Predif organizó el primer Congreso Internacional de Asistencia Personal (AP) en Valladolid, los días 27 y 28 de junio, con el respaldo del Imserso, del Real Patronato sobre Discapacidad, de la Junta de Castilla y León, del CERMI y Fundación ONCE con el objetivo de crear un espacio donde poner en común las diferentes visiones que existen, a nivel conceptual, sobre la asistencia personal; para compartir los diferentes modelos de gestión; para analizar la disparidad normativa que coexisten en las comunidades autónomas y en el Estado; para detectar las dificultades que tienen las personas con discapacidad para acceder a esta prestación que contempla la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y atención a la Dependencia; para conocer las diferentes soluciones que aportan las administraciones públicas y las entidades sociales al desarrollo y la generalización del acceso a un derecho y, sobre todo, para evidenciar el impacto positivo y definitorio que tiene la Asistencia Personal para la  consecución del propósito máximo de que las personas con discapacidad tengan la oportunidad real de vivir de una forma inclusiva y participativa en la sociedad. 

 

Del Congreso, y de eso se trataba, surgieron muchas cuestiones que siguen generando debate, como la Asistencia Personal para menores o la formación que se ha de requerir a los asistentes personales, asuntos sobre los que presenciamos diferentes enfoques y sobre los que se creó un diálogo abierto con el ánimo de llegar a generar consensos sustanciales que nos permitan, desde el sector social, tener un argumentarlo nítido y firme que elevemos a las administraciones públicas para que dentro del SAAD se desarrolle definitivamente la Asistencia Personal en todos los territorios con los criterios comunes del sector de la discapacidad y respetando el principio de equidad. Hemos de poner en valor y mencionar que la Asistencia Personal es la única prestación del SAAD que nace del interés de las personas con discapacidad por incorporarse, a todos los niveles, al devenir de la sociedad. Parece razonable nuestro legitimado apego a participar activamente en su desarrollo. 

 

Después de dos años bregando con todas las CC AA y con el Imserso, desde el Grupo de Trabajo de AP del CERMI y una vez recogidas las conclusiones del Congreso de Valladolid hay muchas incógnitas que se han despejado y muchas experiencias positivas que se están desarrollando ya en nuestro país que sitúan la AP a la cabeza de las prestaciones que más van a facilitar a las personas con discapacidad vivir bajo un modelo de inclusión en la sociedad.

 

Hemos comprobado lo axiomático que parece que posibilitemos a los menores, desde los tres años, ir aprendiendo a generar espacios de autonomía y crear sus propias herramientas y habilidades, al margen de los padres o tutores, que les permitan, cuando alcancen la mayoría de edad, apostar con garantías por un modelo de vida independiente. De la misma manera, cuando una persona alcanza los sesenta y cinco o setenta años automáticamente no se convierte en otra persona con menos intereses y anhelos y con menor capacidad para seguir aportando conocimiento. El sistema ha de permitirles continuar, si así lo deciden, con un patrón de vida participativo e inclusivo y no, como sigue ocurriendo en la actualidad, que el sistema tiende a distanciarles del conjunto. El SAAD genera derechos a todas las personas dependientes y los servicios sociales a las personas con discapacidad que no alcanzan el grado uno de dependencia y a todas se les ha de permitir la posibilidad de vivir con la mayor autonomía posible y de explotar al máximo sus capacidades. Una vez que facilitamos a las personas la oportunidad de experimentar con diferentes herramientas y prestaciones la  persona ha de tener la posibilidad de elegir, para cada momento de su vida, la prestación o el servicio que más se adecúa a sus necesidades. La AP puede y ha de ser compatible con otras soluciones que aporta el SAAD.

 

La formación que han de tener los asistentes personales es uno de los asuntos donde más controversia y confusión había y desde el Grupo de Trabajo se está apostando por que los asistentes personales adquieran una formación básica de cincuenta horas con contenidos que se nutren del modelo social a la que hay que sumar la formación y el adiestramiento que va a recibir por parte del usuario. Cada persona va a demandar unas tareas diferentes a su asistente personal y solo la persona como individuo singular tiene la posibilidad de formar a su asistente personal en la buena ejecución de su trabajo. Habrá personas que requieran de apoyo familiar o profesional para poder dar esta formación personalizada pero, en todo caso, la persona siempre es la protagonista y el eje de la formación sustancial que va a recibir el asistente personal. Estamos empeñados, como no puede ser de otra manera, en que la AP sea un trabajo digno y atractivo y para ello estamos negociando para que tengan reconocido en todos los territorios su propio código profesional con todo lo que ello representa. 

 

En el Congreso también se mostraron diferentes modelos de gestión de la AP. Desde Predif defendemos un modelo que pasa porque se desarrolle definitivamente la Asistencia Personal desde el SAAD para que todas las personas con discapacidad que así lo decidan, puedan acceder a esta herramienta y estamos poniendo en marcha Servicios Integrales de Asistencia Personal (SIAP) para proveer de asistentes personales a las personas que los requieran y poder gestionar todas las circunstancias e incidencias que surgen en esta modalidad de apoyos. Existen otros modelos de gestión de la AP y administraciones públicas que están apostando con más vigor por la AP a las cuales desde aquí aplaudimos. La propia heterogeneidad de las personas con discapacidad hace posible que en la actualidad coexistan diferentes modelos y es la propia persona con discapacidad la que ha de decidir qué modelo se ciñe más a sus circunstancias, pero lo subrayable es que todos los modelos van encaminados a empoderar a la persona y a proveerla de los apoyos que necesita para que en cada momento de su vida pueda hacer uso pleno de sus derechos de ciudadanía y este derecho no se vea interrumpido o suspendido. 

 

Ya estamos trabajando en la organización, el próximo año, del segundo Congreso Internacional de Asistencia Personal donde haremos especial hincapié en que el SAAD mejore fundamentalmente las cuantías económicas asignadas a las AP y el número de horas de AP a las que pueden optar las personas. También seguiremos participando para que la AP se desarrolle de igual manera y con las mismas posibilidades de acceso para las personas con discapacidad en todos los territorios y que ninguna persona que tenga el legítimo interés de vivir de la forma más autónoma posible lo deje de hacer porque en su comunidad no se está regulando la AP o se está haciendo de una forma incomprensiblemente restrictiva. 

 

No existen razones, ni sociales ni económicas, para que se coarten o se ralenticen las posibilidades que tenemos las personas con discapacidad de vivir y desarrollarnos bajo criterio e inclusividad y la AP es la mejor aliada que vamos a tener para conseguirlo.