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CERMI.ES semanal el periódico de la discapacidad.

viernes, 04 de septiembre de 2015cermi.es semanal Nº 179

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"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"

CERMIS Autonómicos

La concesión de incapacidades permanentes de la Seguridad Social baja un 19 por ciento en tres años

25/08/2015

Las nuevas altas de incapacidades laborales permanentes continúan descendiendo después de varios años. El proceso comenzó en el año 2011 cuando se obtuvieron unos datos históricos con más de 2.400 nuevas personas a las que, por la gravedad de su estado de salud, se les concedía una incapacidad laboral permanente. Desde entonces, cada año, la cifra registrada no ha hecho más que bajar hasta llegar a la de 2014, cuando no llegaba a las 2.000 nuevas incapacidades, lo que significa casi un 20% menos, en concreto, un 18,8%.

Marta Valencia, presidenta de CERMI Aragón , señala que es un efecto directo de la crisis económica y los recortes aplicados. “Por un lado, está la mayor rigidez por parte de la administración para dar este tipo de incapacidades”, puntualiza. En estos últimos años, Valencia ha percibido, a través de las diferentes asociaciones en las que participa, que los “requisitos necesarios para obtener una incapacidad se han endurecido”.
 
Al mismo tiempo, señala que los retrasos en las listas de espera aragonesas, producidos por los recortes sanitarios, también han hecho mella en este aspecto. “Nos preocupa mucho porque estos retrasos provocan que muchas personas no puedan ser tratadas a tiempo y que su dolencia se pueda convertir en crónica”, recalca.
 
De hecho, según señala, el mayor problema radica en las listas de espera de traumatología, “tanto las quirúrgicas como las de especialista”. Según los datos del departamento de Sanidad de la DGA, en noviembre de 2014 había 1.873 personas esperando a ser operadas por un problema traumatológico y más de 3.000 para ser vistas en las consultas externas.
 
“De este modo, puede ser que algo que se hubiera solucionado con rehabilitación o algún tratamiento, ahora se convierta en crónico”, recalca Valencia. Además, subraya el problema que existe con el tiempo de baja. “Antes, en casi todos los casos, las bajas laborales derivadas de un problema grave de salud se ampliaban a 18 meses, pero ahora, rara es la vez que te dan más de las 12 reglamentarias”, sostiene. Ante esta situación, muchas personas todavía no han tenido un diagnóstico acertado o ha pasado poco tiempo desde que comenzaron el tratamiento, por lo que “les dan el alta y tienen que volver a trabajar”.
 
Desde Marea Naranja apoyan todas estas razones. “Se están endureciendo los requisitos y esto está generando que se denieguen más”, señalan. Al mismo tiempo apuntan otras posibles razones. “Para poder acceder a una incapacidad es necesario tener un mínimo de años cotizados, por lo que con las elevadas cifras de paro de los últimos años, no sería de extrañar que algunos no pudieran pedirla por no llegar al mínimo”, puntualizan.
 
No obstante, Valencia también reconoce que en los años de bonanza había personas a las que “quizá no deberían haberles reconocido una incapacidad permanente”. Por ello, en su opinión, “ahora están pagando justos por pecadores”. “Lo mejor es que todos sean responsables, por un lado, la gente a la hora de demandarla y, por otro, la administración debe eliminar estas trabas innecesarias e injustas”, subraya Valencia.
   

Varios tipos

 
Existen varios tipos de incapacidades permanentes que señalan cuál es la pensión que se recibe y si esa persona puede realizar otro trabajo o no. De las 23.864 que hay en vigor a julio de 2015, el 3,2% están clasificadas como una gran invalidez -se necesita la asistencia de otra persona para los actos más esenciales de la vida-, el 39,9% tienen una absoluta -impide la realización de cualquier actividad u oficio-, el 56% poseen una total -imposibilita la realización de todas las tareas de la profesión habitual-, el 0,8% tienen una pensión SOVI -personas que la recibieron antes de 1967- y el resto pertenece a una parcial -no impide el rendimiento normal de la profesión, pero se le ha reconocido una discapacidad igual o superior al 33%-. "Actualmente conseguir una gran invalidez o una absoluta es lo más complicado", detalla Valencia.
   

Aumento de las bajas

 
Estas pensiones se pueden revisar a los dos años, a excepción de que se haya acordado un tiempo menor cuando fue concedida, ya que durante esos dos años se le guarda el puesto de trabajo al afectado. También existe la opción de que sea el propio trabajador el que desee una revisión, bien por mejoría o por empeoramiento de su enfermedad. Esto ha provocado que en los últimos tres años haya aumentado un 10% el número de personas que pierden o rescinden su incapacidad.
 
Con este aumento de bajas y reducción de nuevas altas, en 2013 hubo, por primera vez, menos personas con una incapacidad permanente en vigor. Una tendencia que se ha ido consolidando en los últimos meses. A finales de 2014, 24.024 personas tenían reconocida una incapacidad permanente y en julio de este año había menguado hasta las 23.864, lo que supone 160 personas menos.
 
Cada uno de ellos tiene una pensión media de 1.000 euros lo que supone 14.000 euros anuales. Contando solo la disminución estos dos últimos meses del año, el ahorro para las arcas públicas habría rondado el millón de euros en medio año.
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