Con la máquina de vapor a comienzos del siglo XIX tuvo lugar la primera revolución industrial. Desde entonces la sociedad ha vivido importantes hitos, como la electricidad y la expansión de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), que han provocado cambios radicales en la forma de relacionarse de los seres humanos. Sin embargo estos avances han dejado excluidas, en muchas ocasiones, a las personas con discapacidad. Sus necesidades y expectativas no han sido tenidas en cuenta, lo que ha generado una situación de discriminación.

 

Ante esta situación, las personas con discapacidad se han organizado como movimiento cívico, reivindicando unos derechos sociales que permitan la plena inclusión en sus entornos. Para conseguir este objetivo es necesario, no solo unos avances normativos que garanticen los derechos, sino que las disrupciones y el progreso no deje a nadie en el camino y sirva como palanca para construir una sociedad más justa.

 

A mediados de los años sesenta se produjo la irrupción de las tecnologías de la información y comunicación, que tuvieron su boom a finales del siglo pasado y comienzos del presente, con la omnipresencia de Internet, la hiperconetividad y la robótica. Una revolución a la que las  personas con discapacidad se subieron tardíamente. 

 

Sin embargo, ahora estamos  en los albores de lo que muchos denominan ‘la cuarta revolución industrial’, que tiene como ejes la inteligencia artificial, la robótica y la realidad virtual, así como la neurotecnología, y de la cual las personas con discapacidad no pueden quedarse excluidas. Fundación ONCE viene trabajando desde hace treinta años en la mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad, facilitando avances en las condiciones laborales así como eliminando barreras. Desde entonces, vemos en la tecnología una aliada para conseguir los objetivos que nos ha mandatado nuestro fundador.

 

En esta ocasión las personas con discapacidad no deben, ni pueden, quedarse relegadas a un papel secundario ni pasivo de esta nueva revolución, sino que deben ser un participe activo. En este sentido desde Fundación ONCE nos hemos propuestos liderarla con el impulso de la innovación e investigación como uno de las ejes principales del Plan Estratégico que nuestro Patronato ha actualizado.

 

Así, desde Fundación ONCE estamos trabajando para impulsar una red de expertos orientada a asesorar y dirigir investigaciones relacionadas con el diseño para todos, así como la puesta en marcha de un programa de intercambio de profesiones con otras organizaciones nacionales e internacionales del ámbito de la innovación, el emprendimiento social y/o la accesibilidad, entre otras iniciativas.

 

Todo nuestro trabajo y esfuerzo debe guiarse bajo un doble objetivo. Por un lado, que los avances que se produzcan permitan la mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad y, por otro lado, que no sean una barrera a su inclusión laboral. Bajo esta premisa, iremos dando pasos sólidos que nos sitúen en la vanguardia y proporcionen oportunidades reales a las personas con discapacidad.