"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"
Opinión
Esta crisis ha puesto de relieve las barreras de comunicación de las personas sordas
Por José Luis Aedo Cuevas, presidente de Fiapas
21/04/2020
Si algo ha puesto de manifiesto esta situación excepcional de pandemia a la que todos estamos haciendo frente, son las grandes barreras a las que las personas con sordera se enfrentan en su día a día.
Por ello, para Fiapas lo principal en estos momentos son las personas sordas y sus familias, pero también los trabajadores de nuestra sede central y los de nuestras asociaciones, y sus familias, y en general toda la población, que está trabajando, o en sus casas. Todos y cada uno de ellos y de ellas nos preocupan y ocupan en estos días.
Esta preocupación por las personas sordas motiva nuestro quehacer en la actualidad, para procurar garantizar el cumplimiento de sus derechos durante el estado de alarma, pero también preparando el proceso de desescalada. Nuevas palabras en nuestro vocabulario que exigen anticiparse y colaborar, dentro de nuestro movimiento asociativo, español y europeo, con otras entidades, de la discapacidad o de fuera de esta, y con las administraciones estatales, autonómicas y locales.
En un momento en el que toda la ciudadanía está ávida de información, y en los medios audiovisuales y redes sociales se suceden comparecencias, ruedas de prensa…, vemos que estas no son siempre accesibles para las personas con sordera. Las televisiones generalistas de ámbito estatal incorporan subtitulado, sin embargo, las televisiones autonómicas y locales, así como medios de comunicación en Internet están, en la mayoría de los casos, trasladando esta información sin subtitulado, olvidando a las personas con sordera que precisan este recurso de apoyo a la comunicación oral para acceder a la información.
Con el objetivo de aliviar los servicios sanitarios, ofrecer información, apoyo y asistencia, son muchos los teléfonos de emergencia y atención que las diferentes comunidades autónomas han habilitado y a los que no es posible acceder a través de mensajes de texto o mensajería instantánea, por lo que las personas con sordera no pueden acceder a ellos, con el grave perjuicio que supone para su salud y la de sus familias.
Esta pandemia ha hecho que tengamos que adaptarnos a nuevos formatos para desarrollar nuestra vida cotidiana. Al respecto, nos preocupa particularmente la educación de niños, niñas y jóvenes con sordera para quienes la educación a distancia por medios telemáticos no accesibles compromete su derecho a la educación y a la igualdad de oportunidades. Desde Fiapas demandamos la transcripción de las enseñanzas del profesorado y cualquier material de audio o audiovisual cuente con subtítulos, indicaciones y pautas escritas para la realización de los deberes, así como intérpretes de lengua de signos para aquellos estudiantes usuarios de esta lengua. También, solicitamos evaluaciones accesibles y que tengan en cuenta los conocimientos y competencias con flexibilidad, porque una parte del alumnado, por sus circunstancias personales, no ha tenido acceso a los contenidos.
La comunicación con los enfermos con sordera también está siendo una de nuestras prioridades durante esta emergencia sanitaria. Muchas de las personas mayores que acuden a los centros sanitarios son usuarios de prótesis auditivas y en una situación de tensión la comunicación no es fácil. A lo que se une que, con las mascarillas puestas no es posible para la persona con sordera leer los labios de quien le habla y la escucha es menos nítida e inteligible, dificultando la comprensión del mensaje. Por ello, desde Fiapas hemos elaborado unas sencillas pautas para el personal sanitario, de seguridad y emergencia que le ayude en la comunicación y atención a las personas con sordera (bit.ly/pautas-comunicacion-fiapas).
Debido a estas dificultades en la comunicación y la nueva barrera que van a suponer las mascarillas para las personas con sordera que se apoyan en la lectura labial, observamos iniciativas loables para la realización de mascarillas con una zona transparente que facilite dicha lectura. No obstante, desde, Fiapas nos hemos dirigido a los responsables del Ministerio de Sanidad para que clarifique si se trata de productos homologados y seguros para la salud, para su uso en las actuales circunstancias de alerta sanitaria. Y, en el caso de que no sean productos adecuados, se adopten las medidas necesarias para trasladar esta circunstancia a la ciudadanía y que se valore la elaboración de un producto que cumpla con las necesarias exigencias de seguridad.
Desde la oficina central de Fiapas mantenemos nuestra actividad, trabajando desde casa. Hemos incrementando nuestra acción de denuncia y reivindicación política y social, así como nuestra acción de comunicación, procurando mantener informadas a las personas sordas y a sus familias sobre las noticias de interés para ellas, así como elaborando materiales específicos sobre el COVID19.
Al igual que muchas otras organizaciones, hemos tenido que adaptar nuestro calendario de actividades a la nueva situación, lo que nos ha obligado a posponer algunas de las que teníamos previstas para este año, y otras se siguen ejecutando virtualmente. Además, a través de nuestro Servicio de Acceso a la Información y a la Comunicación, financiado con cargo a la asignación tributaria del IRPF y el apoyo de la Fundación ONCE, estamos intensificando nuestra acción para hacer accesibles las comparecencias y plenos en el Congreso de los Diputados.
No obstante, esperamos que nuestros financiadores flexibilicen sus exigencias sobre los resultados previstos en los proyectos puestos en marcha ya que, en algunos casos, se pueden ver afectados por esta circunstancia excepcional.
También las asociaciones y federaciones pertenecientes al Movimiento Asociativo de Familias Fiapas están, en su mayoría, trabajando desde casa, incrementando su labor de incidencia política y social. Continúan prestando sus servicios de atención y apoyo a familias, de rehabilitación logopédica, de apoyo escolar, atención psicológica, inserción laboral…, aunque en muchos casos, tienen que desarrollar su trabajo de manera precaria, utilizando sus propios recursos personales. Sin embargo, estoy orgulloso de decir que, aunque a algunas entidades les han suspendido contratos y conciertos, siguen dando lo mejor de sí mismas para que las personas con sordera y sus familias no se vean afectadas por la falta de una atención especializada.
Eso sí, no puedo terminar sin hacer un llamamiento a la necesidad de asegurar recursos económicos para que las entidades del movimiento asociativo de la discapacidad, en nuestro caso el Movimiento Asociativo de Familias Fiapas, podamos continuar con nuestra labor de representación, defensa y apoyo a las personas con sordera y a sus familias.