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viernes, 30 de septiembre de 2016cermi.es semanal Nº 228

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Opinión

El empleo de las personas con discapacidad: tendencias de futuro

Por Josefa Torres, secretaria de la Comisión de Empleo del CERMI y directora gerente de Feacem

30/09/2016

Josefa Torres, secretaria de la Comisión de Empleo del CERMI y directora gerente de FeacemDesde hace décadas la escasa participación en el mercado de trabajo de las personas con discapacidad, las barreras y las dificultades de acceso al empleo han sido una de las principales preocupaciones del sector. Superar las situaciones de discriminación y de desigualdad en el acceso al empleo ha sido un objetivo prioritario de las políticas públicas dirigidas al colectivo de personas con discapacidad y de la labor diaria de las entidades que las representan.
 
Esta situación ha ido mejorando en los últimos tiempos. Pero esta mejoría no deja de ser un espejismo en el desierto. ¿Cómo se está comportando actualmente el empleo de las personas con discapacidad? ¿Cuáles son las tendencias de futuro?
 
En general, el mercado de trabajo está sufriendo una auténtica “mutación”, lo que está provocando una trasformación social de gran calado.
 
Cada vez en menor medida el trabajo es el eje central de la participación social, de la inclusión social; se está produciendo una ruptura entre el vínculo trabajo y ciudadanía social. En términos generales, el acceso al empleo es una realidad cada vez más restringida y las condiciones laborales de la población han empeorado significativamente. El mercado de trabajo está sufriendo un continuo deterioro, evidenciándose esta situación en un aumento de la pobreza y del riesgo de exclusión social. 
 
El mercado de trabajo en España presenta actualmente tres retos principales, que podríamos determinar como los más urgentes, para dar respuesta a los principales problemas estructurales del mismo:
 
  1. Equilibrar el mercado de trabajo, luchando contra su dualidad y contra las condiciones laborales precarias.
  2. La reducción del desempleo juvenil y del desempleo de los trabajadores mayores de 45 años.
  3. La reducción del desempleo de larga duración.
 
El comportamiento del mercado de trabajo respecto a las personas con discapacidad, como se comprobará seguidamente, no es ajeno a esta realidad. A las históricas problemáticas que dificultan el acceso al empleo se suma una situación de escasez de empleo, de precarización del mercado de trabajo y de una nueva realidad social y laboral que hace que disponer de un empleo no garantice la inclusión social. Esta mutación del mercado de trabajo y esta transformación social está teniendo también significativas repercusiones en las personas con discapacidad.
 
Sucintamente, las principales características y tendencias del mercado de trabajo de las personas con discapacidad son las siguientes:
 
  • Disminuye la población en edad laboral. En el año 2014, el número de personas con discapacidad en edad laboral con certificado de discapacidad ha descendido en más de 93.000 personas respecto a los datos de 2013.
  • Envejecimiento de la población con discapacidad en edad laboral. El 64% de las personas con discapacidad en edad laboral está en el segmento de edad de 45 a 64 años.
  • La tasa de actividad ha aumentado ligeramente, pero sigue siendo muy baja. La tasa de actividad de las personas con discapacidad en España en el año 2014 fue del 38%, casi 40 puntos menos que la registrada por las personas sin discapacidad. En los últimos años se ha incrementado la tasa de actividad (en 2008 era del 33,4%), aunque se mantiene estable la distancia respecto a la población sin discapacidad. Las diferencias en la tasa de actividad entre la población con y sin discapacidad se acentúan a media que se incrementa la edad.
  • La tasa de empleo ha descendido en los últimos años. En 2014 la tasa de empleo de las personas con discapacidad era del 25,7%, lo que representa 32,5 puntos inferior a la de las personas sin discapacidad, que en 2014 era del 58,2%. En 2008 la tasa de empleo de las personas con discapacidad era del 28%.
  • La tasa de paro se ha incrementado considerablemente en la última década. Entre 2005 y 2014, el número de personas con discapacidad registradas como paradas demandantes de empleo se ha triplicado.
  • El paro de larga duración de las personas con discapacidad presenta unos porcentajes elevadísimos. Así, en 2015, entre las personas con discapacidad registradas como paradas, el paro de larga duración representa el 59,08% del total. 
  • La evolución de la contratación en los últimos años ha sido muy positiva pero el mercado laboral es cada vez más precario e inestable. La contratación de personas con discapacidad ha aumentado considerablemente en los últimos años. Sin embargo, la contratación presenta cada vez mayor precariedad. Como ejemplo, en el año 2015, el número de contratos de las personas con discapacidad ha registrado un incremento con respecto al año anterior de casi un 20%, mientras que los contratos del resto de la población han aumentado el 10,95%.

Aunque los incentivos a la contratación de personas con discapacidad han contribuido históricamente a una mayor estabilidad laboral, esta tendencia se ha visto alterada en los últimos años, igualando los niveles de empleo temporal entre las personas con y sin discapacidad. El aumento de la contratación de estos últimos años se ha basado más en el aumento de los contratos temporales que en los indefinidos, por lo que la brecha entre ellos es cada vez mayor. Así, el índice de rotación se sitúa en 2,10 contratos por persona entre las personas con discapacidad, mientras que, en la población en general es de 2,7. En ambos casos, el índice de rotación se ha incrementado en los últimos diez años.

 Se incrementan gradualmente los contratos a tiempo parcial. Así, durante el año 2015, algo menos del 40% de los contratos a personas con discapacidad se realizan a tiempo parcial. En los últimos diez años se observa un incremento paulatino de este tipo de jornada, en 2006 esta tipología de contrato a tiempo parcial representaba solo el 23,72% de los contratos. En ese período la jornada a tiempo completo ha perdido 15,63 puntos, repartiéndose esta disminución de forma muy desigual entre sexos, superando los 10 puntos entre los hombres y quedándose en 4,85 en las mujeres.
  • Persiste un mercado de trabajo segmentado y sectorizado. La contratación de personas con discapacidad se encuentra muy focalizada en algunas actividades económicas. En 2015, en términos absolutos, la actividad económica que genera un mayor número de contratos es la que engloba los servicios a edificios y actividades de jardinería. Con más de 34.000 contrataciones, supone el 14,29% de todos los contratos realizados a personas con discapacidad. Le siguen en orden de importancia las actividades de servicios sociales sin alojamiento, que representan el 10,01% de todas las contrataciones realizadas a personas con discapacidad (cuyas contrataciones suponen un 9,35% de las contrataciones de dicha actividad económica). Desde el punto de vista de la ocupación, observamos que las mismas tienden a segmentarse en los niveles de cualificación más bajos, siendo las más habituales las contrataciones para personal de limpieza de oficinas, hoteles y otros establecimientos similares (más de 35.000 contrataciones, que representan el 14,77% del total), seguidas de los peones en industrias manufactureras (más de 21.500 contratos, que suponen el 8,87% de todos los contratos a personas con discapacidad).
La evolución en los contratos pone de manifiesto una evidente tendencia al incremento de las contrataciones en la categoría de ocupaciones elementales ya que éstas han pasado de representar el 40% de los contratos a personas con discapacidad en 2006 a representar el 44,7% en 2015.
  • Persisten las desigualdades dentro del colectivo de personas con discapacidad, tanto en el acceso al empleo como en las condiciones laborales. Las desigualdades dentro del colectivo afectan también al acceso al empleo y a las condiciones laborales, influyendo variables como el sexo, la edad, el tipo y el grado de discapacidad y el nivel formativo. En la participación en el mercado de trabajo el colectivo de personas con discapacidad es un colectivo diverso y heterogéneo.
  • Persisten las desigualdades salariales. Los salarios de las personas con discapacidad siguen siendo inferiores al del resto de trabajadores. En el año 2013 el salario bruto anual de las personas con discapacidad era un 16% más bajo que el de la población sin discapacidad. Además, la evolución de los salarios de las personas con discapacidad ha tenido una evolución negativa, con una tendencia decreciente desde el año 2010.
  • Los centros especiales de empleo están jugado un papel esencial en la generación de oportunidades de empleo.  El empleo protegido constituye uno de los más importantes instrumentos de inclusión  laboral de las personas con discapacidad y los Centros Especiales de Empleo son, en la actualidad, la palanca más importante para la inclusión  laboral de las personas con discapacidad. En los momentos más difíciles de la crisis económica han actuado como “refugio” del empleo de las personas con discapacidad, con elevadas tasas de contratación e incrementos de sus plantillas.
  • La tasa de riesgo de pobreza decrece levemente. El 29,7% de las personas con discapacidad mayor de 16 años vivía en 2015 en una situación de riesgo de pobreza o exclusión social. En el caso de las personas sin discapacidad, la tasa se sitúa en el 26,6%, lo que supone una diferencia de más de 3 puntos porcentuales.
Además, el 14,8% de las personas con discapacidad ocupadas en 2015 vivía en situación de pobreza pese a disponer de un empleo. Es decir, se considerarían trabajadores pobres. La situación de las personas con discapacidad es ligeramente peor que la de la población sin discapacidad, cuya tasa es de 14,2%.
 
 
Para concluir, una breve reflexión sobre cómo avanzar en la inclusión laboral de las personas con discapacidad.
 
Para alcanzar los objetivos de eliminar las situaciones de discriminación y de reducción de las profundas desigualdades en el mercado de trabajo que afectan a las personas con discapacidad, es necesario abordar este reto social desde el punto de vista de las múltiples interacciones que lo caracterizan. Una respuesta parcelada y no interrelacionada, como la que se ha dado históricamente desde las políticas, programas y actuaciones que se han desarrollado, no va sino a provocar las mismas disfunciones e impacto limitado como ha ocurrido con el sistema de empleo actual. El déficit de participación de las personas con discapacidad en el mercado de trabajo ha de abordarse desde su complejidad a fin de apreciar todas las interacciones que confluyen en un contexto de relaciones multidimensionales. 
 
Con base en este enfoque integral, se requiere la reformulación de políticas, estrategias y planes que contribuyan a crear empleo, a la mejora de las condiciones de empleabilidad, a facilitar el acceso a un empleo de calidad y a impulsar el desarrollo profesional; a la vez que minimicen la segmentación del mercado laboral mediante una mejora sustancial de las condiciones laborales, basada en la mejora de la calidad del empleo y en la mejora de los sistemas de protección social en los períodos de transición, impulsando las políticas de formación y aprendizaje, y flexibilizando la legislación y los sistemas de protección para eliminar las posibles barreras en el acceso, el mantenimiento y las transiciones en el mercado de trabajo.
 
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