Pocas organizaciones son capaces de alcanzar lo que puede hacer el CERMI. Este Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad no tiene límites. Y lo ha demostrado en muchas ocasiones a lo largo de sus 18 años de historia. Ha superado, con creces, la mayoría de edad. Todos los días aporta su granito de arena a la sociedad, con propuestas en beneficio de los españoles.

 

La lista de aportaciones sería interminable. Por destacar sólo algunas, merece la pena detenerse en su trabajo continuo en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de 2006; la marcha “SOSDiscapacidad de 2012”, que en plena crisis económica y social de este país logró convocar a más de 90.000 personas por las calles de Madrid, con un reconocimiento expreso de las autoridades por el comportamiento de los manifestantes; y en tercer lugar, la iniciativa legislativa popular sobre modificación de la ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia que ha alcanzado la cifra de 738.577 firmas válidas, “en consecuencia (dice textualmente la Oficina del Censo Electoral), se tiene la garantía de que se superan los 500.000 electores exigidos en el Artículo 3 de la Ley Orgánica 3/1984 de 26 de marzo de Iniciativa Legislativa Popular”.

 

Un éxito sin precedentes en las casi cuatro décadas de democracia que confirma el valor de esta plataforma de encuentro que representa el CERMI y que se ha convertido en un interlocutor de referencia para toda la sociedad, ya sean políticos, gobernantes, entidades, empresas, asociaciones o particulares.

 

Una iniciativa popular que pretende modificar la participación de los ciudadanos en el coste de las prestaciones y servicios de las personas beneficiarias de la denominada ley de Dependencia. Ahora los políticos tienen la oportunidad de rectificar un modelo variable en función de la comunidad autónoma donde vivas y lesivo para aquellas personas que más lo necesitan. Veremos si se cumplen las expectativas de este nuevo y recién estrenado Parlamento.  

 

Durante el periodo de recogida de firmas muchos políticos se hicieron fotos firmando esta iniciativa. Entonces, muchos confirmaban la necesidad de un cambio en esta ley, ahora es su momento y oportunidad. Deben tener en cuenta que estas firmas no sólo representan a los cerca de cuatro millones de personas con discapacidad que viven en España, también están presentes sus familias y muchísimas personas que firmaron esta iniciativa legislativa de manera altruista, voluntaria y absolutamente convencidos de lo que hacían. 

 

Cuando ponías un pliego de firmas delante de una persona para conseguir su rúbrica, las preguntas eran continuas sobre su origen, el por qué, el objetivo, las consecuencias… El español es mucho más ciudadano de lo que pensamos, es maduro y consecuente. Estampar una firma con tu nombre y apellidos, tu número de DNI, tu procedencia o tu domicilio, requiere una explicación clara y concisa. No es una cuestión de firmar sin más. No es un tema voluntarista sino de implicación personal. Y todo eso se refleja, de una manera contundente, en estas 738.577 firmas que han sido revisadas por un organismo oficial, y una vez más, el CERMI ha sorprendido por su organización, fidelidad y autenticidad.

 

Pocas organizaciones tienen esta capacidad. El CERMI ha vuelto a darnos una lección a todos, hombres y mujeres, jóvenes y mayores, con y sin discapacidad. Ahora es el turno de los políticos: ¿Estarán a la altura de sus ciudadanos? ¿Lograrán encauzar este país? Esta es una reflexión para otra columna de opinión…