no estaríamos en la agenda política como estamos". Actualmente, es el presidente, ya lo hemos dicho, de la Coordinadora de Personas con Discapacidad, pero pertenece también a la Asamblea de Predif, además de ser vocal de CERMI Canarias y "cofundador" de esta última entidad autonómica.
 
Sin embargo, Morales traslada su autoexigencia y autocrítica esencial al propio movimiento asociativo que, opina, tiene que "caminar a la unidad de acción porque, sobre todo en las bases, hay mucha dispersión". El CERMI, dice, es quien "ha ido logrando esa unidad de acción porque lidera el abstracto, lidera muchos de los postulados que piensa la gente por individual". En este sentido, cree que si no fuera por la entidad estatal, de hecho, estarían más dispersos todavía.
 
También ve este canario que a la persona con discapacidad parece que le cuesta decir que es de esta o aquella asociación y, sin embargo, piensa que "hay que hacer mucho" en las organizaciones y que por ello, ahora que tiene tiempo -cumple, anuncia, los 65-, seguirá dando "el tiempo que pueda a la discapacidad". Y es que "toda la vida" ha estado como la "la gotita que está ahí y cae en la piedra": cuando no se hablaba de discapacidad, comenta, "yo ya hablaba de ella". Detalla que comenzó a trabajar en "esto creyendo que estaba trabajando de forma colectiva" y que quisiera que lo identificaran, lo recordaran, con los "postulados que defendemos" porque "cada cual quiere llevarlo a su terreno" y, por ello, "reivindico la unidad de acción".
Salvador Morales, presidente de la Coordinadora de Personas con Discapacidad Física de Canarias"El propio movimiento asociativo tiene que caminar a la unidad de acción porque, sobre todo en las bases, hay mucha dispersión"
ANHELOS PERSONALES
 
Morales declara que las personas con discapacidad "no nos damos cuenta de que con esa visión conseguiremos más a largo plazo". Así, su propuesta para el movimiento asociativo de la discapacidad es esa "unidad de acción" para que los políticos "nos vean de igual a igual y que cada persona, con sus diferencias, aporte a la sociedad lo que debe aportar" porque la discapacidad, apostilla, "tiene que verse como algo positivo".
 
Y traduce esta creencia con la metáfora de que la discapacidad puede ser "trinchera para atrincherarnos o atalaya para predicar o expresarnos". Muchos, como él, la utilizan en este último sentido porque "hay que ser un ciudadano más y defender que tenemos que desarrollarnos". Este es el motivo por el que, a veces, Morales no comprende o ve opaco para su forma de ser, de entender, de ver el mundo,  el tema de la integración, de la inclusión porque, como él descifra, "con mi discapacidad he participado mucho más que mis propios hermanos que no tienen discapacidad".
"Creo que con mi discapacidad he participado mucho más que mis propios hermanos que no tienen"
Sin embargo, el presidente de la Coordinadora de Personas con Discapacidad Física de Canarias se mantiene positivo y contempla la discapacidad como el regalo que le ha brindado una "percepción de la sociedad que, seguramente, no habría tenido sin discapacidad". Habla de una visión "más razonada y más amplia" de la sociedad respecto a la que poseen muchas personas sin discapacidad.
 
Este activista enemigo de la autocomplacencia, hay que decirlo, ha contribuido no solo a cambios sociales para el movimiento asociativo de la discapacidad, sino también para una renovación pedagógica. Pero lo romántico de toda su implicación personal, aunque la gente haya pensado que participó en estos movimientos sociales por su discapacidad, en realidad, lo ha hecho siempre porque "he creído en aquello que defendía".
 
Salvador Morales, presidente de la Coordinadora de Personas con Discapacidad Física de CanariasY lo mejor de todo es que Morales se siente joven, a pesar de estar cerca esos 65 años por cumplir. Prueba de ello es que sin muchas expectativas, sin pedir mucho a la vida, está seguro de que aún le queda "lo mejor por vivir", prueba irrefutable de su espíritu inocente, de su alma sabia, su ánimo alegre, hecho de fe y de humor porque, por desabrocharnos la última sonrisa, desvela que le importa poco "depender de diez personas físicamente", pero que sí le es muy, muy trascendente: "ser autónomo de barbilla para arriba" y, de ese modo, "poder controlar a los diez que me atienden". 
 
Y para difuminar tanta pincelada "propia" y poner su rúbrica, el activista invoca, enarbola el grito de guerra, así lo nombra él mismo, de "nada para la discapacidad sin la discapacidad" porque... "¡Ya está bien! ¡Eso es lo que nos excluye y lo que nos pone al margen!", vocifera, ¡la sociedad aún no se ha adaptado a tenernos dentro!".
 
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