Conocí el CERMI como portavoz de Política Social en el Congreso de los Diputados, entonces tuve la oportunidad de ir adentrándome en el mundo de la discapacidad, y, a través de la mirada, del conocimiento y de la reivindicación de los representantes del CERMI conocer un mundo, que desde entonces es un sincero compromiso personal.

 

No me cansaré de decir que conoceros es quereros, que hacéis, con vuestra pasión en la reivindicación, vuestra capacidad de convencimiento y vuestra estudiada y sentida insistencia, que el interlocutor de vuestras reivindicaciones se convierta en vuestro cómplice, aliado y socio en la lucha por mejorar la vida de las Personas Con Discapacidad.

 

Fueron años de trabajo intenso, con esa intensidad que sólo vosotros sabéis imprimir a las justas propuestas que nos hacéis a los diferentes grupos parlamentarios, y que, rara es la ocasión, en la que no todos sucumbimos ante las mismas y nos ponemos a vuestro lado, para encabezar la reivindicación y la pancarta si así es necesario.

 

Tras esos años de trabajo parlamentario en común, llegó la etapa de mayor relación personal y profesional con vosotros, desde la Secretaria de Estado de Servicios Sociales e Igualdad. Durante ese tiempo nuestra relación creció, maduró y se consolidó. Pasamos del respeto de siempre al cariño y complicidad para siempre. Fueron muchas horas de trabajo con el presidente de CERMI, mi querido Luis Cayo, pero también con otros muchos y muchas responsables de CERMI Estatal, de CERMI de las distintas comunidades autónomas y de muchas otras organizaciones del movimiento social de la discapacidad.

 

Años de intensa actividad, de largas reuniones en la Mesa de Diálogo con el Tercer Sector, actos, visitas, encuentros, que dieron frutos y avances importantes para la familia de la discapacidad.

 

Juntos aprobamos la ley del Tercer Sector y la del Voluntariado; juntos conseguimos reivindicaciones históricas como el Real Decreto de tarjetas de aparcamiento, la inembargabilidad de las ayudas o las cuentas durmientes; juntos trabajamos día y noche para encontrar soluciones a las subvenciones del 0,7% del IRPF y otras muchas medidas que siempre salieron de las propuestas constructivas realizadas desde vuestra independencia y nuestro respeto al CERMI y a todas las entidades de la discapacidad .

 

Si echo la vista atrás los recuerdos se suceden sin descanso, momentos de complicidad, de arrimar el hombro en la misma dirección, de gran responsabilidad compartida, de la necesidad de avanzar en un camino imparable hacia la inclusión de las personas con discapacidad.

 

También me vienen a la mente los momentos duros, los debates, la discrepancia, la frustración de no llegar tan lejos ni tan rápido como a todos nos gustaría, vuestra naturaleza de permanente reivindicación chocando con la cruda realidad de una administración que como elefante camina más despacio y con mucha más dificultad de lo que a todos nos gustaría.

 

Nos tocó compartir años de mucha dificultad económica, pero de mucha voluntad política y personal de un equipo que nos volcamos por llegar tan lejos como pudimos, que logramos alcanzar metas, en algún momento impensables y que siempre parecían inalcanzables.

   

Recuerdo de aquella etapa también, con especial cariño, la creación de la Fundación CERMI Mujeres, con las que he podido trabajar tanto en aquellos años como en la última etapa desde mi responsabilidad actual de presidenta de la Comisión de Igualdad del Senado. Tanto Ana Peláez, como Pilar Villarino y todas las compañeras han hecho un trabajo encomiable. Un trabajo que deseo tenga la recompensa merecida y podamos celebrar la incorporación de Ana como miembro del Comité de la CEDAW muy pronto.

 

Y además, la Fundación CERMI mujeres ha sido imprescindible en la redacción final del Informe aprobado en el Senado para el Pacto de Estado contra la Violencia de Género. Recibimos en la ponencia a Ana Peláez y a Concha Díaz, Presidenta de la CNSE, y ambas nos conquistaron, nos convencieron de que sus propuestas, reivindicaciones y peticiones debían formar parte de este importante acuerdo. Así, todas ellas, sin amputaciones, retoques o ajustes, aparecen como compromisos del Senado y por tanto forman parte de este Pacto que supo unirnos a todos, sociedad civil, expertos, instituciones y grupos parlamentarios para poner fin a la peor lacra social que tenemos en nuestro país.

 

Queda mucho trabajo por hacer hasta conseguir la sociedad inclusiva e igualitaria que queremos, un trabajo para el que seguiremos contando, desde el compromiso, el cariño y el respeto de siempre, con el CERMI como articulador y vertebrador del movimiento social de la discapacidad y como referente imprescindible.

 

Muchas Felicidades por este número 300 y espero que sean muchos más y que los sigamos celebrando trabajando de la mano por la discapacidad.