El día 2 de diciembre de 2012 las organizaciones de la Discapacidad llamaron a manifestarse en la calle a miles de personas con discapacidad, familias, amigos y ciudadanos en general, para gritar, -lo que hicieron alto y claro- un significativo SOS ante los recortes y el consecuente sufrimiento que el sector vivía, que todos vivíamos, por los efectos de la gran recesión. La realidad es que muchos de esos efectos se siguen sufriendo cinco  años después.

 

Aquella convocatoria fue un gran éxito y tuvo un importante impacto nacional e internacional. De hecho, supuso el reconocimiento de la capacidad del tejido asociativo que sostiene y cohesiona a una gran parte de la sociedad que se aglutina en el entorno de las personas con discapacidad.

 

Fuimos audaces y generó un patrimonio de intangibles que nos ayudó en el ámbito interno y externo de cara a afrontar los grandes retos a los que nos enfrentábamos.

 

El CERMI tardó 20 años en cerrar su despliegue territorial y el trabajo diario de tanto tiempo y tantas personas cristalizó el 2 del 12 del 12 en una acción que asombró a toda la sociedad.

 

El año 2017 está suponiendo una prueba de fuego en el proceso de construcción del tercer sector. El cambio de modelo del IRPF ha generado un verdadero terremoto en la arquitectura de las organizaciones sociales construidas durante muchos años en el sector social español.

 

La Plataforma del Tercer Sector, PTS, antes de la sentencia definitiva del Tribunal Constitucional que imposibilita el modelo hasta ahora conocido, avanzaba de forma exitosa en sus primeros pasos de historia. Ciertamente una fase temprana y con las naturales condiciones de una plataforma por construir. La PTS se ha encontrado frente a una profunda crisis de resultados todavía desconocidos.

 

En este contexto de equilibrios y desequilibrios externos e internos en el tercer sector se hace si cabe más necesario apelar y tirar de nuestros principios y valores e inspirarnos en los momentos en los que supimos estar a la altura de los tiempos. Vivimos la amenaza de que los cálculos y el “tacticismo” nos atenacen. Tantas entidades, plataformas y organizaciones singulares junto a la diversidad territorial conforman este magma complejo y diverso que no debe ser incompatible con presentarnos tal y como somos y ofrecer a nuestro entorno, como sector de la discapacidad, todo nuestro potencial para construir futuro. 

 

Estamos ante una encrucijada histórica y es necesario, para fortalecer nuestras acciones enfocadas a la misión, desplegar sin complejos nuestra dimensión y, por qué no decirlo, nuestro músculo. Deberíamos vacunarnos del peligro de la inacción para evitar conflictos, de la inhibición para promover un buen clima de trabajo y confianza. Están cayendo chuzos de punta y no parece que la mejor forma de responder sea una aceptación estoica del decrecimiento o el deterioro.

 

Debemos reflexionar sobre lo vivido y aprendido y recuperar el espíritu del 2 del 12 del 12 donde nos sentimos unidos fuertes y comprometidos ante la prueba. Y lo demostramos.