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CERMI.ES semanal el periódico de la discapacidad.

viernes, 16 de junio de 2017cermi.es semanal Nº 262

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"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"

Opinión

Y después del 4 de diciembre de 2017, ¿qué?

Fefa Álvarez, asesora de Accesibilidad Universal del CERMI

16/06/2017

Tras el día 4 de diciembre, horizonte temporal que establece la Ley General de Derechos de las Personas con Discapacidad y de su Inclusión Social, para que todos los productos, bienes, entornos y servicios sean accesibles, con arreglo a las condiciones básicas de no discriminación y accesibilidad universal, lo primero que me planteo es que hay que seguir trabajando (echando una mano, cada persona como pueda) para hacer que un mundo accesible sea realidad algún día.

Fefa Álvarez, asesora de Accesibilidad Universal del CERMI El 5 de diciembre saldrá el sol, como todos los días, espero, y al levantarnos las personas, que habitualmente nos encontramos en situación de discapacidad a causa de la inaccesibilidad de los entornos, bienes y servicios, seguiremos con nuestro día a día.
 
¿Qué cambiará? ¿Qué habría que hacer?
 
Lo que va a cambiar, en mi caso, va a ser la manera de dar respuesta a las situaciones concretas de discapacidad por inaccesibilidad. Valoraré, como hasta ahora, si se tiene una alternativa idéntica o similar digna; si es un entorno, un bien, un servicio público o privado; cuáles son las posibles dificultades técnicas reales y el posible coste que hubiera conllevado su adecuación, haberlo hecho accesible o creado una alternativa que lo fuera y, tras ello, tomaré una decisión. Pero, cómo se comprenderá, la mayoría de las veces no tendré capacidad de conocer todos esos datos, careceré de la posibilidad de valorar y ante ello, ¿qué haré? Lo mismo, tomaré la misma decisión: Considerar mi derecho a participar (usar el bien o servicio o entorno) en igualdad de condiciones que el resto de las personas y, por tanto, mi obligación de poner esa situación de inaccesibilidad en conocimiento de quien ostente la propiedad del entorno, bien o servicio, informándole, o de la autoridad competente, denunciándola.
 
Informar es relativamente fácil, usando los canales habituales, hablando con quien esté al cargo, usando una hoja de reclamaciones, a través de la web o de aplicaciones web de la entidad de que se trate, escribiendo una carta,… Aunque, puede ocurrir que no sepa cómo denunciar algo en concreto, puede ocurrir que esté cansada (¿hastiada, quizás?) o que no tenga recursos o me resulte incómodo o… las mil circunstancias posibles de la vida y entonces, ¿qué hacer? Lo más sencillo será recurrir a una organización para que me apoye, para que me ayude a encontrar la solución y a defenderme.
 
Como se ve estoy hablando de actuaciones a nivel particular, como persona individual que se ve inmersa en la situación concreta de discapacidad por inaccesibilidad. Si, ahora, en cambio, me pongo en la piel de quienes lideran las organizaciones de personas con discapacidad o de otras, que comparten con nosotras las situaciones de discapacidad, como las de las personas mayores o las que defienden a consumidores o comunidades de propietarias de viviendas o vecinales, diría que hay que optar por la vía de ejercer la denuncia como asociación, a la par que realizar el seguimiento de las denuncias hechas (propias y ajenas) y de las sanciones que se apliquen.
 
Quizás hubiera que plantearse si las acciones deben ser iguales ante empresas, particulares o administraciones públicas. Si las administraciones públicas no cumplen ¿afecta a la respuesta de las empresas y los particulares? O ¿qué impacto tienen los incumplimientos de las administraciones respecto a las obligaciones de legislar? Si no se desarrollan las condiciones básicas de accesibilidad, por ejemplo, en bienes y servicios, ¿se pueden plantear la pregunta de qué se tiene que cumplir? Posiblemente se requiera un debate a fondo.
 
Por otra parte, desde las organizaciones, además, se plantean diferentes líneas de acción que, seguramente en la práctica, ya se están llevando a cabo: formación en materia de accesibilidad universal hacia el interior, a quienes pertenecen a las asociaciones (reaccionar ante las situaciones de inaccesibilidad cotidianas es fundamental) y hacia el exterior (formación de formadores y seguimiento de lo que hagan a futuro); propuestas técnicas de mejora de la legislación vigente; investigación o proyectos piloto para aquellas cuestiones sobre las que no se tengan todavía definidos criterios técnicos concretos… Posiblemente solo haya que cambiar prioridades o la intensidad de dedicación de tiempo o recursos a estas líneas de acción. 
 
La clave es plantearse que sin accesibilidad no se conseguirá avanzar en los objetivos de plena educación, empleo, participación… Y, de manera muy especial, preguntarse qué habría que hacer en materia de accesibilidad para atender las necesidades de quienes encuentran mayores dificultades: ¿resolviendo situaciones de inaccesibilidad se podrían reducir las tasas de pobreza de las personas con discapacidad o la realidad de discriminación de las mujeres o aportar soluciones a aquellas con un mayor grado en su certificado de discapacidad o a las que son habitualmente ignoradas o temidas u olvidadas…? En definitiva tratar de aportar nuevas respuestas a necesidades que nos acompañan desde siempre.
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