"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"
Reportaje
Jornadas sobre Colaboración Inter-Asociativa del CERMI - Colaboración para cambiar, cambio para colaborar. ¿Hay futuro sin colaboración?
Generosidad y colaboración al servicio de las personas
10/06/2016
Blanca Abella
“La colaboración, incluso la cooperación altruista, es una de las esencias congénitas del sector asociativo de la discapacidad. Sin un espíritu colaborativo al servicio de las personas no existiría ninguna de nuestras organizaciones”. Así se presenta el documento de conclusiones de unas jornadas organizadas por el CERMI con el fin de “aprender desde la experiencia, en un marco de confianza y complicidad”, tal y como afirma Víctor Bayarri, miembro de la Comisión de Colaboración Asociativa del CERMI.
Las Jornadas sobre Colaboración Inter-Asociativa del CERMI llevaban por subtítulo el siguiente planteamiento: “Colaboración para cambiar, cambio para colaborar. ¿Hay futuro sin colaboración?”. Durante dos días, representantes del CERMI y de algunas de las asociaciones que pertenecen a la entidad, aproximaron sus posturas, las explicaron, relataron sus experiencias y aprendieron unos de otros.
Hay respuesta a esa pregunta planteada sobre la colaboración y su papel decisivo en el futuro de las entidades del Tercer Sector, hay una afirmación tajante al menos de algunos de los expertos en el tema, como son Paulino Azúa, Coordinador de la Comisión de Colaboración Asociativa del CERMI y Víctor Bayarri, miembro de la misma. Ambos creen en la necesidad de esta colaboración, en la importancia de la misma, como así lo explica Víctor Bayarri: “el Tercer Sector ha de mejorar su nivel de coordinación y cooperación no sólo para conseguir su sostenibilidad futura, sino que también, y sobre todo, porque esa cooperación es parte de su esencia; algo que la sociedad espera y, en cierta manera, exige de él. La cooperación inter-asociativa es imprescindible para avanzar en la transformación social en la que estamos comprometidos”.
La sociedad lo demanda, reclama un trabajo serio, eso es cierto también para ambos expertos, en general para este sector cada vez más profesional y más conectado con ese público para y por el que trabaja. Según Paulino Azúa, “la sociedad está demandando, cada vez más, mayor eficiencia de las organizaciones y, por otra parte, están surgiendo realidades nuevas a las que hay que dar respuesta, teniendo en cuenta que cada vez se pone más el foco en la persona, como debe ser. No hay ninguna organización que sea capaz, por sí sola, de dar respuesta global a las necesidades de una persona, de ahí que la acción coordinada, además de un presupuesto de sostenibilidad, se convierta en una opción ética”.
Según el documento de conclusiones ya publicado por el CERMI, “el potencial de progreso es muy relevante, tanto en la práctica de la colaboración inter-asociativa, como en otros procesos de cooperación con todos aquellos actores coincidentes con nuestros valores y proyectos de futuro”.
Y según Víctor Bayarri, “las organizaciones sociales compartimos una misma razón de ser: progresar hacia una sociedad inclusiva en la que toda persona, todo ser humano, pueda vivir una vida plena y libre. Y para conseguirlo hemos de practicar y liderar una cultura de la colaboración y la cooperación al servicio del bien común”.
Generosidad y estrategia
Una generosidad que se hecho hueco en estas jornadas, entre las proyecciones y ponencias de los diferentes participantes de la misma y en el espíritu de los expertos en el tema, como demuestra Víctor Bayarri: “ese trabajo coordinado, esa cooperación entre entidades, se favorece compartiendo iniciativas y proyectos que necesitan de la misma para alcanzar sus objetivos. También creo que se requiere generosidad, confianza y una continua evaluación de nuestra actividad común”.
Pero las ideas claves que han surgido en la jornada quedan expuestas de manera clara en el documento de conclusiones, donde se detallan las principales cuestiones a abordar para avanzar en la colaboración inter-asociativa: la visión, los valores, las estrategias y el método necesario.
La visión es aquello que se quiere alcanzar, que no es otra cosa que el progreso de la persona, que sean ciudadanas de pleno derecho, el centro y el motor de todo cambio, sin barreras, discriminaciones y exclusiones de ningún tipo. Para ello, debe acogerles también una sociedad más inclusiva y accesible y es necesario un efectivo cumplimiento de los derechos universales a partir de un renovado contrato social que ponga al alcance de toda persona los entornos, las prestaciones, los servicios, los apoyos y la tecnología necesarios para su pleno desarrollo.
Los valores esenciales para colaborar y cooperar son los mismos que el CERMI publicó en un documento referencial de 2014. Aun así destacan algunas de las palabras que surgieron durante las jornadas, como son la generosidad, el altruismo, la confianza, la complicidad, el conocimiento y apoyo mutuo, la transparencia, el reconocimiento, el aprendizaje y la innovación.
Y las estrategias pasan por intensificar y mejorar la colaboración inter-asociativa en la acción política, en la calidad de los servicios, en los programas y recursos y la innovación social; abrir la colaboración a otros sectores; aprender desde la práctica compartida y promover y reconocer las experiencias colaborativas con mayor intensidad de retorno.
El cómo, el método, quizás sea la clave del éxito, el punto al que se quiere llegar una vez que se tienen claros los primeros pasos, esa visión, esos valores y la estrategia. De ahí la importancia de identificar las necesidades y proyectos, la necesidad de exponer los valores que van a permitir esa colaboración y la de detectar los mejores activos que surgen de ese marco colaborativo, promover un liderazgo solvente y realizar una continua evaluación y transferencia de la experiencia colaborativa.
Experiencias compartidas
Jornadas como la del CERMI, donde se comparten experiencias de todo tipo, siempre sirven, aunque aparentemente no haya conexión, tal y como explica Paulino Azúa: “Sirven, sobre todo, para el aprendizaje recíproco, en ellas se puede constatar cómo algunas iniciativas a las que la propia organización que las realiza no les da mucha importancia, pueden tener gran interés para otras que están en otro nivel de desarrollo, además, ponen de manifiesto que un sector que, a veces, es visto como encerrado en sí mismo, es capaz de aunar esfuerzos para llevar a cabo iniciativas conjuntas, para cambiar y para mejorar”.
Cualquier aprendizaje suma, cualquier vivencia compartida es una experiencia única, de ahí que la colaboración y los buenos ejemplos, las buenas prácticas, sean un añadido de valor para cualquier entidad. Así lo expresa Bayarri: “Cualquier aprendizaje se sustenta en una experiencia vivida y compartida, una experiencia práctica donde las ideas, la creatividad y la innovación nos ayudan a abrir nuevas perspectivas, nuevos horizontes en el largo camino que aún tenemos que recorrer; aprender desde la experiencia, en un marco de confianza y complicidad, es lo que nos permite avanzar con paso seguro en la realización de unos proyectos que destacan por su altura de miras”.
Por todo ello, hace ya un par de años, el CERMI creó la Comisión de Colaboración Asociativa, que ya ha elaborado algunos documentos sobre colaboración entre asociaciones y ha dedicado buena parte de su tiempo a recoger iniciativas de buenas prácticas que se han presentado en esta jornada.
