El pasado 12 de Abril recibí la noticia del fallecimiento de mi amigo Jaume Marí. Hacía una semana escasa que nos habíamos visto en Valencia, donde como no podía ser de otra forma, hablamos de cómo mejorar el trabajo que venimos realizando y de los retos de futuro, que no son pocos. Hablamos, también, de cómo, desde la Presidencia del Comité Ético, en caso de continuar, deberíamos coordinarnos con la nueva Presidencia que salga de las urnas en las próximas elecciones, con las personas de la Junta, del Comité y por supuesto nuestro amigo y Gerente Andrés, para sacar el mayor provecho a nuestro trabajo.

 

Así era mi amigo, persona incansable, siempre dispuesta, buscando constantemente nuevos yacimientos que propiciaran la mejora de las Personas con Parálisis Cerebral y sus familias. 

 

Nos unían muchas cosas, hemos sido presidentes de nuestra muy querida Confederación, gerentes de nuestras Asociaciones y Federaciones, ambos perdimos a nuestras hijas, el gran motivo que nos trajo a este mundo, y un montón de cosas más. Tuvimos ese feeling que se dice desde el momento en que nos conocimos y teníamos tan claro lo que era nuestro deber hacer, que durante estos años, en innumerables llamadas, correos y reuniones, hemos ido afianzando nuestra amistad, por otro lado muy fácil de hacer contigo.

 

Efectivamente, como se ha dicho en otros escritos, la Parálisis Cerebral ha perdido un gran valedor, pero su familia, sus amigos y amigas, compañeros y compañeras, hemos perdido a un gran hombre, afable, generoso, en definitiva, una buena persona.

 

Allí donde estés, seguro que seguirás velando por este proyecto y yo, que te echaré muchísimo de menos, me acordaré siempre, sobre todo en esos momentos difíciles que se nos presentan en la gestión del día a día, de cómo lo haría Jaume y seguro que me ayudarás.

 

No quiero terminar sin dar mi más sentido pésame a toda tu familia, especialmente a tu hija que, como me contaste, con tanto cariño había preparado tu viaje este verano para que descansaras.

 

 Y tú, querido amigo, Descasa en paz, que te lo mereces con creces, aunque hubiese querido, de todo corazón, que no descansaras y siguieses con nosotros.