"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"
Activistas
Ramón Hernández, colaborador del CEAPAT
Vivir la vida y seguir adelante
28/03/2012
Blanca Abella
Ramón saluda a todo el mundo con confianza, le conozcas o no, y comienza a hablar con pasión sobre su vida, pero básicamente sobre su lucha diaria. Salta de un tema a otro casi con impaciencia, queriendo abarcar todo ese mundo que parece del revés. Y es que él quiere ponerlo del derecho, por una simple razón, por el derecho de todas las personas con discapacidad. Así, tan pronto habla del eurotaxi casi con pena, o con horror, pues lo califica como una “historia para no dormir”, como de las plazas de aparcamiento que no se respetan. Y enseguida cambia de tema y comenta que lo peor son las barreras mentales. "La peor barrera, la mental", si te enfrentas a ellas puedes perder la partida, “son las más difíciles de derribar”, asegura Ramón.
A los 11 años tiene polio. Al poco tiempo le echan del colegio, “no era estético tener un niño con silla de ruedas”, cuenta el propio Ramón. Y cuando la vida te frena así, tan pronto, con 11 años, “te da más fuerzas y más ganas de luchar”, asegura.
Vivía en un tercer piso sin ascensor, tuvo que continuar los estudios en su casa, y su primera silla de ruedas era un carrito de bebé, porque entonces no existían las sillas de ruedas como las que hay ahora. Pero no se detuvo ante nada, de hecho quiso trabajar muy pronto y consiguió su primer empleo como los demás, “hice mi examen como toda persona, sin ningún tipo de deferencia ni trato especial por mi discapacidad”, lo aprobó y entró a trabajar en el año 70, con una pierna escayolada, pues le acababan de operar.
Siendo joven tuvo un accidente y acabó definitivamente en una silla de ruedas. Al poco tiempo le dieron la "invalidez" total, pero no ha dejado de trabajar ni un solo día a lo largo de toda su vida.
Sus inquietudes no sólo se dirigían al mundo laboral, ya con 14 años, antes de trabajar, entró en contacto con “La Frater”, así llama él a la Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad. Entonces supuso todo un descubrimiento, lo recuerda con cariño: “iban a casa a buscarme y un domingo al mes salíamos con ellos, era genial pues te podías mover”.
Y a partir de entonces nunca ha dejado de luchar por las personas como él, desde la Fraternidad, desde Cemfe, desde la Coordinadora de "Minusválidos" Físicos de Madrid… más de 30 años vinculado al mundo asociativo, trabajando con ellos, por ellos y por un mundo normal, asegura, “nosotros somos normales, soy una persona normal y corriente, siempre funcionando. Con una mujer, dos hijos, dos nietos preciosos… “
A otros les toca la lotería
“No puedes echar la culpa a nadie de lo que te pasa, te ha tocado y está ahí, no puedes hacer nada contra ella, hay que saber cómo vivir lo mejor que puedas con esa discapacidad y ser lo más feliz que puedas, vivir la vida y seguir adelante”. A otros les toca la lotería, añade con tranquilidad, sin resquemor. “Estoy muy contento con mi vida, no tengo envidia de nada ni de nadie e intento ayudar a todas las personas que creo que lo necesitan, de hecho mi casa a menudo parece una gestoría porque me llama mucha gente para consultarme dudas sobre papeles, información… incluso si tengo que acompañarles a algún sitio, no me importa”.
Ramón repite continuamente que es feliz, normal, que lucha por la vida y que ha tenido suerte, ¿se puede pedir más? Él lo hace, pero por los demás. Cuando pasa por su lado un vecino con muletas nos cuenta su historia, sus problemas, y lo que Ramón intenta hacer por él. Otra vecina que le saluda lleva tres meses sin cobrar su sueldo, tiene discapacidad auditiva, se ha convertido en el centro de atención de la conversación, y casi de su vida. Ramón quiere solucionar ya su problema.
De hecho, Ramón Hernández ha solicitado una entrevista con Lourdes Méndez, presidenta de la Comisión de Discapacidad del Congreso. Quiere hablar con ella para tratar esos problemas que van creciendo con la crisis, la falta de pago y algunas otras cuestiones.
Mientras, sigue colaborando con el CERMI, pero sobre todo con el CEAPAT. “Cojo mi cinta métrica y mi cámara de fotos y voy donde haga falta”, explica. Ahora tiene entre manos el estudio del Hospital Infanta Leonor, donde está analizando algunas cuestiones de accesibilidad o de problemas de seguridad, carencias de distinto tipo que puedan perjudicar a las personas con discapacidad.
Ya no pertenece a ninguna entidad y no le gusta ostentar cargos, “creo que funciono mejor siendo libre, yo voy y me presento donde haga falta, me gusta el trabajo a pie de calle”.
Nunca dejará de trabajar, “mi misión es seguir en la lucha, hay muchas cosas que hacer y me encuentro muy capacitado”, pero tampoco dejará de probar la vida, de disfrutarla, como ha hecho durante muchos años: “he sido corredor de coches, he montado a caballo, he pilotado una avioneta, con motor y sin motor, me he tirado haciendo rapel de 60 metros de altura, he aprendido a nadar y bucear con discapacidad, no soy menos por tener una discapacidad”.
Ramón Hernández ya protagonizó unas páginas del periódico cermi.es, en las elecciones autonómicas y municipales del año 2003. Entonces quería denunciar la falta de accesibilidad al voto en los colegios electorales, y así lo hizo en el periódico cermi.es. Tras esa denuncia, nos cuenta que los colegios electorales de su zona ya son accesibles.
Son sus pequeñas luchas, en realidad enormes, y sus grandes conquistas. Es ese mundo que sigue algo del revés y debe enderezarse. Lo mismo ha ocurrido recientemente con el cierre del acceso al Parque del Retiro de Madrid. Hasta hace poco, las personas con discapacidad física podían hacer uso de su vehículo para acceder al mismo. Cuando se decidió cerrar dicho acceso, Ramón denunció los hechos a través del periódico ’20 minutos’. Ha conseguido llamar la atención, una vez más, y después de hablar con el concejal han acordado volver a abrir el acceso.
Las luchas son interminables para Ramón, pero como él asegura, tiene capacidad para trabajar y lo seguirá haciendo: “intentas ser el mejor en lo tuyo y no ser una carga nunca”.
