Síguenos en

  • Ir a Cermi en facebook.
  • Ir a Cermi en twitter.
  • Ir a Cermi en Linked in.
  • Ir a Cermi en Instagram.
  • Ir a Cermi en Youtube.

CERMI.ES semanal el periódico de la discapacidad.

viernes, 08 de mayo de 2020cermi.es semanal Nº 390

Ir a Cermi en Instagram.

"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"

Los raros

Gregor Ambrosius Gog, Rey de los Vagabundos

Por Esther Peñas

08/05/2020

Vagabundeo como estado del alma. Nomadismo como disposición genética al desapego. Mendicidad como prorrateo de dones y de afectos. Pobreza por libérrima condición del alma. Con estas reivindicaciones –más o menos- se constituyó la Hermandad de los vagabundos, en 1927, el mismo año que debuta Concha Piquer, que la BBC realiza su primera retransmisión y que Trotsky es expulsado del Partido Comunista de la Unión Soviética. Desarrapados del mundo, uníos.
 
Mendigo, de Diane ArbusCon el propósito de construir una red internacional de apoyo mutuo, de solidaridad fraterna, para agitar la conciencia de la sociedad, esa misma sociedad burguesa de la que habían recibido por defecto un trato condescendiente, y con el rechazo absoluto a ser tutelados por las distintas instituciones dedicadas a la beneficencia, Gregor Ambrosius Gog (1851-1945), marinero, cráneo privilegiado, poeta por otros medios, funda la Hermandad de los vagabundos como quien escribe un manual canónico de desacato.
 
“Nos reunimos en el refugio para personas sin hogar, humillados, marginados, privados de toda dignidad humana; llegamos a las oficinas de asistencia social, rogando y ahuyentando a los responsables de estas instituciones contaminadas burocráticamente; peor que los perros llorones que yacen bajo os arcos de los puentes, en las zanjas de las calles, llenos de piojos”. De este trato huían. Querían ser mirados como personas, no como intentos fallidos de.
 
La Hermandad tuvo seis años de vida, durante los cuales se convirtió en algo muy serio. Tenía su propio órgano de expresión, una revista con cuatro números anuales que llegó a conseguir una tirada de mil ejemplares (hablamos, recuerden, de los años veinte). Sus páginas estaban pobladas de poemas, reflexiones intempestivas –pero pertinentes-, dibujos, crónicas de una vida en la calle, crítica política e incluso pequeños tratados ensayísticos de corte social y anarquista.
 
Dada la acogida y el fervor de sus feligreses, Ambrosius asumió el reto de convocar el primer Congreso Internacional de Vagabundos. Se celebraría en mayo de 1929, en Stuttgart, en la zona suroeste de Alemania, tierra natal de Gog. Se imprimieron octavillas que se fueron repartiendo en tabernas, lazaretos, hospicios, lenocinios, centros de beneficencia, prisiones… instando a todos aquellos “hombres de condición inquieta y despegada” a acudir. 
 
Vive Dios que acudieron. Ante la negativa de las autoridades para cederles un local a semejantes agitadores, el congreso se celebró en medio de un bosque. Seiscientos vagabundos se dieron cita para debatir sobre la aportación del nomadismo a la sociedad, el derecho a la molicie, los conflictos legales derivados de su condición, los prejuicios intelectuales de la gente de bien o los problemas para acceder a una vivienda, entre otros asuntos. Alrededor de quinientos periódicos enviaron a sus corresponsales para dar cuenta del evento.
 
Lisette Model: ‘Lower East Side, Nueva York (Depresión)’ c.1950, y, a la derecha, Brassaï: ‘Vagabunda, muelle de las Tullerías’ c.1930–1932Gregor Ambrosius Gog, en una alocución que arrebató a convencidos y entusiastas, pero también a aquellos indecisos y críticos, reivindicó la pereza no solo como cualidad moral sino como condición indispensable, junto a la negación individual, para colapsar el sistema capitalista, el enemigo fatal de todo hombre.
 
“La sociedad, representada por su autoridades, habla de la ley de los ricos que cuida de mí, aunque las víctimas de su tiranía no le importen a nadie (…) Los virtuosos filibusteros hablan de los vagabundos como de esa chusma que no trabaja. ¿Qué sabe la sociedad acerca del camino y el destino de la carretera? (…) ¡El trabajo solo conduce a una mayor esclavitud, al infierno burgués!”
 
Después de su discurso, Gog fue declarado de manera unánime Rey de los vagabundos. Su primera medida resultó tan contundente como el título recibido: huelga general de por vida.
 
El evento, recogido por las más insignes y modestas cabeceras de distintos nacionalidades, daba buena cuenta de lo organizados que podían ser aquellos a los que se les presuponía un caos congénito. La revista española El Mirador lo contaba así: “…hubo oradores muy buenos. Se oyeron frases dignas de pasar a la posteridad. Un hombre con una gran barba, con un par de latas colgadas a la espalda con un cordel, dijo: “La carretera es la universidad de la revolución”. Y después reclamó justicia”.
 
Gog se fue convirtiendo en una celebridad. Tanto que en 1930 participó en la película Der Vagabund, de Fritz Weiss –que acabaría muerto a manos de los nazis-. Esta participación causó ciertos recelos y desavenencias en la Hermandad, que hasta entonces, pese a aglutinar las discrepancias propias de mentes distintas, se mantenía en unos principios acatados por todos sus miembros. La cosa comenzó a resquebrajarse cuando Gog empieza a simpatizar con los comunistas, algo que sus compañeros de mendicidad no entienden, ya que los comunistas no dejaban de ser pequeños burgueses, tal y como habían debatido una y otra vez los mendigos a pie de acera.
 
En el entretanto, los nazis, sus cuchillos, sus cristales, sus botas y su lustre. En el entretanto, los crematorios y los campos de trabajo. En el entretanto, la redada de mendigos de septiembre de 1933 detiene a Gog y su esposa, deportándolos a diferentes campos de concentración. La “población errática” –homosexuales, tarados, mendigos- era significada con un triángulo negro, como presagio de su oscuro destino. 
 
Gog consigue escapar a Moscú, donde colabora para la radio. Cuando los nazis atacaron la Unión Soviética, sufrió un brote psicótico. Tras un intento de suicidio, en 1944, el Rey de los vagabundos murió en un sanatorio mental en Tasmania.
 
De Gregor resta decir que es un personaje raro. Raro a la manera que explicó Rubén Darío: “El común de los lectores acostumbrados a los azucarados jarabes de los poetitas sentimentales o solamente de gusto austero y que no aprecian sino la leche y el vino vigoroso de los autores clásicos vale más que no acerquen los labios a las ánforas curiosamente arabescas y pomposamente gemadas de los cantos ya amorosos, ya místicos, ya desesperados de este poeta, ya que en ellos está contenido un violento licor que quema y disgusta a quien no está hecho a las fuertes drogas de cierta refinada y excepcional literatura modernísima. Se trata, pues, de un raro”.
  • facebook
  • twitter
  • linked in
  • enviar a un amigo
  • imprimir noticia

Con el apoyo de:

  • Logotipo de El Goberno de España - Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, Secretaría de estado de servicios sociales. Abre una ventana nueva.
  • Logotipo de la Fundación ONCE. Abre una ventana nueva.
  • CERMI. Innovación social en discapacidad. Abre una ventana nueva.
  • Logotipo de El Goberno de España - Ministerio de Asuntos sociales, unión europea y cooperación. Abre una ventana nueva.
  • Logotipo de la Hablamos de Europa Abre una ventana nueva.

    ¿Dónde estamos?

    Calle Recoletos, 1 Bajo, 28001 Madrid - España