"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"
Premios cermi.es
Pilar Ramiro, Premio cermi.es en la categoría de Activista-Trayectoria Asociativa
La constancia en el compromiso
26/10/2018
B. Abella
La categoría de activista es algo que le gusta a esta mujer, porque cree que su trayectoria vital es la de una persona constante en su compromiso, algo que considera necesario en la vida, no vale solo con asumir un trabajo o una responsabilidad, hay que ser activos. En sus inicios luchó por la mujer en las filas del feminismo, pero pronto vio la necesidad de impulsar la batalla de los derechos de las personas con discapacidad. Pasados los años, también entendió que era importante dar voz y fuerza al movimiento de las mujeres con discapacidad, olvidadas por todos. Por ellas, incluso jubilada, sigue trabajando actualmente. Siempre activa.
Pero en los años 76-77, cuando todos los movimientos sociales llegaron a su apogeo tras la muerte de Franco, “no había nadie que defendiera la discapacidad, estaba en manos de asociaciones que no se sumaban a los movimientos callejeros”. Fue entonces cuando decidió dejar la lucha del feminismo a un lado, ya que había ya muchas mujeres en ese bando, y defender la causa de las personas con discapacidad. “Decidí crear una asociación, la primera legalizada en Madrid, y a partir de ahí me quedé en el movimiento asociativo de personas con discapacidad”.
Reparto de pasquines por la mujer con discapacidad
Sin embargo, la vida le llevaría de nuevo por un camino que ella también asume como propio y recorre con naturalidad y con paso firme: “En el año 2000, Rafael de Lorenzo me planteó que había que ir a la ONU en representación de las mujeres europeas con discapacidad ya que ninguna de las activistas europeas, de asociaciones más fuertes, iba a ir porque no consideraban que la mujer con discapacidad tuviera que estar en el movimiento feminista, cosa que ha costado mucho cambiar”.
Cuando le propusieron esa representación, Pilar tan solo alegó que no sabía idiomas, pero eso tampoco fue un obstáculo: “Me dijo Rafael que no me preocupase, que me daba pasquines en italiano, francés, español e inglés y allí fui a repartir octavillas (risas)”. Y asegura que fue entonces cuando tomó conciencia: “Si antes llevaba unos años, en este caso 20, defendiendo los derechos de las personas con discapacidad, las desigualdades de la mujer con discapacidad eran mucho más acuciantes que las de la discapacidad en general así que a partir de 2000 es cuando me dedico exclusivamente, o con más intensidad, a la mujer”. Y a la vuelta de esa reunión crearon la Comisión de la Mujer del CERMI, “que ha sido el germen del movimiento de la mujer con discapacidad en España”, afirma.
Ahora, cuando la mujer con discapacidad ya está cogiendo fuerza, valora especialmente la decisión de la Comisión de la Mujer del CERMI, a través de la Fundación CERMI Mujeres, de dar mayor protagonismo a las niñas con discapacidad, “que son las jóvenes del futuro; eso es importantísimo, es empezar a escucharlas a ellas pero a la vez darles el apoyo y la experiencia que no tienen. Ahí es donde personas como yo tenemos mucho que aprender de ellas, conocerlas y acompañarlas”.
Jubilación a medias
Siempre que puede participa además en todas las propuestas que recibe en temas de mujer, ya sea en la universidad, como docente, ya que los profesores que llevan temas de violencia la invitan a participar, o en foros, máster y demás escenarios. Y tras años de experiencia, asegura que “las mujeres al final han encontrado la forma de coordinarse, que es lo que siempre hemos echado de menos las asociaciones de mujeres con discapacidad; antes solo querían asociaciones de mujer, no mixtas, algo que nos ha separado durante mucho tiempo y ahora han encontrado un camino en el que hay tantas cosas por las que trabajar que eso les ha hecho triunfar en este mes de marzo, en esa manifestación tan secundada”.
Sin embargo, hay algo que esta comprometida mujer echa todavía en falta: “Se siguen olvidando de las partes sectoriales, porque las feministas no entienden demasiado las facetas de la discapacidad, las del envejecimiento ni otras cuestiones que son temas de desigualdad transversales y para mí es porque todavía están inmaduras, a pesar de que digan que nosotras somos más nuevas, que efectivamente lo somos, sin embargo vamos más seguras y tenemos la filosofía de la igualdad más interiorizada, por aquello de que defendemos la filosofía de la diversidad desde el nacimiento”.
No solo mujer
Y aunque su empeño sigue siendo la defensa de la mujer con discapacidad no deja de trabajar por cuestiones tan fundamentales como el derecho al voto y señala así el pasado 18 de octubre como “uno de los hitos más maravillosos que hemos vivido, la reforma de la Loreg me parece importantísima pero esas cosas se las cuentas a otros colectivos, en este caso el feminismo, y les parece una tontería que estés luchando por que 100.000 españoles tengan derecho a voto, ¡un derecho que te da ciudadanía! Para mí es básico”.
En su camino, queda pendiente ahora “otra de nuestras luchas mejor encauzadas, que es la erradicación de la esterilización forzada”, sin olvidar algo fundamental, como es también en el caso de la mujer con discapacidad, la defensa de los derechos reproductivos y sexuales. “El derecho a decidir, ya sea el voto, o la maternidad, nos está negado. Nos queda mucho trabajo por delante. Toda mi vida luchando por la autonomía, pues eso es… “.
El aprendizaje no termina nunca y las sociedades cambian según cambian las personas, según explica Pilar Ramiro, que entiende que todavía queda un trabajo importante en su vida de intercambio entre jóvenes y mayores: “Porque los jóvenes con discapacidad y las jóvenes con discapacidad, igual que la sociedad, creen que todo está hecho, que los derechos ya están, porque han nacido ya con unos avances que quizás no entienden y tienen otra visión de las cosas, aunque a su vez tienen más iniciativa, más alcance, más fuerza, por su juventud”.
