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Opinión

Las mujeres en el TEA. Una doble discriminación

Por Cristina Paredero, creadora y editora del blog “Realidad TEA y Diversidad”

17/03/2017

Cristina Paredero, creadora y editora del blog “Realidad TEA y Diversidad”Como mujer en el TEA (Trastorno del Espectro Autista) hoy vengo a hablar de la doble discriminación que sufrimos muchas como yo por ser mujeres, mujeres y autistas. Esta doble discriminación hace que suframos de una manera única que nos diferencia tanto de las otras mujeres como de los hombres autistas. Ambas se interlazan creando consecuencias que nos han sido, son y serán negativas por mucho tiempo.
 
Empezaré describiendo cómo esta conjunción (de la que poco a poco nos sentimos más orgullosas) nos afecta en las diversas etapas de la vida y qué formas tiene el mundo de atacarnos. Quiero dejar para el final el apartado del diagnóstico, por motivos que veréis mas que obvios.
 

La infancia.

 
Las mujeres autistas empiezan a mostrar sus diferencias a temprana edad. Rehúyen la mirada y el contacto físico. Adquieren muy pronto un gran lenguaje, animado por la casi siempre presente obsesión por la lectura. Estas niñas desarrollan intereses absorbentes como ciertos libros, muñecos e incluso los (altamente estereotipados) trenes, ordenadores, etc... aunque en menor medida. Una de las razones que podrían limitar la presencia de estos intereses “masculinos” (y de “femeninos” en el caso de los hombres) es en mi opinión la presión de los padres y el entorno, que impiden que se desarrollen al considerarlos impropios para una niña. Así pues a estas chicas acaban por limitarse a intereses “femeninos” u otros más introvertidos. Esto tendrá importancia más adelante.
 
Ya en esta época aparece el acoso. La falta de comprensión de las reglas sociales y su comportamiento de “poco-niña” la señalan, como un blanco para los acosadores de los colegios. No se comportan como se espera de las chicas de su edad, más tímidas y tranquilas (según los ideales tradicionales) si no que son directas, vistas como egocéntricas, sufren rabietas al ser sometidas a fuerte estrés y ninguna comprensión... Aun así no se suele buscar con fuerza la causa de su forma de ser, considerada menos urgentes que la de los niños.
 

La adolescencia.

 
Esta es sin duda una de las peores atapas de una mujer con autismo. La complejidad del mundo social aumenta de forma descomunal y se establece una clara brecha de género en la que la chica TEA rara vez puede encajar. Sus compañeras se encasillan en unas ideas de género que ellas no cumplen. En la mayor parte de los casos no visten ni se maquillan a la moda. Les cuesta muchísimo hablar con otros chicos de su edad y acaban por recluirse en sus intereses. La soledad en este momento es muy grande existiendo esta desconexión con sus iguales. Al igual que a las otras adolescentes les llega la pubertad y el deseo de intimar con otra persona, el sexo y el noviazgo. Por desgracia esto rara vez lo consiguen y es además usado por los acosadores para reírse de las chicas TEA. Es en la adolescencia cuando su diferencia con sus compañeros son más evidentes y por tanto su ostracismo social y el acoso aumentan. 
 
En esta etapa es cuando más aparecen las depresiones o la ansiedad. Las chicas autistas ya saben que tienen un problema pero no saben cuál es. Las probablemente frecuentes visitas a psicólogos de estos años no les arroja certidumbre. Las diagnostican con enfermedades y trastornos varios enviándolas a casa medicadas y exhaustas, solo empeorando la situación.
 

La madurez.

 
Aquellas que pueden llegar a la universidad, superando no ya solo los obstáculos económicos sino también las dificultades durante la educación obligatoria que hacen que gran parte de ellas dejen los estudios, encuentran un pequeño paraíso. Si estudian lo que quieren pueden organizarse y llevar una vida tranquila en la que las relaciones sociales no son tan importantes y sí demostrar sus capacidades. 
 
En su vida independiente una mujer TEA tiene que enfrentarse en primer lugar al trabajo. Dejando a un lado las archiconocidas brechas en el salario, la escasa presencia de la mujer en los puestos directivos y el general desprecio a nuestro trabajo frente al del hombre, la mujer TEA o con diversidad en este caso tiene problemas añadidos.
 
Estos problemas se centran en las relaciones sociales. Al no entender las complicadas y jerarquizadas relaciones de una empresa cometen muchos errores al tratar a jefes y compañeros. Son vistas como seres extraños y son habituales víctimas de acoso en el trabajo.
 
En sus relaciones de pareja también sufren problemas. Sus relaciones suelen ser inestables debido a la falta de comprensión entre ambas partes. Son víctimas fáciles por parte de maltratadores debido a su baja autoestima y a su dificultad para ver su situación.
 
Se las ve como mujeres frías y excéntricas y sufren mucho rechazo por parte de la sociedad. Muchas de ellas no han llegado a saber qué les ocurre.
 
En mi opinión la clave de que nuestra vida mejore es que se logre diagnosticar a más mujeres con TEA. Por desgracia eso ocurre hoy con poca frecuencia.
 

El diagnóstico

 
Durante mucho tiempo ha sido raro que se llegase a diagnosticar a una mujer TEA. Se pensaba tradicionalmente que no debía de tener mucha presencia en mujeres. Aunque existen muchas explicaciones para ello, la mas común se basaba en la diferencia entre los cerebros masculinos y femeninos, cuyo último proponente fue Simon Baron-Cohen a principios de este milenio. Bajo esta perspectiva el cerebro de un TEA sería un cerebro hipermasculino dado que estaría dominado por la sistematización y los problemas para entender emociones y la sociedad. Según esta visión el cerebro masculino estaría caracterizado ya de antes por estos puntos, mientras que las mujeres tendrían una fuerte capacidad para la empatía y el habla, siendo la existencia de una mujer con un cerebro masculino algo extremadamente raro.
 
Dejando a un lado la problemática visión, que concluye que los hombres piensan y las mujeres sienten (una desvergonzada propagación de estereotipos como si fuesen ciencia, en mi opinión), tanto si hablamos de mujeres TEA o neurotípicas hoy en día existen muchos estudios que certifican y aseguran que el cerebro masculino y femenino funcionan y tienen las mismas capacidades. Las mujeres y los hombres no “gravitan” hacia unos intereses distintos, es la educación y la sociedad la que nos hace “gravitar” a ellos.
 
Es por ello que he creído importante poner este artículo ya que esta visión ya ha sido señalada como errónea. 
 
Un estudio de 2015 llevado a cabo por la doctora Daphna Joel concluyó que no había diferencias biológicas serias entre los cerebros de ambos sexos. Siendo así, el autismo no debería aparecer con menos frecuencia en las mujeres, al menos no tan poco como algunos estudios sugirieron tiempo atrás. ¿Cuál es el motivo entonces del escaso diagnóstico?
 

La discriminación y los estereotipos.

 
Como bien se explica en este artículo de scientific american y como la experiencia de muchos profesionales puede atestiguar, hay un sesgo masculino a la hora de diagnosticar a un TEA. Se pasan por alto los intereses más retraídos de las mujeres o su “mayor” capacidad social (aprendida y nacida de una necesidad de supervivencia al mundo femenino). A parte existe una clara tendencia a no prestar atención a la salud mental de las mujeres, recurriéndose a una clara sobremedicación como salida fácil (como relatan varias historias en el libro de Simone y de muchas mujeres no autistas).
 
Un ejemplo de esto es que, incluso entre profesionales actuales del mundo del TEA, las ideas siguen imponiéndose. 
 
José Romo, profesional del programa AMITEA tiene un artículo en su blog señalando las diferencias existenciales entre ambos sexos y cómo eso afecta a su psicología.
 
Es necesario que se modifiquen los criterios de diagnóstico para poder encontrar y ayudar a más mujeres como yo.
 
Cristina Paredero es creadora y editora del blog “Realidad TEA y Diversidad
 
Bibliografía:
Baron-Cohen, S. (2002). The extreme male brain theory of autism. Trends in cognitive sciences, 6 (6), 248-254.
Rudy Simone: “El asperger en femenino”
Daphna Joel are brains male or female?
Carmen Molina “mujer y Asperger: doble estigma”
José Romo “diferencias sexuales en el TEA”
Scientific American: “Autism-it`s different in girls”
 
 
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