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CERMI.ES semanal el periódico de la discapacidad.

viernes, 23 de abril de 2021cermi.es semanal Nº 433

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"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"

Opinión

El sorprendente valor social que se oculta en la tecnología

Teresa Palahí, coordinadora del Grupo de Trabajo de Transformación Digital del CERMI Estatal

23/04/2021

Teresa Palahí Juan, coordinadora del Grupo de Trabajo de Transformación Digital del CERMI EstatalEn la actualidad las tecnologías exponenciales, las de gran crecimiento en un corto tiempo, son una característica de los tiempos que nos toca vivir. 
 
Sin lugar a dudas, el impacto de estas tecnologías seguirá cambiando nuestra forma de vivir y es necesario tener un gran conocimiento sobre qué son, y cómo se comportan, para poder ser aplicadas a nuestros contextos particulares, puesto que no es lo mismo que estas tecnologías se apliquen en Singapur o en Madrid.
 
Partiendo de esta premisa, quiero centrarme en las personas más vulnerables, porque es prioritario que estas tecnologías tan disruptivas, puedan ayudar a mejorar su vida, dándoles un papel más activo en la sociedad.
 
En relación con las personas con discapacidad, las mujeres, y personas mayores, y en general las personas con más riesgo de vulnerabilidad, se ha trabajado mucho en el análisis y en los datos. Sin duda, es un gran trabajo de las personas que están al frente de su gestión y que, gracias a esos datos, conocen muy al detalle su propia realidad.
 
Pues bien, hemos escuchado en numerosas ocasiones la importancia del dato y que es clave para esta sociedad llena de tecnología, que a su vez genera más datos cada día por el simple hecho de utilizarla.
 
Tenemos que ser conscientes de que el dato por sí solo no es relevante, debemos transformar esos datos en información y en conocimiento, de lo contrario los colectivos más vulnerables, serán medidos, pero nada cambiará, por no realizar esta transición del dato al conocimiento.
 
Y nos podemos preguntar ¿cómo podemos lograr este nuevo avance social donde la tecnología pueda verdaderamente ser una palanca de cambio?
 
No existe una respuesta única, ni es el momento actual para buscarla. Lo que sí es prioritario, es tener esta pregunta en nuestras mesas de trabajo, y en nuestra cabeza, para poder construir la respuesta, porque el futuro nos debe interesar, porque es donde vamos a estar los próximos años.
 
La Covid-19, nos obliga actualmente a estar todos los días midiendo la actividad, ya sea de contagio o de vacunación. Los fondos que llegarán de Europa nos obligan nuevamente a pensar indicadores y nuevos índices de impacto para construir y reconstruir lo que desafortunadamente hemos perdido en estos tiempos pandémicos.
 
Con este escenario, quiero hacer un llamamiento, lo más claro posible, y sabiendo que esto se debe de producir, en los próximos dos años, o de lo contrario, las personas con mayor vulnerabilidad perderán una gran oportunidad histórica de sumarse a los beneficios que aportan la tecnología actual y sus aplicaciones.
 
En este llamamiento, debemos de priorizar tres claves:
 
  • En primer lugar, revisar nuestras alianzas, entre los colectivos y entre las empresas tecnológicas, sin importar su tamaño, que verdaderamente tienen la capacidad de aportar “valor social” y que sea medible. 
  • En segundo lugar, formar a los equipos directivos y de toma de decisiones, en tecnologías como: Inteligencia Artificial, Ciberseguridad e Internet de las Cosas, y las altas “conexiones entre ellas”, con el objetivo de que estas personas formadas, entiendan qué son estas tecnologías, y tener un diálogo muy ágil con las alianzas para encontrar esos proyectos que pueden y deben generar “valor social” en el menor espacio de tiempo posible.
  • Y en último y tercer lugar, compartir los datos entre las organizaciones que apoyan y trabajan con las personas que presentan mayor vulnerabilidad, entre las que se encuentran las personas con discapacidad, las mujeres y personas mayores, de lo contrario, no tendrán sentido las alianzas que hemos realizado, ni tampoco la tecnología se podrá aplicar porque su materia prima inicial, recordemos que eran los datos. Y cuando hablamos de datos hablamos de: cifras, imágenes, sonidos, videos, y todos aquellos datos que debemos tener para aplicar la tecnología.
 
Todo ello sin olvidar que la accesibilidad tecnológica debe ser de todos y para todos. Debemos lograr que todos los productos, bienes o servicios sean accesibles, con independencia del dispositivo que se utilice, de su cultura, edad, género… o del grado de discapacidad que presenten. En definitiva, se trata de poner absolutamente a todas las personas en el centro, garantizando así que la tecnología sirva como uno de los métodos de inclusión más eficaces con los que contemos como sociedad. Además, cuanto antes la incluyamos en el desarrollo tecnológico, más reduciremos sus costes. Para ello, deben tenerse en cuenta las pautas de accesibilidad WCAG 2.0 o WCAG 2.1., según corresponda que, bajo los principios de crear contenidos perceptibles, para que todos los usuarios/as pueden percibir los contenidos; comprensibles, para que todas las personas puedan interpretarlos adecuadamente; y robustos, es decir, compatibles
con el conjunto de los dispositivos.
 
Me gustaría cerrar esta pequeña aportación, diciendo que estamos a tiempo y que, si no lo hacemos nosotros, muchas personas se van a quedar atrás, y debemos tener presente como si fuera un mantra que “las tecnologías deben estar con las personas”, pero para esto las personas deben conocer que existen y cómo se aplican.
 
Una vez que suceda esto, puede ser sorprendente ver cómo, cuándo a las personas con discapacidad, mujeres, mayores, etc. se les da la oportunidad de aprender, hacen cosas increíbles, y estamos en un momento en que los colectivos de mayor vulnerabilidad deben comprobar que las tecnologías más disruptivas les ayudan en sus vidas y generan el verdadero valor social que necesita nuestra sociedad.
 
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