¿Cuenta Fundación ONCE con programas de igualdad de género específicos o es una actuación que se renueva periódicamente sobre una misma base de partida?

 

En Fundación ONCE, periódicamente, anualmente, hay una serie de actividades que se repiten, como son la celebración del Día de la mujer, la semana de la diversidad, en el mes de junio, la celebración del 25 de noviembre contra la violencia de género… Y luego tenemos programas de acción positiva, en favor de la mujer, teniendo en cuenta que es uno de los grupos de personas con mayor riesgo de sufrir exclusión, y además llevamos a cabo una serie de políticas a nivel interno, en recursos humanos, para potenciar la igualdad. 

 

La igualdad, lo mismo que el principio de accesibilidad, es un principio irrenunciable y por eso llevamos a cabo todo tipo de actividades, tanto a nivel interno como externo, y podemos hablar de programas de formación, empoderamiento y empleabilidad, propios de la Fundación ONCE, o programas y campañas de sensibilización para empoderar a la mujer contra la violencia de género, una lacra social que nos afecta y en la que nos tenemos que implicar, puesto que las mujeres con discapacidad corren un riesgo mayor de sufrir esa lacra y sabemos, a pesar de los pocos datos de los que disponemos, que el 31% de las mujeres con discapacidad ha manifestado ser víctima de violencia, tal y como queda recogido en la macroencuesta del Gobierno de 2015.

 

¿Por qué las mujeres con discapacidad soportan más discriminación o índices de desigualdad que el resto de mujeres?

 

Existe la interseccionalidad de las variables, ser mujer y tener discapacidad, que multiplica el riesgo de violencia y malos tratos, pero además se da la circunstancia de que muchas mujeres, por vivir situaciones de violencia de género, acaban adquiriendo una discapacidad. La violencia de género puede derivar en pérdidas de oído, de visión, problemas orgánicos, discapacidades físicas, trastornos mentales…

 

Has hablado de programas de acción positiva, ¿qué tipos de programas son?

 

Por ejemplo, en colaboración con la Fundación Quiero Trabajo, con la que llevamos ya dos o tres ediciones, tenemos un programa de empoderamiento de mujeres con discapacidad para prepararlas de cara a las entrevistas de trabajo. Han dado muy buenos resultados, aquí y en Barcelona, han tenido muchísimo éxito.

 

¿Cómo logra Fundación ONCE contactar con las mujeres que requieren esas ayudas, mujeres que en ocasiones no conocen esos recursos que sin embargo necesitan? Es decir, ¿cómo se logra activar a una persona que apenas es visible?

 

Hay campañas promovidas por Inserta Empleo, que busca captar y sacar de la invisibilidad a mujeres con discapacidad que viven sobre todo en el mundo rural. Es una colaboración con ayuntamientos y profesionales que se mueven por todo ese ámbito para meter a esas mujeres en el circuito activo de la búsqueda de empleo, o para facilitar incluso previamente la formación necesaria para poder incorporarse al mundo laboral.

 

Y fíjate que fue precisamente gracias a los técnicos de las oficinas de empleo que detectaron a mujeres con discapacidad que se presentaban a la búsqueda de empleo y manifestaban ser víctimas de violencia de género. Entonces fue cuando decidimos incorporar esta variable en nuestra base de datos y a finales de 2018 teníamos identificadas a 1.112 mujeres con discapacidad en búsqueda de empleo que habían manifestado ser víctimas de violencia de género. 

 

Una vez que se detecta un problema de tal magnitud, ¿cuál fue el siguiente paso desde Fundación ONCE?

 

A partir de ahí tuvimos claro que teníamos que ponernos manos a la obra y diseñamos un protocolo de actuación y hemos conseguido incorporar al mercado laboral a 212 mujeres con discapacidad, y además, en la convocatoria de este años, el ‘Poises’ (Programa Operativo de Inclusión Social y Economía Social, del Fondo Social Europeo), nos ha adjudicado un proyecto, que se llama ‘Mujeres en modo ON VG’ (Violencia de Género), un programa que supone una inversión (me gusta hablar de inversión) de 5,7 millones de euros, de los cuales 3,9 van a ser aportados por el FSE, que nos va a permitir desde este año hasta 2023 impactar en más de 1.300 mujeres con discapacidad víctimas de violencia de género y calculamos poder incorporar al mercado laboral a unas 80 anualmente y también impulsar el emprendimiento en más de 15 mujeres al año. Además, nos va a permitir incorporar a 30 profesionales especializados en violencia de género a lo largo de todo el territorio, a través de las oficinas de Inserta Empleo y estos profesionales van a trabajar con el equipo multidisciplinar especializado en empleo para lograr que estas mujeres recuperen su ciclo vital, se empoderen, se las pueda formar y puedan incorporarse al mundo laboral.

 

Hablamos de violencia y empleo, los dos problemas fundamentales en mujer y discapacidad, ¿no es así?

 

Sobre todo en el empleo, que es de lo que sabemos en Fundación ONCE, creemos que es nuestra mayor aportación, y la violencia de género porque son mujeres que están en una situación realmente tremenda y Fundación ONCE se centra, pone el foco en esas personas con discapacidad que tienen un mayor riesgo de exclusión. Es una línea más de trabajo, porque lamentablemente la violencia de género está a la orden del día y tenemos que actuar en eso. La mejor manera de que una mujer recupere su ciclo vital es encontrando un empleo, es la guinda de ese proceso de recuperación que debe hacer. Y lo hacemos en colaboración con otras entidades, como puede ser la Cruz Roja, la Fundación Integra o las propias administraciones locales o autonómicas.

 

Pero aparte de estos programas, nosotros no tenemos obligación de disponer de un plan de igualdad, por el número de trabajadores que somos, sin embargo lo tenemos, y tenemos el distintivo de igualdad y el sello de empresa familiarmente responsable. Esto hace que también nos obliguemos, porque así lo queremos, a llevar a cabo una serie de políticas de recursos humanos que garantice la igualdad entre hombres y mujeres en la Fundación ONCE y en Inserta.

 

Otra forma de activar y empoderar a las mujeres es la participación en la sociedad civil y en el movimiento social, en asociaciones. ¿Habéis notado que esta dinámica ha aumentado y la mujer con discapacidad también está buscando su hueco en la sociedad civil?

 

Creo que una de las claves de que la mujer se empodere y esté presente en todos los ámbitos es tener una buena red de apoyos y de contactos y, efectivamente, las entidades de la discapacidad y del tercer sector en particular, tienen cada vez más presente la voz de la mujer y eso hace que se vaya creando una red que está ayudando a que la mujer tenga una mayor presencia en todos los ámbitos. Y tenemos el ejemplo, creo que es el exponente, de la creación de CERMI Mujeres, que está haciendo un trabajo fantástico de visibilización, de reivindicación de los derechos de las mujeres con discapacidad, que tan invisibilizados están, y de reivindicación para que las administraciones tomen cartas y pongan los recursos necesarios para que los derechos de las mujeres y niñas con discapacidad sean reales y efectivos, teniendo en cuenta la propia Convención de las Naciones Unidas y que los derechos se trasladen a las leyes, a la práctica y al día a día de las mujeres con discapacidad.

 

En cualquier caso, siendo hoy día necesaria esa asociación de mujeres y su impulso, ¿lo ideal no sería que mujeres y hombres actuaran unidos sin necesidad de crear organizaciones exclusivas de hombres o de mujeres para que se escuchen sus voces?

 

Sin ninguna duda, ojalá lo veamos algún día, pero hoy por hoy la mujer está en clara desventaja con respecto al hombre, es una rémora histórica, por esta sociedad patriarcal en la que nos hemos educado todos, pero sin ninguna duda el papel del hombre es tan fundamental como el de la mujer en esa apuesta por la igualdad. En Fundación ONCE este año, en la celebración del 8 de marzo vamos a organizar una mesa contando con hombres, hombres con gran responsabilidad en empresas y entidades, con nuestro propio director general, y queremos hablar de igualdad y el papel y el compromiso de los hombres es fundamental. El compromiso individual y colectivo.

 

El trabajo en colaboración es siempre una fortaleza, sobre todo en ámbitos como la España rural, o vaciada...

 

Trabajar en red nos permite llegar más lejos, es incuestionable y la discapacidad lo viene haciendo históricamente, somos una parte de la sociedad que hemos sabido organizarnos y estamos articulados y muy bien vertebrados a nivel de todo el Estado, nos ha funcionado, nos funciona y creo que debemos seguir haciéndolo así, incluso con otros agentes sociales y con la propia administración. 

 

Vivir en el mundo rural es una variable más que intersecciona con el hecho de ser mujer y de tener una discapacidad y por lo tanto se multiplica el riesgo de sufrir situaciones de exclusión y eso hace que te echen directamente del sistema.

 

¿Qué esperanzas tiene en el nuevo Gobierno?

 

Hemos estado mucho tiempo diciendo que necesitamos un Gobierno, hacía mucha falta, y ahora mismo lo que tenemos que hacer es darle un voto de confianza, a cualquier gobierno que hubiera salido elegido, y que nos pongan en la agenda política, que nos pongamos a trabajar porque hay muchas personas que viven situaciones que no pueden esperar.