El 17 de febrero de 1863 (hace 152 años) Henry Dunant dio paso a un movimiento humanitario mundial, único en su género: la Cruz Roja. Una organización que se mostraría al mundo con el orden inverso de los colores de la bandera suiza, como homenaje al país de su fundador. 

 

Este hombre de negocios se mostró siempre como un filántropo y tras conocer de cerca la batalla de Solferino, en Italia, decidió escribir un libro que relataba sus experiencias para reclamar la creación de un cuerpo de voluntarios que atendiera a los heridos de guerra. Su principal novedad era que no quería distinguir a nadie por el bando al que perteneciera. A partir de esta idea universal nació la Cruz Roja y Henry Dunant sería el primer Premio Nobel de la Paz (junto con el político francés Frédéric Passy), en 1901.

 

Poco a poco la Cruz Roja se extendería por todo el mundo, junto con la Media Luna Roja. Sus misiones internacionales son muy reconocidas pero cada país tiene su particular problemática. En España, tiene una larga trayectoria humanitaria en diferentes frentes. Un trabajo que se consolidó bajo la presidencia de Juan Manuel Suárez del Toro, quien ha estado al frente de esta organización durante 21 años.

 

Su relevo, Javier Senent García (Guadalajara, 1948), lleva 43 años en Cruz Roja y tiene claro cuáles son sus principales objetivos: una mayor transparencia, una mejor comunicación, una mayor participación y un buen gobierno. Hoy en día la confianza pública, el control de los recursos y la credibilidad social son valores incuestionables.

 

En España, Cruz Roja tiene infinidad de actividades en diferentes sectores. Sus cifras son mareantes: cuenta con 1,1 millones de socios, 210.000 voluntarios (la cifra crece cada año un 7 por ciento). Atendió el año pasado a cuatro millones y medio de personas en nuestro país. Tiene varios colectivos prioritarios: los mayores de 50 años (una bolsa que crece), los jóvenes (con un programa de mejora del rendimiento escolar que atiende a 80.000 niños), la integración laboral (destinado preferentemente a mujeres, que consiguen una inserción de más del 30 por ciento de los participantes en este proyecto apoyado con fondos europeos). Además, continúan con su trabajo en ayudas alimentarias y ayudas de alquiler. 

 

Javier Senent conoce bien el terreno en el que se mueve. Estuvo en Ruanda en 1996. Conoció muy de cerca la dureza del atentado del 11M (2004), en Madrid. Y ahora reconoce que esta dura y larga crisis “ha sido un revulsivo para nosotros. Nos ha permitido estar más cohesionados, nos ha hecho crecer, aprender, y sobre todo, reinventarnos”.

 

Su responsabilidad no es pequeña. Su empeño tampoco: atender a las personas. Mantiene buena relación con otras ONG y considera un acierto la creación de la Plataforma del Tercer Sector. “Nosotros también formamos parte de la Plataforma desde el principio. Un gran interlocutor con los gobernantes y con la sociedad. Juntos andaremos el camino”. 

 

Y recuerda: marca la X Solidaria en tu declaración de la renta.